Cacagénesis:


William Saroyan:
"Es sencillamente imposible insultar al género humano sin sonreír al mismo tiempo".







lunes, 28 de febrero de 2011

BUTACA


EL ESTRENO

Tendría por entonces 13 o 14 años. Me llamó una amiga y me dijo que la tía de una de las chicas del grupo iba a llevarlas al cine, que sobraba un sitio, que si me apuntaba.

No lo dudé. Si han tenido ustedes alguna vez esa edad, y pertenecen al género masculino, sabrán lo que eso significaba para mí. No sé lo que significaría para ellas, pero yo no podía dejar pasar esa oportunidad, así que me arreglé para la ocasión y me fui para casa de la tita donde me esperaba el grupo de chicas risueñas y puede que algún colega.

Cuando llegué nos apretujamos en el coche y nos fuimos al centro comercial. No recuerdo muy bien el trayecto. Estaba cortado. Mi siguiente recuerdo nos lleva a la entrada del cine justo debajo de la cartelera en el momento en que una de las chicas propone que veamos Space Jam, el debut de Michael en la gran pantalla junto a los dibujos de la Warner. En ese instante tampoco es que me hiciera especial ilusión ver esa peli pero las chicas ya habían decidido y yo no me iba a oponer.

Además, qué carajo! Acaso hay mayor espectáculo que Michael de corto? Entramos a la sala tras aprovisionarnos de palomitas y tal, y buscamos nuestros asientos. Empieza el show.

Mágico. En realidad es algo muy bello el preciso instante en que esa oscura pantalla cobra vida

Recuerdo a Bugs Bunny saliendo de un agujero en un campo de golf e incitando a Jordan, que iba ridículamente disfrazado de golfista, a volver a su hábitat natural, la cancha, la acción. Como Silvester Stallone en rambo IV, lo piensa un segundo y ni uno más. Éste se ata la cinta a la cabeza, el otro se calza las nikes, y a la batalla. ¡Grandes!

No me hubiera importado ver tiros o tetas en una película más adulta, pero disfruté como un zagal que es lo que era. Las chicas se divirtieron mucho. Se reían constantemente con aquella película. En realidad se reían constantemente. Lo pasamos bien.

Ya sabéis cómo fue el partido.

sábado, 26 de febrero de 2011

Yermi



-Tejada F.-

Nací en Enero. Eso no importa una mierda salvo cuando eres pequeño, muy pequeño. Entré en el Jardín de Infancia en Septiembre, se puede decir que ya con los huevos negros, casi un año mayor que algunos compañeros. Al poco tiempo chanelaba ya el Micho con soltura, no digo que para atacar el Mester de Clerecia pero casi. La despiadada señorita me mandaba con los mayores cuando algunos de mi curso seguían con: la eme con la a… ma. Total que la salida al patio de chinas con los mayores empezó a joderme la vida. Me ninguneaban, me acorralaban o me ignoraban olímpicamente (eso en el mejor de los casos). Visto lo visto decidí no empezar Othello y hacerme el tonto. Pero con los de mi clase no me iba mucho mejor, la plastilina no era lo mío aunque… “prefiero intentar pasar desapercibido aquí a que me crujan a hostias los mayores”. Ese era mi razonamiento básico. No tenía amigos en ninguno de los dos ambientes. Quizá eso sumado a otros aspectos me llevó a “crear” un leal amigo. Se llamaba Yermi. Cada tarde salía al jardín a buscarlo “me voy a hacer una transacción con Yermi”. Porque Yermi era broker, llevaba camisa y corbata con maletín de piel marrón. El índice Nikkei era de lo que yo hablaba con él (o lo intentaba). Mi padre paraba el coche camino del cole y Yermi se bajaba, a la vuelta lo recogíamos y le contábamos la mañana. Yermi no contestaba, pero es que era un tipo callado y de mente matemática. La cosa terminó cuando entré en los Salesianos. Yermi se marchó, la oferta de Andersen Consulting hizo que se mudara a Nueva York, cosas de Wall Street. Como recuerdo, le cambiamos el nombre al perro y lo rebautizamos en honor a ese tiburón de las finanzas que fue durante unos cuantos meses de lo poco real que hubo en mi vida.

viernes, 25 de febrero de 2011

EL AFRICANO SEMANAL: La increible enormidad del ser



-Africano-

Hablaba uno en el ángulo opuesto de la barra:

- El Miku, sabes quién es? Sabes de quién te hablo? Ese. Estaba hablando con su médico. Le decía que era imposible que bebiese solo cerveza. Que era imposible, vaya. Que una cirrosis no se tiene de beber solo cerveza. Le preguntaron hasta a su mujer, escúchame lo que te digo. Y la mujer: “ Que sí, que mi marío solo bebe cerveza”. Y el médico que nó, que eso era imposible. Hasta que llegó la pregunta clave, la del millón. Usted cuantas cervezas se bebe al día?

