Cacagénesis:


William Saroyan:
"Es sencillamente imposible insultar al género humano sin sonreír al mismo tiempo".







miércoles, 29 de septiembre de 2010

La elegancia de Huevón



-Tejada F.-

Joaquín Petit “Huevón” regalaba una pequeña perrita a una conocida cantante. Es sábado noche. Me preguntaba si el tipo con más temple de la televisión iba a entrar en profundidades, en terrenos movedizos: “Mónica tienes la oportunidad de desmentir ante los 5 telespectadores que quedan y que han aguantado mientras enseñaba la foto de todos tus perros… ¿eres, has sido o serás un hombre? Es decir ¿tienes, has tenido o incluso tendrás un rabo como la manga de una pelliza?

Joaquín no hizo esa pregunta, tiene estilo y no entra en minucias. El tipo más calmado del panorama mediático ha creado un espacio a su imagen y semejanza. Un pedazo de televisión en el que el entrevistado de turno no puede poner el piloto automático, quizá todos lo intentan al principio, pero al cabo de un rato se desmoronan y cuentan sin tapujos su infancia, sus primeras travesuras o las lentejas con chorizo que les preparaba su abuela en el pueblo. No están acostumbrados a un periodista que los trata con respeto, que no busca el chiste a cada instante, que deja que se explayen sin problemas. Las prisas no existen en su universo. No los avasalla a base de colaboradores graciosotes, que en un par de minutos intentan lograr llamar la atención y encontrar un programa propio.

Aquí no, no tendrán que hacer historias raras, ni experimentos ridículos, es más, si disfrutan con la calidad, lo probable es que le regale una buena botella del mejor whisky. En los tiempos en los que los programas buscan el ritmo desmedido (aún rompiendo buenos momentos) que se busca el show para rebotar en programas de otras cadenas, en los que el invitado solo es importante por Estar, en el programa de Petit, los entrevistados son cruciales por Ser.

Realmente es un espacio único, algún rápido lector de esta felación sincera y constante, podría pensar que el ínclito Jesús Quintero tiene un espacio parecido. En mi opinión no lo tiene. El Perro Verde cae a menudo en el morbo y en las preguntas intencionadamente ambiguas, interesado en lo que cualquier programa del corazón propone. Es un cronista del corazón en cubierto, un farsante, un cotilla con pañuelo caro, un encantador de serpientes falso y traidor, impostor con buena luz y música en directo. De cualquier forma no es poco.

Pero “Huevón” es otra cosa, hace una pregunta y clava su bonachona mirada en los ojos del interlocutor, apoyando su “carotón” en la palma de la mano y abalanzándose hacia delante. Enfundado en un elegante traje –siempre sobrio y correcto- convierte esa mesa en una consulta psicológica, una terapia, en la que el escritor de turno debe despojarse de las respuestas tópicas y adentrarse en un camino de sinceridad escalofriante. Los invitados a veces no tienen complejidad suficiente para crear un discurso diferencial –punto fuerte de Quintero- pero eso no importa. Joaquín lleva la entrevista al terreno de lo emocional y consigue con maestría enternecer al más duro.

Cuando todo acaba baja la luz y se pone el sombrero, su banda con él al frente tocan algo estiloso, es el momento de poner la guinda a un pastel suave y delicioso, un cuento blanco, a veces demasiado blanco, pero un reducto de buen gusto en un vertedero de rapidez y efímeras situaciones televisivas de usar y tirar, casi siempre olvidables.

EL LIBRO NEGRO de Papini



-Rubén C.M-

Cuando uno menos se lo espera, es posible el milagro. De forma casual, a lo tonto, escuché título y autor de boca de un escritor al que leo habitualmente. El Libro Negro de Giovanni Papini, palabras que, de sencillas, invitan al menos a echar un ojo si acaso a vuelapluma sobre sus páginas. Así hice yo, hará cosa de un mes, desde mi última visita a Granada y, en esta, a la mítica Reciclaje (librería de segunda mano). Después de cazar un par de libros de Raymond Chandler, novela y compendio de relatos, del célebre impulsor del proceso de dignificación de la novela policiaca como genero, después de cazar estos ejemplares, digo, me vi en la tesitura de elegir entre un libro de relatos de Charles Bukowsky (editado en los setenta y de extraño título que jamás había oído) y el mencionado Libro Negro. Tras santiguarme, dejé en su sitio a Hank y tire para caja con Chandler y Papini bajo el brazo. Después de pagar gustoso 8.50 euros por estas tres joyitas volví a Ceuta feliz. Feliz a medias, tuve la imprudencia de dejar Memorias del Subsuelo de Dostoievski en casa de Veterano a sabiendas de la devoción que este profesa por la magna obra del gigante ruso. Dejando a un lado toda esta puesta en escena, totalmente prescindible, paso a hablar del susodicho libro:

