Cacagénesis:


William Saroyan:
"Es sencillamente imposible insultar al género humano sin sonreír al mismo tiempo".







jueves, 29 de julio de 2010

Tradición y Vanguardia

El Big Bang; ese chasquido de los dedos de Dios, que entusiasma a los científicos.
El Amor imperecedero es la verdadera ciencia.
Químicamente, está demostrado, todos somos polvo de estrellas.
El espacio es infinito como el tiempo y ambos ilusorios.
A ras de suelo, a pie de calle, la gente anda con los pies, pero de puntillas, para no hacer ruido, y pronto los coches se quedarán sin combustible y tunearán los burros.
Cuando un hombre y una mujer se aman, se unen, forman una familia...
cuando un niño nace el mundo se calla.
Cuando un escritor coge una pluma nadie habla.
Sólo un músico y una guitarra.
Un artista pinta en lienzo los colores del alma.
Un torero también puede ser un artista, además de un asesino de toros, con más pelotas que todo el Parlament de Cataluña.
En el Senado se podrían hacer grandes cosas si no estuvieran todos sentados de brazos cruzados, por no hablar de los que no acuden, de los que roban, de los que se sacuden, de los que extorsionan.
Las drogas están bien hasta que pierden la gracia.
Si lo pienso bien, me gusta la música electrónica, tanto como la clásica.
La muerte a todos nos llega pero no es más que un trámite.
Insisto. Lo que importa es la familia.
Lo primero es Dios.
Lo segundo es el Amor. Dos nombres distintos para un mismo asunto.
Lo tercero Yo y voy a lo mío al menos respecto a los que van a lo suyo.
No me busques si no me quieres encontrar.
Estoy aquí desde el principio.
Escapo si se pone feo si no quiero inmiscuirme,
si me he de arremangar me tiro al fango de cabeza
y salgo a flote siempre.
El universo dicen que se expande,
al menos el de mi mente.
Me abro y me cierro como esas flores.
Todos los días sale el sol y todos los días se pone
y no sé qué es mejor,
la aurora, el crepúsculo, el mediodía o la noche.
Me gusta fumar mota y el ron con coca-cola,
las piernas de mi chica y me gusta su boca.
La playa y la montaña,
Dante y García Lorca,
John Milton y Neruda
Cernuda y Góngora.
Me gusta trabajar y tocarme la polla,
Me gusta madrugar y dormir la siesta.
La mejor filosofía está escrita en la Biblia.
Progreso significa decadencia,
y el Pasado está muerto como la Historia.
Lo único que importa en esta vida es la Vida misma,
que renace cada día y cada noche
baja a la tumba.

miércoles, 28 de julio de 2010

De un mareo, un pueblo entregado y un helicóptero.



-Tejada F.-

Basado en hechos reales


La señora Ana vive sola en una gran casa, en lo bajo de un conocido pueblo con Castillo. Todo trascurre con la habitual desolación de la siesta veraniega. En un momento dado, a la amable lugareña le da un bajonazo de tensión, eso tan normal con estos calores, y que puede ser de rápida solución si estás sentado y tomas algo de líquido y dulce, o de lo contrario se puede convertir en una leche de circo, bombero torero, mujer barbuda, ambulancia de Cruz Roja y sirena a toda hostia por el centro, atado en una camilla demasiado pequeña, ya sabéis, o mejor, ya lo sé yo.

Prosigo con la aparentemente habitual historia de bajada de azúcar sin consecuencias. El caso es que –este extremo aún no está confirmado- la señora tiró de teléfono como pudo, estaba mareada, parece ser que no desmayada, y se puso en contacto con una vecina, pero no habló, o al menos no habló nada inteligible, por lo que rápidamente la señora, preocupada, se enfundó las chancletas, y al estar Sálvame en publicidad, no se lo pensó, avanzó los 2 metros que la separaban de la puerta de la protagonista y llamó:

Ding dong, ding dong, ding dong
-Ana! Ana!
- eee, eee, respondíó con un fino hilito de voz
-¿estás bien? ¿Que te pasa? ¿Me has llamado? - las voces se escuchaban en toda la calle y la aplatanada gente salía.-

Ana con su pelotazo no podía responder con claridad, no gozaba de suficiente soltura para calmar a los cada vez más inquietos paisanos que ya empezaban a apostarse en la puerta y golpeaban la ventana con insistencia. En ese instante, la hija de la mareada ya venía de camino a toda prisa con el corazón en la mano. En la bonita casa de fachada blanca y puerta de hierro, la tensión se masticaba. Uno de los testigos fue a su casa a buscar una copia de la llave, es costumbre que en los pueblos, a parte de la familia cercana, alguien más cuente con un juego de llaves para imprevistos de esta índole.

