Cacagénesis:


William Saroyan:
"Es sencillamente imposible insultar al género humano sin sonreír al mismo tiempo".







martes, 31 de agosto de 2010

V AVISO A LOS MIEMBROS DEL CACA

Seré breve.

Después de 3 meses de inmerecidas vacaciones, se abre una nueva etapa cargada de proyectos. En primer lugar, anunciar que a partir del día 1 estará abierto el I Certamen Literario Caca Génesis (relato y poesía) cuyas bases se publicarán en este blog y en el creado a tal efecto, cuyo enlace aparecerá en breve en la columna derecha de la página. Solicitar a los miembros que empiecen a mandar material como gueishas por arrozales, porque esto vuelve a funcionar a diario sin demora.

Nada más, saludos y que Dios nos cosa a ostias...

El Editor

sábado, 28 de agosto de 2010

Groucho Marx



_"Todo el mundo debe creer en algo, yo creo que voy a seguir bebiendo, discúlpenme"(Groucho Marx)

__“Yo nunca olvido una cara, pero en su caso hare una excepcion"(Groucho Marx)

__¡Hasta un niño de cinco años sería capaz de entender esto!... Rápido, busque a un niño de cinco años. (Sopa de Ganso)
(Groucho Marx)


_Él puede parecer un idiota y actuar como un idiota, pero no se deje usted engañar, es realmente un idiota. (Groucho Marx)


_Bebo para hacer interesantes a las demás personas. (Groucho Marx)


_Estaba con esa mujer porque me recuerda a tí ... sus ojos, su cara, su risa...De hecho, me recuerda a tí más que tú. (Una Noche en la Ópera)
(Groucho Marx)

Paren el mundo, me quiero bajar

(Groucho Marx)

Nunca pertenecería a un club que admitiera como socio a alguien como yo.

Groucho Marx

lunes, 16 de agosto de 2010

Matanza en el Congreso

Pocas cosa habían cambiado en España allá por el 2050, cuando Gregorio Zafón, resignado por la situación política de su país, abandonó su escaño en el Congreso de los Diputados.
Fue durante una sesión en la que se debían discutir las inminentes medidas a aplicar por el Gobierno para solucionar la crisis económica, que duraba ya cincuenta años, y a la que sólo habían acudido tres personas: el Presidente del Congreso, que por su puesto estaba obligado, Joaquín Risueño y él.
El Presidente abrió la sesión con un mazazo sobre la mesa y agarró el periódico del día.
Risueño, que pertenecía al otro grupo político, tomó la palabra y propuso como salida a la inminente revuelta que se estaba cociendo en las calles, liquidar a todos los parados y a los pensionistas del país, y despedir a todos los funcionarios, con lo cual, tal vez el Estado podría recortar gastos como para poder hacer frente a la rebelión y sofocar la revuelta.
Zafón se echó las manos a la cabeza. Llevaba varios meses de trabajo preparando su intervención para ese día y cual fue su decepción al ver que el único compañero que se había dignado a presentarse lo hacía con una propuesta que desencadenaría la gran guerra que amenazaba con estallar de un momento a otro si alguien no ponía cartas en el asunto.
Resignado Gregorio, rompió su discurso se levantó de su asiento y se marchó sin decir adiós.
El Presidente levantó una ceja y miró por el rabillo del ojo al oír cerrarse la puerta sin apartar la vista del panfleto.
Joaquín siguió con su listado de soluciones anticrisis entre las que se incluían el secuestro y la extorsión de los guiris de Mallorca, la venta en subasta pública de Melilla y Ceuta, el saqueo de Portugal y otras.