Papini, florentino de nacimiento (9 de Enero de 1881 a 8 de Julio de 1956), nos presenta una serie de escritos cuyo hilo conductor es su autor, Gog, y cuyo trasfondo esta impregnado por la Segunda Guerra Mundial y el periodo postbélico que la sucede. Diferentes personajes célebres desfilan por sus páginas dejando sus testimonios a través de las entrevistas que este, Gog, mantiene con ellos sirviéndose de su privilegiada posición social (multimillonario) y sus ansias de conocimiento y preocupación por el ser humano, siendo en ocasiones la aparición de estos consecuencia de distintas referencias que se realizan sobre fragmentos inéditos que posee en su colección privada. Nos encontrarnos con pintores (Picasso, Dalí), escritores, sean poetas (Lorca, Valery, Blake) filósofos (Kierkegaard, Unamuno) además de otros genios de las letras y de las artes (Goethe, Victor Hugo, Kafka, Tolstoi). También, numerosos van a ser los encuentros con profetas, sacerdotes, científicos y visionarios de todos los rincones del mundo que exponen extrañas e inverosímiles teorías sobre el pasado, presente y futuro del ser humano, su existencia y el mundo en el que vive. Personajes tan sorprendentes como el propio Hitler al que encontramos justificando su posición en la historia con unos argumentos firmes y perfectamente razonados que hace tambalear nuestros cimientos y, consecuentemente, nos impulsa a pensar, reflexionar durante unos segundos sobre verdades inamovibles que aparentan presumiblemente eso, veracidad.

Lo más sorprendente es la clarividencia que emanan los relatos de este gran descubrimiento que es el Libro Negro (por mi parte, digo, pues este señor existía antes de que yo lo encontrase y con toda seguridad me sobreviva) y la gran lucidez de su creador ante los acontecimientos de la época que le tocó vivir, en definitiva, del siglo que nos precedió. Expuestos de manera heterogenea a lo largo de sus páginas problemas políticos, teológicos, morales, sociales, psicológicos que, tratados de forma magistral por su autor, justifican su presencia entre los grandes de las letras. He tenido la impresión, en diferentes fases del libro, de que lo que allí se relataba estaba aconteciendo en estos momentos, los nuestros, los que nos toca vivir. No es de extrañar que este breve libro, unas 180 páginas, haya sobrevivido a lo largo de los años, manteniendo su inquietante mensaje intacto y con la misma capacidad de desestabilización. Pues esa era su seña de identidad, la polémica, a través de un calculado estilo satírico que cabalga sobre un lirismo en ocasiones conmovedor. Atraviesa de manera magistral los textos un clima de humor, no tanto en exposiciones concretas de los personajes o en sus propias disertaciones si no, más bien, en el conjunto del relato expuesto, estos, en las más de las veces, salpicados de inverosímiles situaciones y argumentos que reflejan una resignación tragicómica frente al destino del hombre. Quizás este como nuestro Ortega y Gasset que tan bien reflejó allá por los años 20 en su Rebelión de las Masas el oscuro fatalismo del devenir humano, quizás este como aquel, como se dice mucho por estas tierras, “si levantara la cabeza, se volvería a morir”.