(En la barra empezaron las apuestas.)

-Quince.
-Veinte.
-Cuarenta.
-Qué dices! Cuarenta es imposible!
- Cuántas, di?
- ¡La máquina entera!
-¿Cómo?
- Como te lo digo. El tío se va con su bolsa de basura y empieza a echar monedas, vale? Y hasta que no le da al botón y no caen más no para. Y ahí se va el gachón, luego, a romper los billetes de los coches que van subiendo al barco. Así toda la mañana, lata tras lata, y una y otra y otra…

Caras de asombro en el bar. De admiración algunas.

- Cuántas latas caben en una máquina?
- 70, 80, qué sé yo!

Mientras en el bar se cruzaban conversaciones de este tipo yo pensaba sobre que escribir esta semana en EL AFRICANO. Me acordé de mi abuelo. Ayer fui a visitarlo al hospital. Está ingresado. 84 años. Anemia. Angina de pecho. Insuficiencia respiratoria y cardiaca. Y otras cosas más que no vienen al caso. Permítaseme hablar de él. No quiero ni mucho menos conmover los corazones con el relato de mi anciano abuelo, aprovechar su convalecencia para crear un relato luminoso y conmovedor. En esto pensaba mientras chupaba de la Mahou. “Serás rastrero hijo de puta”. Aprovechar algo tan delicado y trágico para captar la atención del respetado público? En fin, el AFRICANO registra y luego plasma, este es mi oficio a falta de otros mejor remunerados. Me ciño a los hechos:

Llegué sobre las seis de la tarde. Odio los hospitales. Ustedes también, lo sé. Pero mi odio llega a provocar el efecto dominó. Odio-miedo-parálisis. Me veo incapaz de articular palabras, gesticular, respirar. Además, cosa curiosa, no puedo evitar al encontrarme con el enfermo tener la sensación de no conocerlo. Allí, lleno de tubos, en pijama, con la sonda colgando, ese aire enfermizo en el ambiente. Todo me traslada. Tengo la penosa sensación de estar visitando a alguien con un pie en el otro mundo. Allí estaba mi abuelo, el pobre, desta guisa, saliendo del baño:

- Hola, hijo. Qué haces?
- Cómo te encuentas?
- Aquí estoy, me has pillao en mal momento. Acabo de echar lo que en mi vida entera. Un caño enorme, un plato de lentejas…
- Te veo bien.
- Mejor que ese moro estoy. Míralo, cayéndose a trozos.
- Papá, no se está cayendo a trozos. El hombre tiene diabetes y le salen postillas en las piernas. Cállate, por Dios.
- Qué más da. No me entiende. Ayer me entraron ganas de tirarme un cuesco. Dije, qué coño? Total, no va a saber qué significa.
- Estás comiendo bien?
- Na más que agua, hijo. Hasta mañana no puedo. Me tienen que hacé una analítica. Ayer estaba durmiendo, sabes? Me desperté de pronto y vi una mujer enfrente mía. Dije, coño, que muchacha más guapa a venío a verme. No me lo podía creer. Poco a poco fui recuperando la visión. Era tu madre.
- Serás pillín.
- Y yo sin afeitar, con lo feo que estoy.
- Estás hecho un chaval.
- Eso me dijo la médica. Me vio la próstata y me dijo que la tenía como un hombre de cuarenta años. Ayer un enfermero, jovencito, no se creía que tenía ochenta y cuatro años. Me preguntó: ¡Ochenta y cuatro años! Ochenta y cuatro años, le dije. Cada vez que me ve me saluda, ¡qué pasa M...! Todos los enfermeros y enfermeras del hospital me quieren, todos me saludan. Una chiquilla de prácticas, feita la pobre, gorda, tampoco se lo creía… Mira, aquí está uno…
- Como estamos, M …?
- Bien, hijo. Pero deja de darme pastillas de esas que no vea el caño que he echao antes.
- Papá, por favor, que el muchacho luego tendrá que cenar. No puedes hablar así con todo el mundo, algunos te sonríen y otros ni te contestan y te dejan con la palabra en la boca. Tienes que saber a quién le hablas así…
- Yo soy simpático con todo el mundo. O no es así? Sería mejor que fuera un borde? No lo creo. Yo soy feliz, que les den a los que se molestan…
- Tú di que sí, abuelo.