Entretanto en el frente de batalla estaba punto de iniciarse la contienda cuando el comandante de uno de los bandos se acercó al comandante del bando contrario con un cigarro en la boca y le pidió fuego.
Un soldado entendió que estaba dando la orden de atacar y disparó su rifle con la mala fortuna de que hirió en la nalga a un rival.
- ¡Maldita sea Narváez, ¿alguien le ha ordenado que dispare?!
- Creí que decía usted fuego - replicó Narváez.
- ¡Haga el favor de estarse usted quieto hasta que se le ordene lo contrario. Estoy intentando evitar una desgracia! - vociferó el comandante que hizo un nuevo acercamiento hacia el otro superior ofreciéndole un pitillo - ¿Fuma usted comandante?
- Lo dejé hace años pero puede que sea el último así que... vamos a echarlo.
- ¿Tiene usted fuego?
De nuevo se oyó un disparo
- ¡Maldita sea Peláez, ¿es que no me ha oído usted hace un segundo?! - exclamó el comandante enfadado dirigiéndose al soldado que hizo el disparo - ¡¿Alguien tiene fu... un mechero?!
Uno de los soldados levantó la mano y a la señal de su comandante acercó los chisques.
Mientras se fumaban el cigarro los comandantes trataban de encontrar una salida a la guerra.
- ¿No hay otra manera de solucionar esto?
- ¿Que yo sepa no comandante?
- ¿Pero deber haber alguna?
- Seguramente haya varias.
- ¿Cree usted que alguno de estos sabrá alguna?
Los comandantes miraron a sus soldados y pensaron que no, pero por si acaso preguntaron:
- ¿alguien sabe la manera de arreglar esto por la vía pacífica?
Nadie dijo nada pero uno de los soldados, precisamente al que Narváez hirió en la pierna, levantó la mano.
Los comandantes se acercaron a él.
- ¿Cómo está esa pierna, soldado?
- No es nada mi comandante pero no vea si duele
- ¿Dices que sabes como arreglar esto sin que corra la sangre?
- Yo no mi comandante, pero he oído que hoy en el Congreso se discutían posibles salidas a esta situación. Tal vez hayan llegado a alguna conclusión y la guerra sea innecesaria.
- ¡Buena reflexión soldado! ¡El ejército necesita hombres como usted! ¡Haremos lo siguiente! - dijo el comandante que había tomado la voz cantante en el proceso de negociación, pensando un instante - ¡Nos vamos todos a la puerta del Congreso y allí ya veremos lo que hacemos¡

Cuando los soldados comenzaban a llegar al Congreso, Gregorio, que había estado llorando un rato en su automóvil, salía del aparcamiento.
Al ver tanta agitación, volvió a aparcar su coche, y salió a preguntar qué pasaba.
- ¿qué está pasando comandante?
- ¿es usted diputado?
- Si, lo soy. Bueno... lo era hasta hace un momento.
- ¿Cómo que lo era?
- Acabo de dejar mi puesto comandante.
- ¿y a qué se debe tal acto de cobardía?
- Pues verá...
- Bueno eso no importa ahora. Ya me lo contará usted algún día si todo esto acaba bien.
Ahora dígame: ¿han llegado a alguna solución a la crisis?
- Ni si quiera se han presentado comandante. Uno de los diputados del otro partido está ahí haciendo propuestas absurdas mientras el Presidente lee el periódico.
Yo tenía una buena propuesta pero me he cabreado tanto que la he roto.
- ¡¿Cómo que la ha roto?!
- Que la he roto comandante
- ¿Y bien, de qué se trataba?
- Pues verá... tengo mala memoria, y la mía era una propuesta compleja... lo cierto es que ahora mismo no me acuerdo.
- ¡¿Cómo que no se acuerda?!
- Que no me acuerdo comandante
- ¡Maldita sea señor diputado!
- Exdiputado comandante
- ¡¿Cómo se llama usted?!
- Gregorio, Gregorio Zafón
- ¡Pues haga usted memoria Zafón, maldita sea!
- De todas formas mi discurso debe de seguir ahí donde lo dejé.
- ¡Pues vamos a verlo, ¿a qué estamos esperando?!
¡Ustedes quédense aquí soldados hasta nueva orden!
¡Comandante venga usted con nosotros a ver si entre todos deshacemos este lío!