martes, 28 de septiembre de 2010

Julio 2010



-Mariro-

Pantalones rotos de los bajos, caídos del culo, las zapatillas llenas de mierda, una camiseta no apta para ir “guapa”, un moño y por fin lista para salir a la calle a comprar una corbata y a entregar unos cuantos papeles que tienen de titulo “Currículum vitae, Mª Rosa Tejada”.Entro a los chinos con *”*·*%$* (no voy a nombrar con quien iba porque me echa en cara que lo necesito para escribir y como eso es incierto, no lo pienso nombrar). Retomando el tema, las corbatas eran demasiado feas. Nos plantamos en la calle nueva, para que me entendáis, la calle con mas comercios de Úbeda. Vamos dirección “Puro Ego” (El nombre tiene telita). Decido dejar unos cuantos papelitos en tiendas de ropa, complementos, etc, con la suerte que me planto en la primera tienda y me cogen para trabajar. Si…es un caso real, y...a muy poca gente le ocurre pero a mí me ha pasado.Calzedonia, esa franquicia a la cual yo nunca había entrado, porque no me pensaba gastar diez pavos en unos calcetines. Era Julio, el mes fuerte del verano para vender bikinis. Mi tarea era sencilla y a la vez tenía su complicación, estaba las 9 horas de trabajo perchando bikinis, pareos, vestiditos de playa, pantaloncitos de playa, braguitas, partes de arriba… (si notáis que añado demasiados diminutivos disculpadme pero es que en la tienda no podías decir BRAGACAS, PANTACAS, PAREACOS.. ni nada semejante). El mes entero diciendo las mismas frases: “Señora pase por aquí, por favor” “¿cómo le queda el biquini?” y el mes entero pensando y no pudiendo decir frases como “ Señora por Dios pruébese las partes de abajo del bikini con sus braguitas y no sea más guarra” “Señora no se lleve ese bikini 5 tallas mas chicas de su talla real”.El mes iba pasando, todos los días hacía lo mismo, no tenía ninguna ilusión por ir a trabajar como el 90% de los españoles, pero quería trabajar y tenía que empezar por algo. Me cumple contrato y a la puta calle. Me pagan los días que me dieron de alta y el resto de días trabajados en negro me los pagan un mes más tarde. Para ser mi primer curro no está mal el salario, no me puedo quejar.


PD: Quiero volver a ese curro de mierda.

PD2: Nunca os probéis un bikini o un bañador sin vuestra ropa interior…si es que lleváis.

PD3: Cuando entréis a alguna tienda, no lo desdobléis todo porque luego siempre hay una muchacha infeliz que esta hasta el mismísimo potorro de perchar, doblar y recoger del suelo lo que los demás tiran…aunque por otra parte, si lo hacéis le dais mas curro y no la echan... asi que olvidad mi primera frase y tirarlo todo al suelo! ;)

domingo, 26 de septiembre de 2010

NO TENGO

Tejada F.

No tengo el velero anclado en la dársena del puerto deportivo, en mi garaje no duerme un Aston Martin metalizado 6 marchas, no cuento con abono de palco en el Real ni el Liceo, el avión privado no me espera a medio entrar en ningún hangar elefantiásico, mi casa no tiene una peruana entrañable y peluda haciéndome la vida fácil, ni hago fiestas en una terraza con vistas al Faro de Trafalgar, no tengo asesores, ni secretarias de pezones mirando al cielo y falda apretada, mis iniciales no adornan el cuello de las camisas. Sin jefe de prensa, hablo sin pensar demasiado lo que digo, no cuento con una habitación con una pantalla de 97 pulgadas y elegantes sofás de piel asiática, las productoras no me certifican paquetes con los últimos estrenos. Tampoco conozco los entresijos de unas stock options que no tengo, el director no me anuncia con antelación la portada de su Diario, no tengo confidentes en el CNI, ni manejo información que pueda hacer caer a algún alcalde corrupto, mi teléfono no está pinchado, no tengo el pasaporte diplomático, por tanto paso el control de embarque y no viajo en primera. No tengo acceso al reservado del local de moda, no apadrino ninguna aldea al sur de Camboya, nunca me invitan a fiestas en los Cayos de Florida, mi chica no gasta miles de dólares en trapos en Rodeo Drive, no tengo rancho con cabezas de ganado, ni una mansión a orillas del Hudson, no me invitan a lanzar unas canastas en la Casa Blanca, no uso gabardinas hasta los tobillos, tampoco soy titular de ningún equipo de Polo en Sotogrande, no tengo pase de pista en el Madison al lado de Spike Lee, mi abuelo no me dejó ninguna cuadra atascada de caballos pura raza, no hago berdie en un hoyo difícil con la bandera defendida por lago y bunker, ni mi hermana es campeona de doma clásica, mi bisabuelo no saltó sobre Omaha el dia D, mi tio no luchó en Corea, ni Vietnam, por supuesto no defendió Madrid, no salió por patas de Garden Market, ni luce ningún corazón púrpura. No estudié en el London School of Economics, mi prima no toca el arpa y sus cabellos, ni dorados ni sedosos…