El caso es que Ana aunque consciente, no respondía, estaba viviendo su momento de gloria. Pero en la calle los nervios no cesaban. Al tener cerrado por dentro con la llave a medio poner en la cerradura, el vecino no podía abrir, y al seguir sin responder, alguien hipèrventilando y a gritos pronunció las palabras que todo lo complicaron; “hay que llamar a la ambulancia, a los bomberos, a lo que sea”.

Determinada persona con un sentido de la realidad dudoso y en un estado de nervios sin parangón realizó la llamada, que visto como acabó todo, yo pagaría por escuchar.

A partir de ese momento los acontecimientos se precipitan, aunque siempre regados de una tensión fuera de lo común. No ayudó la llegada de la hija, que al intentar también abrir con su llave sin éxito, y lejos de mantener la sangre fría, echó gasolina al fuego, con fuertes y desgarradoras frases del tipo “ ¡¡¡¡madre, madre, no te mueras, madre, que tienes que ver crecer a tus nietos, madre!!!!!”

El espectáculo como se va viendo roza lo esperpéntico, sabiendo como sabemos claro, que todo era un rutinario mareo veraniego. Bueno el caso es que después de mucho insistir, y prácticamente forzar la puerta, consiguen entrar. Parecía el Corte Inglés de Preciados el primer día de rebajas. Todos en avalancha al galope, el primero el vecino de la llave, que para eso había abierto paso, y buscaba descaradamente la gloria, después la hija descompuesta y detrás medio pueblo, a partir de la sexta persona que entró, puro morbo.

Bueno pues ahí estaba Ana, cagada y meada, blanca como la cera, echada en su sofá, con las bragas por las rodillas, el teléfono en la mano y la telenovela de Canal Sur de fondo. Esbozaba una media sonrisa melancólica, y acertó a decir: “¿que pasa?”.
Todo dios se quedó petrificado, la señora no tenía nada, y encima se pegaba el vacile. La hija mucho más tranquila, ya que se temió lo peor, fue invitando a los curiosos a abandonar la casa, esperando que llegase la furgona de Urgencias para confirmar lo que parecía. Una miaja de mareo, con algo de azúcar y una ducha solucionado.
Los lugareños fueron saliendo, mientras a lo lejos comenzaba a escucharse un fino ruido que se acercaba cada segundo. Hasta que se convirtió en estruendo.

Sí amigos, el helicóptero del 061, como si de Apocalipsis Now se tratase, surcaba el cielo del pueblo llegando a toda leche, aterrizando en la pista multiusos, justo en frente de la casa de los hechos. Por si faltaba algo, los entregados facultativos tiraron de megáfono, el despiporre fue monumental. Nunca tomar la tensión y recomendar beber más líquido había merecido tan espectacular despliegue.

Nota: estas circunstancias han ocurrido cerca del lugar donde unos atracadores se pusieron el pasamontañas y montaron el rifle justo antes de llamar al timbre del banco