Cuando los comandantes y el exdiputado entraron en el Congreso, el Presidente alzó la vista por encima del periódico, y como no entendía lo que estaba pasando siguió leyendo.
Risueño seguía haciendo propuestas estúpidas.
- ¡Habría que alquitranar los campos y el litoral para aumentar la productividad, y habría que implantar un microchip a cada alumno de la E.S.O. con la formación de la E.G.B. Habría que legalizar la marihuana para poder gravar su consumo puesto que la mayor parte de la nación la fuma y habría que incluir la cocaína en las dietas de los diputados pues ayuda al desempeño de nuestra labor y por tanto a la mejor marcha del país entero!
En cuanto al ejército...
-¡Cállese y siéntese maldita sea o le meto un balazo en la boca!
El señor Zafón va a hacer su propuesta.

A Gregorio que había partido el folio con su discurso en dos, no le costó mucho reconstruirlo.
Se colocó la corbata y se puso de pie.
- Con su permiso Señoría - dijo dirigiéndose al Presidente.
- Adelante, adelante - contestó el Presidente y siguió leyendo.
- En mi modesta opinión la solución a todos nuestros problemas es bien sencilla.
Trataré aquí de exponerla.
España era un país bien, de gentes honradas y trabajadoras, unos más otros menos, que por lo general se dedicaban a tareas muy dignas, como los campesinos, los obreros, profesores, médicos mecánicos y demás... hasta que llegamos nosotros.
Nosotros, y los que nos han precedido en esta honorable labor que hoy desempeño trajimos a este país todos los problemas que hoy les impiden avanzar desde la crisis económica a la política y moral.
El ciudadano de a pie, el paisano de toda la vida, desconocía los términos de crisis, corrupción, plusvalía, impuestos, sufragio, reglamento, autoridad, decreto, función pública, formulario, interés general, tipicidad, legalidad, juridicidad, acción policial, subvención, mercado, cŕedito, Administración, en definitiva, Estado.
Los ciudadanos, las personas que era como se llamaban antes, vivían sus vidas afanados en sus tareas tranquilamente o como buenamente podían y nosotros, para justificar nuestra existencia y sobre todo para justificar el sueldo que nos pagan nos inventamos todos estos conceptos inútiles y superfluos.
Termino ya Señoría. (El Presidente había dejado de leer el periódico.)
En fin, creo que la única salida posible a todo este follón que se ha montado es acabar con los políticos.
- ¡Maldita sea, ¿cómo no se nos había ocurrido antes?! - exclamó el comandante.
Sin dudarlo y agarrando su pistola apuntó hacia el escaño de Risueño que ya se había marchado. Entonces puso el punto de mira sobre el Presidente que tomó la palabra para decir que realmente el no era más que un moderador del debate y que no se le podía considerar político en sentido estricto.
El comandante medio convencido bajó su arma y se dirigió a Zafón.
- Entonces... sólo nos queda usted.
A lo que Zafón respondió:
- Haga lo que tenga que hacer

sábado, 14 de agosto de 2010

SIN DUDA, FUERON MEJORES


-Africano-


"Cualquier tiempo pasado fue mejor"