jueves, 23 de septiembre de 2010

no estamos solos


Salí de la cama con el pie izquierdo.
He pasado una mala noche. Sudores. Sueños extraños. Estoy incubando un resfriado.
Mi chica sale sin despedirse porque no la he dejado descansar.
Cuando cierra la puerta por fuera, salto de la cama para verla marcharse desde la ventana.
Alzo la vista y ahí está. Es un objeto muy simple y sin embargo resulta dificil describirlo.
La primera sensación que tuve fue la misma que tuvieron los indios cuando vieron llegar los barcos en 1492. No puede ser. O como dijera Wesley Snipes en Blade...
"¡¿pero qué coño?!"
La de esta mañana fue una mañana tierna, de estas que parece que el cielo va a romper a llover en cualquier momento. Pero no una de esas nubes amenazadoras violentas. Nubes claritas que lo empañan todo y que llueven suave.
Había un ovni. No un ovni en el sentido jolibudiano del término, con sus lucecitas y sus marcianos verdes, sino un ovni en sentido literal, esto es, un objeto volador no identificado.
Tenéis que creerme. Vale que he fumado mucho. Que manejo extrañas teorías. Pero lo de esta mañana no fueron alucinaciones mías.
Veréis amigos. Había un globo alargado suspendido en el cielo, con forma de zepelín, de un gris clarito. Un poco más claro que el cielo que también era gris entero. Un enorme pepino flotante casi blanco. Y de la parte izquierda surgía una especie de cresta de tres puntas, toda negra. Acojonante. Finalmente de la mitad baja del globo pendía una línea negra, un cable, tal vez una cuerda, no sé.
Aún no me entra en la cabeza.
Me he quedado un rato observándolo pensando para mis adentro qué cojones era eso. Y se podía adivinar un ligero contoneo, como si efectivamente fuera un globo que oscilara un poco con el viento. Pero maldita sea, aquello no era un globo.
Una mañana Carmen y yo vimos un globo desde esta misma ventana. Era un día soleado y el cielo era azul claro. El globo estuvo varias horas en el aire a nuestra vista. Era de colorines. Precioso. Carmen le hizo varias fotos. Incluso pintó un cuadro en el que representaba aquella escena. Pero lo de esta mañana era distinto.
De hecho, la cámara de mi pequeña colgaba de la percha que hay detrás de la puerta, que dista escasos metros de la ventana. Doy tres pasos hacia la puerta, otros tres o cuatro de nuevo hacia la ventana, cámara en mano, y el bicho ha desaparecido.

La verdad está ahí fuera.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Uno más

-Toni Tower Baobab-

Estábamos en el Coliseo, teníamos unas horas en Roma,
recordé perfectamente LUGARES del africano,
podía recordar con nitidez el gran texto del editor.
Me dije a mismo:
Esto no es Roma, ni tan siquiera se le parece,
somos un montón de gilipollas, echando fotos en un estúpido lugar,
donde se mataban cristianos.
Mi desgarradora sinceridad desagradaba a la compañia.
Pero yo llevaba razón, como la llevaba Rubén.
Dimos una vuelta casi completa. Lo que más me gustó
fue el entorno, el color de la piedra, de la yerba, de ese pino mediterráneo que tanto me gusta.
Me hubiera gustado ver Roma tal y como fue hace dos mil y pico años.
Se puso a llover,
veinte o treinta inmigrantes,
rápidamente agobiaban a los viandantes
ofreciendo paraguas.
Las cosas han cambiado un poco,
Roma exportaba su cultura fuera ampliando las fronteras.
Romanización.
La Roma del siglo XXI importa personas para hundirlas en la miseria,
y de paso pierde su propia identidad.
Se nos llena la boca hablando de la barbarie de otras culturas,
de otros tiempos.
Ha parado de llover,
Dios dirige su pulgar hacia el suelo una vez más.
Quizá dentro de otros dos mil años...