Allí estaba yo, incapaz de articular una frase completa, totalmente rígido, cagado de miedo. Como siempre fuera de la función. Observando. El eterno observador. Abrumado por la gigantesca presencia de mi abuelo, llenándolo todo.

- Anteayer me desperté. No sabía dónde estaba. Parecía haberme despertado en una nave espacial. Todo blanco y lleno de repisas con medecinas. Eché pierna al suelo y un muchacho me habló. Dónde va usted M...? A mi casa, a donde voy a ir? Está usted en el hospital, no se acuerda? No me acordaba de nada, de toda la mierda que me están metiendo…

En ese momento entró la hija del señor que ocupaba la camilla vecina.

- Hola hija? Cómo estás?
- Muy bien, señor M… Como anda usted?
- Muy bien guapa, hoy mejor. Anda a ver a tu padre. El pobre lleva toda la tarde quejándose.

La mujer se acercó a mi madre. Le dió un beso en la mejilla y remató con otros dos en la opuesta, como mandan los cánones.

- Hola, todavía estás aquí?
- Aquí llevo todo el día, hija.
- Estos son tus niños?
- Si, este es mi mayor.
- Muy guapo, muy guapo. Igual que tú!

El vecino enfermo empezó a balbucear.

- Qué hace? –Le dijé a mi madre-.
- Está rezando. Es la hora de rezar.
- Con dos cojones.

En fin, que en esas estaba yo en el bar, pensando sobre qué escribir en el AFRICANO, cuando uno habló:

- Confirmado. He hecho una llamada. 60.

jueves, 24 de febrero de 2011

miércoles, 23 de febrero de 2011

RECURSOS MARCIANOS



(Aquí dejo un friki-relato aparecido en el blog de Vinalia Trippers. Agradecer a Vicente Muñoz Álvarez que me animara a escribir algo para ellos y, por supuesto, que tuviese la bondad de publicarlo)

-Rubén C.-

(Hágame el favor de hacerle pasar)

-Buenas, póngase cómodo. ¿Le informaron a usted del puesto al que aspira?

-Si, tengo algunas referencias. Es lo que me animó a venir hasta aquí.

- Mocosverdes International tiene un volumen de negocio bastante amplio. Operamos, además del nuestro, en varios países del este y en el África occidental, ya sabe, Senegal, Cabo Verde, las dos Guineas… Queremos extender nuestro mercado hacia otros territorios, países emergentes como el Brasil, la China y por supuesto, introducir nuestras novedades en el cine del gigante Indú. De sobra es conocido en qué estamos especializados, lo nuestro, señor mío, es el Espacio. Mi pregunta es la siguiente: ¿qué nos puede ofrecer? En fin, me interesa, es curioso lo que dice su currículum, según he entendido… viene de otro planeta.

- Si, es correcto. No se equivoca usted. Si bien, he creído conveniente no señalarlo, puesto que, según me han hecho saber, mi planeta no viene registrado en sus guías de viaje. Hubiese sido por mi parte una incorrección haber rellenado dicha casilla sin una explicación objetiva.

- De acuerdo, su lugar de nacimiento en estos casos no suele ser relevante. Lo que a mí me interesa es, dígamelo con total sinceridad, qué puede aportar a nuestra empresa. Su currículum, en este sentido, no esclarece del todo su experiencia. Dice que sus visitas a la tierra comprende el período que va del año 48 al 62. En base a esto, qué tiene que decir.

- Bueno, mi experiencia en el mundo del cine se reduce al visionado de varias películas de la época. Mencionar, por destacar, algunas como Destination Moon, Conquest of Space, The Angry Red Planet, The terror From Beyong Space, por citar algunas. Se las digo a usted en su idioma original ya que estuve destinado allá, en los Estados Unidos. Quiero decir, lo que puedo aportar es mucho. Advertí que ustedes, los “Sin pelo…” -Perdón, es así como se les conoce en toda la Galaxia-. Decía que advertí que no estaban del todo acertados a la hora de representar la sociedad universal de la época. Yo, humilde admirador de aquel cine y en especial del género que nos ocupa, ya entonces tuve la tentación de, algún día, aportar mis conocimientos para corregir tanto error, y fomentar así la producción de films de corte realista, con carácter social, sobre el Espacio.