Fue Manrique quien inmortalizó este verso en las "Coplas por la muerte de su padre". Quien más quien menos en algún momento de su vida la ha utilizado con mayor o menor acierto. Hoy, sábado 14 de Agosto de 2010, estoy en posición legítima de ratificar sus palabras y añadirle estas otras: "Nunca en el pasado hubo un tiempo peor". Tras esta frase lapidaria y, también por otro lado, manida de la de veces que se ha dicho, no queda otra que dar una serie de explicaciones. Por supuesto, no voy a lanzar datos historicos a quemarropa para justificar tan débil afirmación. En primer lugar no los tengo, en cuanto a índices de mortalidad no debemos andar por encima de la media histórica, me atrevería a decir que en términos comparativos debemos andar por la senda menos sangrienta de la misma. El progreso, que duda cabe, ha tenido papeles positivos y negativos a partes iguales, vivimos mejor en este lado del mundo en cuanto a lo que a salud física, al menos, se refiere. En cuanto a la mental, como se dice en la calle "es para echarle de comer a parte" y merece una tesis doctoral que no estoy en disposición de detallar. El indicador que me hace temblar de miedo no tiene que ver en nada con estadísticas y si más con una mirada estética del mundo. Recuerdo cuando era niño, en mi ciudad de Ceuta, ir por el centro de la ciudad y cruzarme cada dos pasos con grupos de los llamados "guripas" (no estoy seguro de que el término se utilice fuera de nuestras fronteras), así llamábamos nosotros a los soldados que venían de la Península a hacer la instrucción militar en nuestro territorio. Para ellos, una larga calle de bares atravesaba una de las arterias del centro. Lugares infrahumanos pero que despertaban un cierto encanto no más que por lo tosco de sus nombres: "El devorador", "El whisky", "El Constantinopla" (bar de putas), "El Bataplán"... y varios otros que conformaban el epicentro de la marcha militar de los 80 en Ceuta. Más abajo, rodeando una plaza donde se ubican los llamados "baños árabes", se encontraba la zona de marcha de la juventud ceutí: como "El Ruta", "El que de qué" o "La Esdrújula" y otros dispersados por la ciudad como "La Bogoteca", el "Moonlight", el "Zona" el "Rives", el "Al Margen"... También, en la falda del Hacho, en mitad del monte, se encontraba "La Cueva", de grato recuerdo para puretas de toda condición. Agustín era el dueño del Bataplán. Lo conocí cuando abrió "El bar de Agus" hará unos 4 años. Recuerdo el día que me planté maravillado ante la cristalera donde se leía "Bar de Agus-Bar Rock" y frotándome los ojos, parecíame encontrarme con un espejismo de otra época que yacía en mí adormilada y sombría. De aquel letargo me sacó Agus, que me invitó a entrar. Era el día de la inaguración. Me invitó a una jarra de cerveza y me informó de los precios. Dos euros la jarra de medio litro, no me lo podía creer. Un trozo del pasado se había instalado en el primer tercio del nuevo siglo. Con el tiempo, me di cuenta de que no era del todo así, cerraban como muy tarde a la 1 de la mañana hasta que finalmente acabaron cerrando sobre las 11. Agus estaba quemado de aquellos años y quería un lugar tranquilo para el desayuno, las tapas de medio día y la merienda. A su lado, Gema, su chica. Los dos sacaban como podían el negocio adelante. Pero aún así, pasé grandes momentos. Agus me lleno de historias de alcohol y música y drogas de una época desconocida para mí pero que con su gracia me hacía revivirlas. Decía cosas como: "En el Bataplán, la gente rascaba el techo con las uñas para hacerse un porro, del vapor, el chocolate se solidificaba allá arriba." Hablaba de redadas y de como escondían las pastillas para que no se las pillaran, de la ikurriña vasca que ondeaba en la pared con los Kortatu y Sociedad Alcohólica sonando de fondo. Años vivos, donde la gente reía. El Domingo pasado, cuando regresaba de la playa, a sus 47 años, Agus murió después de sufrir 18 paros cardiacos dejando un poso de tristeza por estas tierras. No soy capaz de pasar por delante del negocio, es demasiado triste, con él se fue el último resquicio de autenticidad que quedaba por estas calles. Ahora, todos los bares de copas se concentran en el Poblado Marinero donde, hacinados, mongólicos autómatas del siglo XXI mueven el esqueleto al ritmo del Waka Waka, buscando camorra con la mirada, y entreteniendo sus conversaciones de besugos en lugares como: "El Divine", "El Ático", "El Nouveau", "El rincón de Buda", "El Gaviria", "El son de Cuba", "El Lounge" y así un sin número de horripilantes sobrenombres que se cambian cada uno o dos años, como si fueran puertas hacia el infierno disfrazadas de jolgorío anfetamínico. Por supuesto, con su gorilas de rabo puntiagudo jugando a estilistas de moda y seleccionando a los chuloputas y chupapollas más cualificados para llenar de sesos calcinados sus abarrotadas y minimalistas salas de operaciones. No quiero ni pensar que dirá un chico del 2020 sobre esta época. Quizas la bazofia que se cueza por entonces hará llorar de nostalgía por la que se cuece ahora, quién sabe. Peores cosas se han visto. En cualquier caso, a estas alturas me importa un rábano. Ya jamás beberemos de los labios de la mítica "Africa Star", cerveza ceutí por antonomasía, de fabricación casera, cuyo sabor se pierde a lo lejos como un amor del cual no recordamos su perfume. Aún hoy, en la orilla de la playa, pueden encontarse fragmentos de cristal erosionado de aquella bella rubia. Leí en el periódico el otro día que lanzaron las cenizas de Agus en las aguas de su playa preferida, el Sarchal. Es bonito pensar que, al menos, las cosas grandes y buenas jamás se las traga el mar.