miércoles, 15 de septiembre de 2010

ESTADO DE BIENESTAR


-Africano-

Tal vez me precipite, pero creo que hoy ha empezado todo. Inicio de las prácticas en CCOO, asesoría jurídica, para mi formación como futuro graduado social. El horario bastante liviano, de 10:00 a 13:30, así durante seis meses. Una asignatura para finalizar la carrera y un futuro menos incierto por delante. Hoy he tenido aquella dulce sensación del bienestar, esa que caracteriza al consolidado Estado de Derecho. Después de no pegar ojo en toda la noche, me incorporo a las 8:30. La indumentaria está preparada desde la noche anterior. Vaqueros, zapatos y un polo azul marino, desabotonado hasta el pecho al más puro estilo sindical. Cuando, mirándome al espejo, me dispongo a lavar mi dentadura, el teléfono empieza a sonar. Mi abuela, que el abuelo tiene un dolor mu fuerte en el cuello, que si me madre puede bajar. Por ausencia de la misma, cojo llaves y gafas de sol y tomo camino de “La puntilla”. Las 9 y cuarto y una larga cola de coches se apelotona en el acceso a la barriada. Los nervios me apuntalan la sien. Primer día de trabajo y primer contratiempo. Si la cosa es grave, adiós a mi debut. Por suerte se trata de una falsa alarma. Gertrudis, mi abuela, declara el Estado de Sitio cada vez que el abuelo emite un gemido de dolor. Pobres, el miedo les corroe desde la última salida del abuelo del hospital cuando, según él: “Me dieron dos semanas de vida y mira donde estoy”. Tras propinarme 20 euros por lo bajini como tiene costumbre hacer, vuelvo a casa a terminar de acicalarme. Lavo dientes, peino y cojo aire. ¡Vamos chaval, con decisión! Y con decisión tomo camino del centro de la ciudad.