- ¿Y qué le ha hecho esperar sesenta años para decidirse a tal empresa?

- Señor, le explico. Después de ochenta años dedicados al estudio de campo del Cosmos, mi empresa ha decidido prescindir de mis servicios, alegando que se veían obligados a reducir la plantilla debido a previsiones futuras de pérdidas en todas sus sucursales. ¡Futuras pérdidas! Tiene gracia, ¿verdad? Desde que inventaron la dichosa máquina del tiempo no cejan de despedir a honrados trabajadores como yo, con más de ochenta años de experiencia, en base a que han visto que el futuro está muy negro.

- Me conmueve su historia, señor. Si bien tengo que darle malas noticias. Aquí, en nuestra compañía, nos dedicamos íntegramente al cine “Fantástico”, y subrayo esto último, Fantástico. La gente, y usted estará enterado de la situación, no está para cine realista interestelar. Vuelve lo clásico, ya sabe, bichos verdes, platillos volantes, el rayo láser… En definitiva, cine de evasión. Lo siento, tengo en consideración sus buenas intenciones. Lo emplazo a que vuelva dentro de unos años, con su currículum actualizado, por si la situación es propensa a sus innovaciones. Es una pena, pero me temo que aún no estamos preparados.

domingo, 20 de febrero de 2011

Félix Grande




Donde fuiste feliz alguna vez...

Donde fuiste feliz alguna vez
no debieras volver jamás: el tiempo
habrá hecho sus destrozos, levantando
su muro fronterizo
contra el que la ilusión chocará estupefacta.
El tiempo habrá labrado,
paciente, tu fracaso
mientras faltabas, mientras ibas
ingenuamente por el mundo
conservando como recuerdo
lo que era destrucción subterránea, ruina.

Si la felicidad te la dio una mujer
ahora habrá envejecido u olvidado
y sólo sentirás asombro
-el anticipo de las maldiciones.
Si una taberna fue, habrá cambiado
de dueño o de clientes
y tu rincón se habrá ocupado
con intrusos fantasmagóricos
que con su ajeneidad, te empujan a la calle, al vacío.
Si fue un barrio, hallarás
entre los cambios del urbano progreso
tu cadáver diseminado.

No debieras volver jamás a nada, a nadie,
pues toda historia interrumpida
tan sólo sobrevive
para vengarse en la ilusión, clavarle
su cuchillo desesperado,
morir asesinando.

Mas sabes que la dicha es como un criminal
que seduce a su victima
que la reclama con atroz dulzura
mientras esconde la mano homicida.
Sabes que volverás, que te hallas condenado
a regresar, humilde, donde fuiste feliz.
Sabes que volverás
porque la dicha consistió en marcarte
con la nostalgia, convertirte
la vida en cicatriz;
y si has de ser leal, girarás errabundo
alrededor del desastre entrañable
como girase un perro ante la tumba
de su dueño... su dueño... su dueño...