domingo, 8 de agosto de 2010

Forza Italia

Mujer genovesa

Tú me trajiste un poco de alga marina en tu pelo,
y un olor de viento que ha corrido desde lejos
y llega grave de ardor;
había en tu cuerpo bronceado
-¡oh la divina sencillez de tus formas esbeltas!-
no amor, no espasmo: un fantasma,
una sombra de la necesidad que vaga
serena e ineluctable por el alma
y la disuelve en alegría, en encanto,
serena para que el viento sur por el infinito
se la pueda llevar.
¡Qué pequeño es el mundo y qué ligero en tus manos!

- Dino Campana -


Estival

Distendido verano,
estación de los densos climas,
de las grandes mañanas,
de los amaneceres sin ruido
-se despierta uno como en un acuario-,
de los días idénticos, astrales;
estación la menos dolorosa,
de oscurecimientos y de crisis,
felicidad de los espacios,
ninguna promesa terrenal
puede dar paz a mi corazón
como la certidumbre de sol
que rebosa de tu cielo;
estación extrema, que caes
postrada en reposos enormes,
das oro a los más vastos sueños;
estación que traes la luz
para distender el tiempo
más allá de los confines del día,
y pareces poner a veces
en el orden que procede
alguna cadencia de la demora eterna.

A los muros de mi pueblo

De mi pueblo ya no recuerdo
más que los muros cayéndose
donde se curvan más graciosos
junto a la gran basílica
arruinada y gloriosa.
Mis dulces, tiernos muros.
Tan semejantes a mí, que, como vosotros,
me desmorono de hora en hora,
sin que sirva piedad amistosa
para salvarme del tiempo corrosivo.
Siempre os he admirado.
Vuestra sola presencia
me sirvió de consuelo cuando el aire
fatal de la Maremma
cumplía su obra.
Pero más que el malsano clima
pudieron los odiosos actos
de gente ignorante y malvada.
Pronto caeré como vosotros,
y del barrio pagano
que vosotros, muros derrumbados,
bien protegisteis antiguamente,
y que yo canté y honré,
no tendremos una lágrima.

Vicenzo Cardarelli


El cristal roto

Todo se mueve contra ti. El mal tiempo,
las luces que se apagan, la vieja
casa sacudida en una ráfaga y para ti querida
por el mal sufrido, las esperanzas
decepcionadas, algún bien en ella gozado.
Te parece la supervivencia un rechazo
de la obediencia a las cosas.
Y en la rotura
del cristal en la ventana está la condena.

