Cacagénesis:


William Saroyan:
"Es sencillamente imposible insultar al género humano sin sonreír al mismo tiempo".







lunes, 9 de mayo de 2011

NBAcacal: Un viernes noche



-Tejada F.-

Willis Reed era una estrella esforzada. Un pívot de esos que convierte su cuerpo en una máquina perfecta, un portento musculoso y estoico. Se pegaba en busca del rebote con todas sus ganas, puro corazón. Ese tipo de guerrero es el favorito para el aficionado de Nueva York. Sin esfuerzo no hay aplauso en el Madison.

Reed era el único capaz de parar a la estrella absoluta de la época, Chamberlain, otro pívot excelso, quizá el mejor interior de la historia.

Corría el año 70 y las finales enfrentaban a los Lakers de Chamberlain frente a los Knicks. Reed estaba físicamente hecho trizas, pero él permanecía impasible. Nunca le molestaba nada, nunca reconoció el dolor. La espalda era todo un martirio y las rodillas por llamarlas de alguna manera simplemente no le funcionaban. Se rompió definitivamente en el partido en casa, antes de que la expedición de la gran manzana volara hasta California. Perdieron el partido, Reed no pudo jugar, la angustia se instaló en NY.

Quedaba solo un partido, el definitivo, la última batalla, viernes noche, y la ciudad del baloncesto contenía la respiración pensando que el día más importante de sus vidas dependía de la espalda de un fortachón de Louisiana, y de la camilla de un médico. Ese médico no pensaba en que pudiera jugar, sino en que no quedara postrado en una silla de ruedas de por vida. Reed sin poder casi ni andar repetía una y otra vez a voces que estaba perfecto, ¡no me pasa nada, joder! Bramaba el tremendo Willis. Cuentan los que estuvieron esa tarde en las entrañas del templo de la Calle 33 con la Séptima que era esperpéntico ver a ese tipo grande casi sin poder moverse. Pero era el capitán y referente de sus compañeros que lo idolatraban y respetaban hasta puntos enfermizos. No tenía la más mínima intención de dejarlos en la estacada, si algo le tenía que pasar, sería en la pista.

Lo que ocurrió en las siguientes horas está en los libros de leyenda del deporte. El entrenador de los Knicks dio la charla y anunció que Reed no podía jugar, las cabezas se agacharon y el vestuario local parecía un funeral, Willis en la habitación de al lado permanecía desnudo y abatido. Los compañeros pasaron a despedirse de él, lo tocaban a modo de amuleto mientras enfrentaban la batalla de sus vidas sin el líder.

El fortachón quedó a solas con el médico pero todavía no había terminado todo. El matasanos abrió un maletín alargado y sacó una jeringuilla tremenda. Willis la miró y le dijo adelante. Era un cóctel de corticosteroides, dosis de caballo. El médico lo miró como pidiendo una última confirmación, era demasiado para una persona ese leñazo, pero Willis lo volvió a mirar y espetó: ¡no hay mañana, pínchame ya!

Cuando el partido estaba a punto de comenzar, de repente la cámara que retransmitía la gran final se giró a la boca del vestuario y el Madison rugió como nunca antes y nunca después lo haría. Reed cojeaba pero salía con el chándal puesto, ni sus compañeros sabían lo que ocurría, pero el ambiente se encendió, los Lakers estaban en una encerrona y era viernes noche en Manhattan.

Reed salió de titular casi sin poder andar, drogado hasta las cejas para evitar el insoportable dolor, arrastraba la pierna pero en el primer ataque le pasaron la bola, se clavó a 5 metros y lanzó a canasta, entró limpia, el Garden se venía abajo y sus compañeros con los ojos inyectados en sangre llevaron en brazos a los Knicks a su primer anillo. Reed se sentó en el banquillo (al que llegó auxiliado por sus compañeros) y solo apareció unos minutos en la segunda parte, ya daba igual. Hoy todavía los seguidores miran orgullosos al techo del pabellón observando el número 19, la camiseta de un héroe, fue un viernes noche.

3 comentarios:

  1. En mayo los campos se cubren de hermosas flores y el caca se viste de colores.

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  2. Buena entrega, siempre cargada de emotividad y de grandes hombres que lo dan todo hasta el último momento como si no hubiese tomorrow...

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  3. Hoy hace 30 años que murio el Rey.
    Progongo que cada uno de vosotros, donde coño quiera que esteis rindais culto a este negro.

    Hacedlo como yo lo haría. Que suene, que rule!!!

    TE QUIERO BOB.
    -Iron Lion Zion-

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