Aparco el coche en el garaje de mi hermana. Todo, absolutamente todo de lo que me valgo es de prestado. Coche, ordenador, cervezas, tabaco… todo, desde mi más tierna infancia, jamás perteneció a mi dominios. Hoy, por la gracia de un alto cargo de la Seguridad Social, la dicha amaga con cambiar de dirección. A cinco minutos de ingresar en el laburo, paro en Los Remedios a tomar un café. Agradable sensación, encender un pitillo, pedir la leche templada y, a traganudos, consumir ambos con el pretexto de: “Eh, que tengo que entrar a trabajar”. Tras una sonrisa complaciente a efectos de darme la mayor de las importancias, Paqui, la camarera, hace caso omiso de mi triunfo, junto con la apatía restante del bar. Por lo visto, Paqui anda algo mal de los nervios, según comenta con un parado apostillado en la barra con cara de haber tomado ya el primer quinto de la mañana. Salgo como una exhalación del bar y enfilo la calle que me lleva al antiguo edificio de Los Sindicatos. Allí, hacinados en diferentes plantas, UGT, en la primera y CCOO, en la segunda. En la recepción, a la izquierda, el Sindibar, bar de camaradas con un tufo a año 76 que traslada al visitante a tiempos de mayor conflictividad. Aunque la nuestra, a la época me refiero, no le va ni mucho menos a la zaga. Una vez en la segunda planta, Ramón Moreda, director, comisario político, o lo que cojones sea el jefe en una organización de tales características, me pone en contacto con Loren, chaval de 29 años, becario el año anterior, al igual que yo, que sigue ejerciendo funciones a través de contrato mercantil. Loren, ceutí prototípico, gran conversador, sociable, con buenos chistes medidos para cada categoría, edad, formación y etnia que distribuye equitativamente a lo largo de la jornada, ejerce de Virgilio por mi tránsito a través de la burocracia estatal. En primer lugar, y tras las presentaciones, me habla de Aureliano, Funcionario de carrera y liberado sindical en funciones, que ejerce de abogado principal junto con Faisal, moro, occidentalizado, y bien vestido que, según Loren, hay los días en los que aparece a la mañana completamente alcoholizado. Nuestro primer destino es la Delegación del Gobierno. Se trata de un acto de conciliación. Antes, pasamos por el FOGASA a recoger unos documentos. Allí, nos encontramos con la parte con la que tenemos que pactar. Un hombre gordo, camisado, con maletita de cuero viejo, saluda afectivamente a Loren y al señor del FOGASA. Aquí parece que todos se conocen. “Aah, ¿con este hay que negociar? Entonces vamos pa mi despacho”. Por el camino, muy comentada la holgada victoria barcelonista ante Panathinaikos, con campechanos piques entre Loren (culé de pro) y la parte demandada (madridista resignado). “No me vea ayé el Mesi. Ojú chiquillo”. Pero tú no dise que ere del Barsa, que ase con esa bandera de España en el pecho”. “Es que no hacen polos con la bandera de la República, yo con mis ideas hasta la muerte”. Comentarios de similar índole aderezan nuestro paseo a través de la Plaza de los Reyes hasta llegar a la Delegación del Gobierno, donde se encuentra la Oficina de Conciliación. Allí, un tal Manolo, también culé, entra al trapo en la conversación afirmando que su españolidad se debe a “motivos económicos”, comentario que provoca la hilaridad sonrojada de la obesa contraparte. Observo. El trato se hace sin demora y en condiciones prefijadas. Se trata de un gilipollas que ha denunciado a su Empresa por incumplir la promesa de hacerlo fijo antes de que ésta tuviera tiempo para hacerlo efectivo. Según dice la contraparte: “Ahora indemnización y a la puta calle.” Alocución, dicho sea de paso, que provoca la carcajada general en el despacho. Al salir, bajo el funcionarial Sol de la mañana, decidimos, decide Loren, invitarme a desayunar. Unas deliciosas tostadas, allá, en el Mesón del Center, con el segundo café del día que, el bueno de Loren, me impide pagar. Allí, rodeado de funcionarios de la Administración de Justicia que se encuentra en el piso superior, sufro la anunciada catársis. “EL BIENESTAR.” Maravillosa jornada de trabajo, entre chistes sencillos y saludos complacientes, que yo, en mi más temprana juventud, repudiaba como una estratagema urdida por el diablo para llevarme por el mal camino. Fuera de quien fuera la idea, era la mejor vida jamás soñada. Ni un multimillonario podía averigüar la sensación de dominio que aquellos hombres tenían sobre sus funciones, cómo, sin ningún estrés, se deslizaban por la mañana con la seguridad que da una rutina labrada a lo largo de los años. Eso. Eso y nada más era la vida. Quien coño quería un yate cuando podía estar toda la mañana evadido en tan gustosos menesteres. No pensar. La panacea. El santo Grial. Aquello era la felicidad. Estaba obnibulado en estos pensamientos mientras volvía al edificio de los Sindicatos. Un paseo más hasta Las Notarías para solicitar “un poder” y vuelta al nido. Durante el trayecto, todos son saludos, risas, un “te vi el otro día, pájaro”, “cómo estás guapísima” “dale un saludo a tu señora de mi parte”. Un par de papeleos más y Loren se convertiría en mi héroe. “Tú no te preocupes, Rubén, vas a aprender, no lo dudes.” Podía estar seguro, de hecho, me tenían cogido por los huevos. Ya no más discutir con señores con animales dibujados en sus camisas trabajando de camarero por una equivocación en el cambio. Ya no más mortales pitillos a las 8 y media de la mañana esperando un camión cargado de material sanitario. A tomar por culo. Mi sitio está en el Sindicato. Mi sitio es la sociedad ceutí. Donde todo el mundo te aprecia, conoce a tu padre, ha estudiado con tu hermana en el colegio o recuerda a tu abuela de cuando vivía en el Centenero. “¿Bajamos al Sindibar a echar una cerveza?” Allá vamos. Loren, tira de coca-cola. Yo no dudo. Cerveza, sii. El camarero, no sé quién, me da la bienvenida con un sonoro apretón de manos. “Aaah Jae, tu sabes lo que pides. Ti voy a poní una tapita de ensalailla russa.” Enciendo un Marlboro, mientras “no se quien” empieza a hablar de Chinos y Japoneses. Para él, los Chinos son unos guarros, pero currantes. Los japoneses, dice, currantes también, pero educados. "Eso no es viví, eso es existí, trabajá na má." Loren y yo hablamos de la manifestación perpetrada por los negros del CETI, que llevan dando jarana desde hace un mes con que los tenemos secuestrados en Ceuta. “Que se vayan a la mierda a su país.” “Sí, que se vayan a la mierda," asiento. El frenesí, a la 13:05 del mediodía me tiene completamente nublado el sentido. El calor, excesivamente húmedo a estas alturas de Septiembre, ejerce un efecto sobre mí similar al candor sufrido por un indígena en un ritual de sacrificio. En estado febril, bebo de un trago la birra, mientras siento dentro de mí una violenta sed de sangre. "Es preciso sacrificar al hombre ante los dioses para una buena cosecha," pienso, mientras miro el reloj que marca las 13:30, hora de salir.