-Félix Grande-

viernes, 18 de febrero de 2011

EL AFRICANO SEMANAL: Hoy tengo cuerpo de Góngora



-Africano-

En mi afán por no quedarme a la zaga de la sabiduría, he iniciado un nuevo camino hacia el conocimiento. Me he propuesto devorar la obra teórico-crítica de Carlos Bousoño: Épocas Literarias y Evolución, Teoría de la Expresión Poética, El Irracionalismo Poético, Superrealismo Poético y Simbolización… además de tener en proyecto meterle mano a los diez tomos de Dámaso Alonso y a la obra de su tocayo Amado Alonso. También, en el plano internacional, echarle un ojo a Saussure, Bajtin, y al padre del estructuralismo antropológico, Levi Strauss, que no el de los vaqueros. Y todo esto, me pregunto yo, pá qué? Es que acaso voy a tener que tirar de biblioteca en alguna reunión de conocidos cuando a alguno, pongamos por caso, en el altiplano de su ebriedad le dé por hablar de la dificultad de clasificar la historia de la literatura en escuelas o épocas o sobre el amplio campo que se abrió en la pasada centuria con el estudio de la semiótica (para los anglosajones) o semiología (para los europeos continentales) en lo que atañe a la lingüística? La respuesta ya la sabéis. Los apuntes entre paréntesis denotan sabiduría sobre lo que expongo. Nada más lejos. Solo tenéis que teclear en Wikipedia Semiología y ahí encontraréis esto mismo que os cuento. Qué es a lo que voy? Voy en salto con doble tirabuzón sobre el centro de nuestra vanidad, la mía. A quién no le gustaría, cigarro en mano, hacerse con un séquito de aprendices que escuchan, oreja al cielo, las lecciones de un sabio de veintiséis años? Aquí quizás me estoy levantando las faldas y enseñando demasiado el chocho en la vía pública. Una frase que a menudo he escuchado de personas con las que me he cruzado a lo largo de mi vida cuando les he mencionado que escribo y se han interesado sobre qué, la respuesta siempre les ha ofendido tanto que siempre quise saber el por qué. “De ti mismo?? Odio leer cosas de alguien que habla de su propia vida y de sus miserias, bastante tengo yo con las mías”. Y tienen razón, quién quiere visitar las cañerías de un edificio que se está cayendo a pedazos y que, para más INRI, no es el nuestro? Y digo que nunca comprendí esta actitud, puesto que lo que más me interesa a mí, personalmente, es precisamente las miserias de los hombres a los que leo. Pocos tan hábiles he leído en mi corta carrera que no hayan dejado caer algún detalle o alguna anécdota de su miserable condición. Tal vez un día que estaban hasta los cojones y en un relato de su bibliografía han cortado la cabeza del bueno con una amplia sonrisa. Qué de lo que se ha escrito no es la vida de uno mismo? En este momento podría formularse contra esta afirmación una batería de pruebas que la dejarían a la altura del betún. Pero para mi gracia o mi desgracia esto lo van a leer tres a lo más, cuatro personas que les importa un zurullo la vida de un Africano afincado en una Ciudad sin chicha ni limoná como es mi muy amada y denostada Ceuta, Septa, Septem Frates (Siete Colinas) para los amantes de los arcaismos. Por lo que no espero elaboradas teorías contrarrestando esta, la mía, más que las habituales puyas cabronas de mis sinceros y cacagénicos compañeros de fatigas. Así es la vida, amigos míos. Por eso, he decido hoy cerrar las tapas del libro que tengo sobre la mesa, fechado en el 52, más amarillo que unos dientes manchados de Cheetos, e ir consumiéndolo limpida y despaciosamente, sin temor a tener que usar sus postulados en una discusión de altos vuelos. Un amigo decía que sin ningún complejo era capaz de cerrar el Quijote y seguidamente ponerse cómodo para ver Hotel Glam (ya hace años de esto, lo sé). Por eso, cerrad el Quijote y aplicad la oreja a lo que os digo:


Aquí copa vino en mano y cigarrillo me despido, como un vejete loco e ignorante, rodeado de libros, escupiendo gargajos, hablando con fantasmas en simposios ficticios donde sábanas blancas con agujeros negros me dan la razón, sentado sobre mis propias heces, mientras mis futuros nietos comentan desde el umbral que el abuelo, el pobre, se ha quedado lelo.

jueves, 17 de febrero de 2011

poema (TOWER)

Mientras aguarda

Una bala que le mate

Un dolor que le alivie

Respira reposado reteniendo el aire

Mientras aguarda

Aliento del ultimo aliento

Pecado del pecho para

soñar que no se acuerda del sueño


Pecado en el sueño


¡qué recto en la vida!

¡qué triste en la muerte!


-Toni Tower Baobab-

lunes, 14 de febrero de 2011

Jose Angel Valente


DE VIDA Y DE MUERTE

Pero seamos, al fin,
Intrascendentes,
Sin nudos y metáforas
Seamos.

Sencillamente así,
Igual que somos,
Según la piel y el ritmo
Del corazón seamos.

Para morir,
Para vivir,
Para morir de cara.

Para morir.
Para vivir.

Para morir
De haber vivido.
Y basta.