Umberto Saba


Lucca

En mi casa, en Egipto, después de cenar, rezado el rosario,
mi madre nos hablaba de estos lugares.
Mi infancia estuvo toda maravillada de ellos.
La ciudad tiene un tráfico temeroso y fanático.
En estos muros no se está sino de paso.
Aquí la meta es marcharse.
Me he sentado al fresco a la puerta de la taberna con gente que me
habla de California como de una finca suya.
Me descubro con terror en los rasgos de estas personas.
Ahora la siento correr caliente en mis venas, la sangre de mis
muertos.
He tomado también una azada.
En los muslos humeantes de la tierra me descubro riendo.
Adiós, deseos, nostalgias.
Sé de pasado y porvenir cuanto puede saber un hombre.
Conozco ya mi destino y mi origen.
No me queda nada que profanar, nada que soñar.
He gozado de todo, y he sufrido.
No me queda entonces más que resignarme a morir.
Criaré, pues, tranquilamente una prole.
Cuando un apetito maligno me empujaba a los amores mortales,
alababa yo la vida.
Ahora que considero, también yo, el amor como una garantía de la
especie, tengo a la vista la muerte.

No gritéis más

Dejad de matar a los muertos,
no gritéis más, no gritéis
si los queréis oír todavía,
si esperáis no perecer.

Tienen el imperceptible susurro,
no hacen más ruido
que el crecer de la hierba,
alegre donde no pasa el hombre.

Giuseppe Ungaretti


Corno inglés

El viento, que este atardecer hace sonar atento
-recuerda una fuerte sacudida de láminas-
los instrumentos de los apretados árboles, y barre
el horizonte de cobre
donde rendijas de luz se lanzan
como cometas al cielo que retumba
(¡nubes de viaje, claros
reinos de allá arriba!, ¡de altos Eldorados
mal cerradas puertas!),
y el mar, que, escama a escama,
lívido, cambia de color,
lanza a tierra una tromba
de espumas retorcidas;
el viento, que nace y muere
en la hora que lenta se ennegrece,
te hiciera sonar a ti también este atardecer,
desafinado instrumento,
corazón.

Eugenio Montale


Y en seguida anochece

Cada cual está solo sobre el corazón de la tierra,
traspasado por un rayo de sol;
y en seguida anochece.

Salvatore Quasimodo

jueves, 5 de agosto de 2010

Ama o muere

Inflama sentimientos,
la lucha de pasiones agitadas,
quemándonos por dentro,
los cuerpos son los campos de batalla,
y muere en el intento,
si quedas atrapado en la emboscada,
la única salida es la mirada
sincera, y el lamento
no nos sirve de nada.

La guerra, las trincheras,
el mundo se consume en blanco y negro,
y la sangre derramada,
sólo tiene sentido con el tiempo.
La sangre coagulada
que fue nuestro sustento
y sólo nos mantiene en la estacada,
quemándonos por dentro.

No hay rival débil,
tan sólo muere quien se deja matar
y nadie quiere,
perder su vida en un esfuerzo por amar.
El único sacrificio válido,
todo por el prójimo
por el ser amado,
tan sólo los que mueren ganan.
Hoy triunfan los que odian,
pero mañana
tan sólo sobreviven los que aman.

lunes, 2 de agosto de 2010

BENDITOS

(sin ánimo de ofender ni escandalizar con el máximo respeto a todos los credos)

Miento cuando digo que lo más importante:
Es tener dinero
Es tener un buen trabajo
Es que te toque la lotería
Es tener un montón de amigos
Es sentirse agusto con uno mismo
Es mirarse al espejo y gustarse.
Lo más importante,
pese a quien pese
No es el dinero, ni el éxito.
Para nosotros los hombres,
en la acepción más viril,
que puede tener la palabra hombre.
Lo más importante suele tener
nombre de mujer,
huele a perfume femenino,
y tiene un coño.
Benditos coños, desengáñate.

Toni Tower

EL TIEMPO CORRE EN CONTRA

Te acercas por detrás.
Como cruzarse con alguien
extraño por la calle. Vas
a la cocina. Coges un yogur,
una cerveza, un trozo de aire.
Lo mismo da. Meras maniobras
de aproximación. Buscas
que sus ojos se encuentren
con los tuyos. Buscas
de cualquier manera
que todo pase cuanto antes,
que el silencio no se prolongue
más de lo necesario
para que te des cuenta
de que esta vez, sí,
la culpa ha sido tuya.


-Rubén C.-