Me despido de Loren, mi mentor, hasta el día siguiente. Puede que así sea el resto de mis días, o similar, eso está por ver. Para mi tranquilidad, aún conservo la suficiente cordura para escribir esto y para estar seguro de que "aún" no odio a los negros.

martes, 7 de septiembre de 2010

27 y J

Tejada.F

El camino de tierra lleno de baches y piedras no permite bajar la ventanilla, demasiado polvo. Trayecto corto, solo un par de minutos y ya estoy aparcando a unos cuantos metros del chalet. Mi cabeza, caminando hasta la puerta, es un álbum fotográfico de los primeros noventa.

Baños en la piscina, grandes partidos de waterpolo casero, largas tardes de ciclismo, de contrareloj con cronómetro trucado y ruedas pinchadas, de guerra amateur con pistolas de agua y sobre todo de calentones, mi primer suministrador de porno, de buen porno, grandes calentones.

Nunca en tan pocos metros, me habían venido tanta cantidad de recuerdos.

En pocos segundos, en la entrada. La puerta es oscura, de una sola pieza de chapa negra. Ha cambiado desde la última vez que estuve. Toco el timbre. Ningún resultado. Toco de nuevo. Nada de nada. Espero unos segundos y vuelvo a tocar. Se que están, de hecho estoy seguro que están. Además creo que si supieran que soy yo abrirían, pero no tengo prisa, tengo toda la tarde, por desgracia tengo toda la vida.

Los recuerdos me siguen llevando a jornadas interminables, a sesiones de cromos. Una tarde llegó a mi casa con un sobre en el que apareció Romario, nuestra alegría fue tremenda.

Llevo 5 minutos y la puerta no se mueve, es Agosto, y el Sol pega duro, pero sigo sin prisa y sé que tarde o temprano alguien mirará y me verá. Solo he venido a dar un abrazo, un solo abrazo.

Mis primeros tiros libres los lancé en su viejo aro, en esta misma casa en la que estoy plantado, una canasta delante de la cochera, como mandan los cánones, en la que soñábamos con jugadas e intentábamos imitar el baile elegante del gran Haken Olajuwon y la genialidad absoluta de Magic Johnson, nunca lo conseguíamos, claro. La revista NBA nos la aprendimos de memoria, un artículo sobre el Madison Square Garden me enganchó para siempre a los Knicks de Nueva York. Las tardes pasaban y pasaban rápido y los veranos eran agradables, el inevitable e íntimo Septiembre -Veterano- lo jodía todo. Volvía la rutina y a mi clásica soledad.

Llevo diez minutos en la puerta y creo que he notado algo de movimiento, me he asomado por el cercado, entre los setos, veo que un niño se baña distraído, como si no supiera que ocurre a su alrededor, pero sé que lo sabe, yo de pequeño si lo supe, aunque esa es otra historia.

Por fin se escuchan pasos, he llamado varias veces más, y llega el momento. En esos últimos segundos me atormento por no haber mantenido la relación, por haberle perdido la pista, el corazón me funciona a toda leche. Sudo mucho.

No sé como le iba la vida, no sé si tenía proyectos o pareja, si continuaba amando a los Houston Rockets, o si le seguía llamando la atención el rugby. En todo caso en mi cabeza seguirá siendo el chaval que se lanzaba a la piscina a lo bestia, el que siempre tenía una sonrisa sincera en el rostro. Una persona buena.

La puerta automática comienza a abrirse lentamente. Su madre me recibe desfigurada, al verme se desploma y me lanzo a cogerla, la abrazo y ella me agarra la camisa con las pocas fuerzas que le quedan, permanece un buen rato sujeta a mí. No deja de gritar, buscando respuestas imposibles, ¿por qué lo ha hecho? No tengo contestación, creo que nadie la tiene. Yo menos, para mí era un viejo – o primer- amigo desconocido.

Antes de entrar en la casa, de reojo me fijo en el viejo aro que permanece solitario y oxidado, ya para siempre.