De "A modo de Esperanza"

jueves, 10 de febrero de 2011

Puede y Seguro



-Tejada F.-

Puede que sea motivado por oscuros intereses. Puede que los pueblos oprimidos lo sigan siendo. Puede, más bien de esto estoy Seguro, que Estados Unidos seguirá controlando la zona. Puede que el islamismo gane protagonismo poco a poco. Puede que Internet y la Globalización no sean tan malos como algunos lo pintaron. Puede que el Norte de África no vuelva a ser lo mismo. Puede que Youtube sea la herramienta mas demoledora de este siglo (salvo para China). Puede que esta ola de libertad se amplíe para luego aplacarse.
Pero Seguro que este 2011 será recordado, incluso estudiado, le pondrán nombre, se impartirán clases, conferencias, películas malas en las que se tratará el tema: La sobrevalorada Natalie Portman hará de egipcia atormentada que debe decidir entre el amor de su vida lejos o permanecer con su familia esperando la libertad mientras matan a su hermana en una revuelta sangrienta. Si lo hacen aquí queda dicho por lo de la pasta y eso.
Grandes sabios divagarán en pretenciosas charlas sobre los motivos por lo que estas cosas pasan, por las que Mubarak se larga o los tunecinos dicen basta, o el rey de Jordania aplica recetas nuevas por miedo y los demás dictadores lo miran todo acojonados. Durante algún tiempo puede que tengamos sensación de que este planeta es maravilloso, de que todo se puede si actuamos juntos. Quizá otros países se sumen a esta fiesta y U2 haga una canción infumable.
Pero Seguro que llegará un momento en el que todo se olvidará. Las elecciones se amañarán en cada lugar como en Afganistán y Puede o mas bien estoy Seguro que todo volverá a la normalidad.

LA FANZINE Nº5: LIBERTAD




LINK de La Fanzine nº5: Libertad

http://issuu.com/lafanzine/docs/lafanzine_005_ibook#embed

miércoles, 9 de febrero de 2011

otras culturas

me encuentro en este lugar
pero no sé donde estoy.
estoy en este sitio,
más no por mucho tiempo.

Iré a algún lado,
quiero recorrer el mundo,
conocer otras culturas.
Otras culturas, je,
como si hubiera muchas,
como si el hecho de comer los espaguetis o el arroz
con un tenedor, con palillos o con los dedos
significara que hay varias culturas distintas.
Si en lugar de la mano, damos dos besos o tres,
si en vez de ron, bebemos vodka o whisky,
café, té, mate, sake, yo qué sé,
somos todos igual de ignorantes.
otras culturas, ja,
como si hubiera tantas.

-Fabyo Sorel-

lunes, 7 de febrero de 2011

La Obra




-Tejada F.-

Creo que alguno todavía no lo sabe pero mi madre se ha comprado un piso. Está en el centro de Úbeda, tiene mucha luz y es coquetón, con Iglesia y un bar como vecinos. Casi todo es positivo aunque no todo: el inmueble es viejo como una canción de Bessie Smith. Por tanto toca reforma, pero no una reforma de acabados y remates, no. Esta reforma es de las de La Virgen que Reforma. A saber: suelo nuevo, tiramos tabiques y ampliamos cuartos, instalación completa de luz con rozas por el suelo y cambio de ventanas, desagües, tuberías, azulejos, pintura etc.

Bueno pues allí me tenéis como peón de los profesionales que están llevando a cabo la salvaje puesta al día del piso de los huevos. Mi labor los primeros días fue clara, cargar espuertas de escombro y bajarlas hasta un remolque, todo esto a escondidas de los vecinos del bloque, que por decirlo de alguna manera no son precisamente comprensivos con las obras. En especial una señora vecina del 3b y presidenta de la comunidad para mas señas, que con su abrigo de pieles no deja de tocarme las pelotas con la carga que el ascensor es capaz de soportar. Yo le digo siempre lo mismo: “esto no es nada señora” pero ella, desconfiada, me hace un gesto de desaprobación mientras va para su casa. Pero vuelve, siempre vuelve.

También pico paredes con la picola, pico y pico y vuelvo a picar. Al final de la mañana parezco una croqueta justo antes de freírla. El polvo es fiel compañero durante estos días.

De vez en cuando me interrumpe uno de los albañiles –son dos- para contarme alguna historia. Sobre todo de cuando era chef de un macro puticlub para camioneros en el Norte, esa época de su vida la añora de manera especial. “65 putas nuevas cada 21 días”. No le gustan las brasileñas pero si cualquier cosa que lleve alcohol. El calimocho rula en la obra como si fuese el día de la Primavera. Me cuenta sus cosas mientras me ofrece vino cada 15 segundos, a la cuarta no puedo negarme.

Los dos profesionales digamos que son tipos previsibles, si no están en el tajo solo hay que buscarlos en el bar de la esquina. El dueño de ese antro será el único que eche de menos el fin de la obra.

La otra mañana, mientras jugaba al tetris con escombro en el ascensor, la señora pesada me cazó de improvisto, por la espalda. Que silenciosa que es la jodia. Comenzó una serie de improperios en voz baja, mirando para otro lado, que si cuanto polvo, que si cuanto peso, que si tal y cual. Me tenía harto y se lo dije “Señora si se hace bien, follar cansa y una obra mancha” su mirada estupefacta me confirmó algo que sospechaba: hace demasiado tiempo que no hace ninguna de las dos cosas.

domingo, 6 de febrero de 2011

Autobiogracia

Nací un buen día, exactamente el día que mi madre cumplía 29 años, si mal no recuerdo.

Curiosamente el día de San Miguel, día grande en Úbeda y también en mi familia por ser varios los miembros de la misma que llevan por nombre el del Arcángel jefe del ejército celestial con admirable dignidad, este día como digo, cae en 29, y en septiembre, el veintinueve en mi casa se celebra todos los años porque es el día de mi padre y el de mi hermano. Mi hermano Miguel siempre decía en la comida cuando venía mi tío de Sevilla a pasar un fin de semana, que en mi casa eran cuatro Migueles, mi padre Miguel, el tito Miguel, él y el Miguel de la Loles, Meloko para los amigos.

Mi madre prepara puntualmente esas tardes los aperitivos, las tapas, la bebida y los dulces para la familia, que en su sentido amplio al más puro estilo italiano, se junta ese día en casa para felicitar a mi padre, a mi hermano, a mi tío, y ya de paso a mi madre, que cumple años al día siguiente.

Fijaos, el día antes de nacer yo, María Isabel preparó un banquete del carajo para toda la familia, ayudada, eso sí, siempre, por la impagable e imparable mano de Mama Rosa. Después recibió a los invitados, los atendío, los aguantó y cuando por fin se largaran y la dejaran tranquila llegué yo.

Esto que digo explica muchas cosas.

Quiero decir que me planto en mi casa una noche de finales de verano el día del cumpleaños de mi madre, después de una buena fiesta, en un clima supongo, de agradable algarabía.

Insisto, esto lo explica todo.

Después de eso ya no pude jamás levantar cabeza, siempre en busca de una fiesta, en busca de esa última sensación intrauterina. Tal vez no vean la relación pero esta ahí.

Es por esto que me gusta el fútbol, los libros, la cerveza, mi chica, adoro a mi chica, la amo, creo en ella, creo en Dios y en mi familia. Quiero a mis amigos. He hecho algunas cosas pero eso no interesa. Pienso que nunca conozco del todo a un colega hasta que entro en su cuarto y veo su estantería, un tomo de no se quién, un disco de no sé cuál, y entonces digo ah coño¡¡ este eres tú no?

Esta es mi estantería. Hay discos de Bunbury y de Violadores, las Rimas de Bécquer, infinita cota universal de la poesía, y el Paraíso Perdido de Milton, que es otra de sus cumbres, y que por cierto no encuentro (no sé dónde se ha podido esconder semejante cima); hay una selección de Rubén Darío que me regaló otro gran poeta, tocayo suyo. Están las acertadas selecciones de rap que hace el gorila, un disco de los love que me descubrió Nöe y que nos tuvo confundidos un tiempo en el 5º D, tomándoles inexplicablemente por los Beatles. He incorporado un volumen precioso que Carmen me regaló por reyes, de escritores que se defendían también con el pincel como con la pluma. Está por ahí el ajuste de cuentas de Quique que algún día le devolveré al Teji, que me dice que pronto atesoraré otra joyita en estos estantes. Tengo un disco de Travis, que le levanté a Joselito sin saber muy bien cómo y que conservo en perfecto estado porque nunca lo he puesto. Ya no tengo ese ejemplar de la dama de las camelias que le regalé a una chica un día, como tampoco sé donde han ido a parar unas cuantas cosas más, como por ejemplo el avalancha de los héroes del silencio que me regaló una amiga, el número especial de la revista dedicado a los héroes, las confesiones de Bunbury en el Diván... ¿os he dicho alguna vez que me molan los héroes?; tuve el placer de verlos con el Peña y Jose Manuel en Sevilla junto a mis hermanos y sus amigos, y fue la leche aunque de haber podido estar un poquito más cerca, si no nos hubieran pisado y arroyado, si alguien no me hubiera derramado el cubalitro de whisky que me costó cerca de cincuenta pavos y no me lo hubiera devuelto echándome el suyo por encima, si en ese jodido momento no hubiera empezado a oler a mierda de esa manera, si hubiéramos dejado un instante de gritar las canciones y los hubiéramos podido escuchar al menos ya que no los podíamos ver, como digo, si no hubieran pasado esas cosas, habría estado mejor pero fue un día memorable. Por eso lo recuerdo.