A los 27 como los grandes. Su nombre también empezaba por J.

Para Javi.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Con marcar es suficiente

-Rubén C.-

He oido que estas más gordito,
que se te ve más entero.
Eso está bien.
Hay que cuidarse. La salud es lo primero.
Dicen viejas sabias.
Me cuentan también que te has echado novia.
No sabes cuanto me alegro. Falta te hacía.
Alguien que te serene para que dejes
de ser
el calavera que eres.
¿Te acuerdas de Luis? El canijo. Buen pelotero.
Como iba esa ratilla corriendo,
yendo del uno
al otro lado.
Ha muerto. Un infarto, dicen.
Cosas que pasan. Quien sabe si será cierto.

En cuanto a mí, lo de siempre. Nada nuevo.
Ya sabes. Por aquí. Por allá. Haciendo
prácticamente nada.

Bueno, ahora escribo.
Que ya es algo.

También pienso en ti.
En ellos. Y en todos nosotros.
En que nos ha pasado
y en lo que nos queda todavía
por venir.

Pero eso ya son otras
historias
sobre lo que
a ti
seguramente
no te interese demasiado hablar.

Dale un beso aaa...
-Isa ¿no?-
y a tu madre.
Gran mujer.

Bueno.
Te voy dejando.

solo una más

Hazme un favor.
Quiérete.
No te abandones.
No dejes
que esos cabrones
de ahí fuera
te ganen.

Tu tienes más güevos
que todo eso.

Ahora sí. Te dejo.
Esto empieza a pitar.
Si. Que me compre un móvil.
Ya sabes. Siempre me gustaron
las viejas costumbres.

Te quiero amigo.

No olvides. A la próxima.
Llamar.

I CERTAMEN LITERARIO CACA GÉNESIS


BASES POESIA


1. Podrá participar cualquier persona sin distinción de nacionalidad y edad con obras inéditas en cualquier idioma y no premiadas o pendientes de fallo en otro concurso literario.
2 .La extensión de los trabajos será libre al igual que el tema de los poemas. La obra seleccionada será editada para su posterior publicación en el formato que posteriormente se estime oportuno. Igualmente, se hará una selección de poemas de la obra ganadora y del resto de participantes que será publicada en el blog del certamen http://certamencacagenesis.blogspot.com/ así como en http://cacagenesis.blogspot.com/
3. Para participar en el concurso se deben enviar previamente los poemas a la dirección de correo electrónico cacagenesis@hotmail.com durante el plazo de presentación que finalizará a las 00:00 del 29 de Octubre de 2010.
4. El fallo del jurado se hará público en el blog del certamen el 15 de Noviembre de 2010.
5. Premio: Un primer premio de 100 euros más la publicación de la obra elegida en los términos señalados.
6. El jurado podrá declarar desierto el certamen si la calidad de los trabajos no alcanza un mínimo aceptable.
En un único archivo se adjuntarán todos los datos:

* Titulo y Obra Concursante
* Poemas
* Nombre y Apellidos del autor
* Breve nota biográfica
* Edad


BASES RELATO

1. Podrá participar cualquier persona sin distinción de nacionalidad y edad con obras inéditas en cualquier idioma y no premiadas o pendientes de fallo en otro concurso literario.
2 .El tema y el formato del relato será libre, con un máximo de cuatro páginas en Word. La obra seleccionada será editada para su posterior publicación en el formato que se estime oportuno. Igualmente, se hará una selección de los relatos del resto de participantes que será publicada en el blog del certamen http://certamencacagenesis.blogspot.com/ así como en http://cacagenesis.blogspot.com/ nuestro blog matriz.
3. Para participar en el concurso -o cualquier duda- se debe enviar el relato a la dirección de correo electrónico cacagenesis@hotmail.com durante el plazo de presentación que finalizará a las 00:00 del 29 de Octubre de 2010.
4. El fallo del jurado se hará público en el blog del certamen el 15 de Noviembre de 2010.
5. Premio: Un primer premio de 100 euros más la publicación de la obra elegida en los términos que se anuncien posteriormente.
6. El jurado podrá declarar desierto el certamen si la calidad de los trabajos no alcanza un mínimo aceptable.
En un único archivo se adjuntarán todos los datos:

* Titulo y Obra Concursante
* Nombre y Apellidos del autor
* Breve nota biográfica
* Edad