No recuerdo mucho más, porque no me gusta mucho recordar, ya somos mayores pero aún no estamos en esa edad. Además ya sabéis todo lo que tengo que contar, y lo que no sepáis será mejor dejarlo estar.

viernes, 4 de febrero de 2011

EL AFRICANO SEMANAL: En mi época




-Africano-

No he podido resistirme al salir del laburo. Si hay algo que me invita salir a la calle es un cielo despejado y un viernes-medio-día. He ido al Bar de Agus, bar que no queda muy lejos de mi casa pero al que hace meses que no voy. Fui hará un mes, a tomar una copa y a saludar. Y antes de esta fecha, desde comienzos de verano. A mitad de este, Agus, el dueño, murió. La tristeza que el hecho me produjo me impedía siquiera pasearme ante la puerta. Tristeza y una especie de temor. Temor a qué, no sé. He sufrido la muerte de varios familiares, alguno con visos de tragedia, pero que me afectaron en la justa medida en que puede afectarle a uno la muerte de un ser vivo allegado. En cuanto a Agus, a pesar de que no teníamos una amistad que fuera más allá que la de cliente-barman, su significado ha tenido consecuencias relevantes en mi manera de mirar (que no ver) el mundo. Para mi aquellos años, pongámoles tres o cuatro, en los que yo frecuenté su bar han adquirido en mi imaginario la categoría de “mítico”. Una profunda nostalgia me invadía, en los últimos meses, al pasar ante la puerta de este legendario bar. Y pensar que hará no menos de año y medio me encontraba allí bebiendo unas cervezas y escuchando viejas historias de los ochenta relatadas por sus ilustres parroquianos. Se sentía uno fuera de lugar, extemporáneo, viviendo unos años vacíos, sin emoción. Incrédulo de mí, no era consciente de que yo también estaba viviendo, en directo, mi propia época. Con mejor o peor música, con mejor o peor significado histórico, pero una época, en definitiva. He entrado en el local. Algunas cosas han cambiado. Los cuadros, las estanterías, el color de las paredes, la variedad de tapas (antes preparadas por Agus), "ya no se puede fumar", en fin. Allí estaba su chica tras la barra, simpática como siempre, dispuesta a darle a uno conversación. Está más delgada, pobre chica. No me atreví, ni el último día que fui ni este, a darle el pésame. Quién soy yo. Dos obreros, fijos del lugar, charlaban sobre una chapuza que les había salido. Discutían sobre cual porcentaje se llevaría cada uno. Juako, uno de ellos, está ahora en paro. Tiene el pelo más largo y lo lleva bastante descuidado. Dice que se pasa las horas en el bar, esperando una llamada. Dos abuelos, en las mesas del final, comían el menú del día, él, acomañandolo con una Sin Alcohol, ella, tinto con Casera. He salido a la puerta a fumar un cigarrillo. Todo ha cambiado, demasiado, en pocos años. Algunos se han ido. Otros seguimos adelante. Ya no podemos fumar en los bares. Al menos algún día podré contar que antes, en mi época, si se podía.

jueves, 3 de febrero de 2011

Caballero Bonald



PUNTO MUERTO

Bebo en la noche con expresidiarios
y también con algún
anacoreta, bebo sin más
en sótanos a oscuras o en balcones
iluminados y también a veces
bebo absolutamente solo
mientras nadie me llama y busco
a quien me llama: viene
en sentido contrario al de la espera.


CINEMATÓGRAFO

Un amago de lluvia, por ejemplo,
la tutelar techumbre
del doméstico otoño, el vaho
del salitre arrastrándose
por los lentos balaustres
de la noche, la tórrida humedad
de las cántaras, todo
cuanto en principio sobrevive
atestiguado por la persistencia
de imágenes sin nombre, me confina
en un cerco de dudas
contiguo al estupor y apenas
si puedo imaginarme desde cuándo
amo una historia que jamás viví.


-...de "Descrédito del Héroe".