domingo, 25 de julio de 2010

LA LITERATURA EN NUESTRO TIEMPO

-Rubén Casado-



Me sorprende que ciertas personas, participantes de ciertos programas de televisión, programas culturales, más concretamente sobre literatura, hablen de esta como una potente arma cargada de pétalos de rosa capaz de agitar las conciencias y alcanzar el tan ansiado ideal de paz y convivencia en el mundo. Esta tarde, reunido con un grupo de personas a las que no conozco mucho, se enzarzaban en una discusión sobre qué libro era mejor o peor de los que en esos momentos estaban leyendo. Estos libros distaban mucho de pertenecer a la gran literatura de la biblioteca universal. Se trataba de títulos comerciales, ya me entienden, tochos de 700 u 800 páginas escritos para satisfacer al lector. Si algo han conseguido estas publicaciones es que el ciudadano de a pie se interese por la lectura. Puedes verlos leyendo en el bus, en la playa, en un banco o incluso mientras dan un paseo, pegados a sus pesados libros como yonkis de la palabra, esperando que el ansiado final les comunique la existencia de Dios. La mayoría de las veces (o quizás, todas) acaban decepcionados, por lo que corren al centro comercial más cercano a por el siguiente "Best Seller" de la lista. Probado está que la inmensa mayoría de lectores del planeta no se decanta por la "literatura de compromiso", esa que pretende reclutar pacifistas para luchar contra el establishment, sino que, por el contrario, se decanta por la literatura anestésica, esa que sirve para entrener y que, por otro lado, ¡oye! también está muy bien. En resumidas cuentas, la conclusión es que todas las literaturas valen y al mismo tiempo no valen (o mejor dicho, no sirven). No hay que ser muy espabilado para darse cuenta que, hoy día, no es precisamente la literatura la que marca el paso del mundo. No sé si alguna vez lo marcó, lo que es claro es que en esta, nuestra época, lo único que marca es la tala de árboles en el Amazonas. Algunos, sin embargo, siguen ahí dando la matraca con "la función social de la literatura", "la función pedagógica de la poesía en nuestro tiempo", "la función terapéutica del arte en enfermos mentales", y así un largo etc de funciones prácticas de las letras como instrumento. No sé quien fue el memo que por primera vez pensó que la literatura debía servir para algo, es decir, debía tener asignado un papel, como si se tratase de una institución más del estado. Y puede que la tenga, sin duda. Pero, cuando tengo un libro entre las manos,de un tipo con el que me siento identificado, que me habla directamente, a "mí", que hace trabajar "mi" mente, que hace que coja un ordenador, "mi" ordenador, y me ponga a teclear, no sé, me da que pensar. Pienso en todos los teóricos del mundo, en todos los promotores de premios locales y autonómicos, incluso, "los nacionales", pienso en la fundación de no se quien "para la difusión de su basta obra", pienso en todas y cada una de esas personas que se esfuerza en elevar a la literatura a la categoría de "cosa infumable" y bufo: ppppfffffff

y resulta que al pasar la página de su pedantería todos se callan
y puedo seguir leyendo.

Al fin y al cabo, es en eso en lo que consiste, no?

Hoy es domingo


Hoy es domingo.
Hoy, por primera vez,
me sacaron al sol,
y por primera vez en mi vida
miré al cielo,
maravillado de que estuviera tan lejos
y tan azul
y tan ancho.
Me quedé parado,
y luego me senté respetuosamente en la
negra tierra,
con la espalda apretada contra la pared.
Ahora, ni pensar en morirme,
ni pensar en la libertad, ni en mi mujer.
La tierra, el sol y yo...
Soy feliz.

- Nazim Hikmet -

sábado, 24 de julio de 2010

En la montaña

Hay árboles que arraigan en las entrañas de la tierra,
y otros que hunden sus raíces en la carne.
Mi pecho es un bosque,
y en mi copa anidan las aves.
El río que pasa por mi cauce
lleva el agua que me limpia la sangre,
y mis suspiros,
como diría Bécquer,
van al aire.

miércoles, 21 de julio de 2010

Alta traición


No amo mi patria.
Su fulgor abstracto
es inasible.
Pero (aunque suene mal)
daría la vida
por diez lugares suyos,
cierta gente,
puertos, bosques de pinos,
fortalezas,
una ciudad deshecha,
gris, monstruosa,
varias figuras de su historia,
montañas
- y tres o cuatro ríos.

- José Emilio Pacheco -

Tedio

Esta sensación tan conocida,
de cotidiana
se ha vuelto insoportable.

El monótono martilleo del reloj
machacando mis tímpanos.

La asediante costumbre
no por previsible más llevadera.

El tedio se ha instalado en mis días
y no hay sitio aquí para los dos.
O tú o yo.

martes, 20 de julio de 2010

Arte poética


Que el verso sea una llave que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
cuanto miren los ojos, creado sea,
y el alma del oyente quede temblando.
Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
el adjetivo, cuando no da vida, mata.
Estamos en el cielo de los versos.
El músculo cuelga,
como recuerdo, en los museos;
mas no por eso tenemos menos fuerza:
el vigor verdadero
reside en la cabeza.
¿por qué cantáis la rosa?, ¡oh poetas!
¡Hacedla florecer en el poema!
Sólo para vosotros
viven todas las cosas bajo el sol.
El poeta es un pequeño Dios.

- Vicente Huidobro -

lunes, 19 de julio de 2010

Tortilla Flat



Danny y sus colegas eran unos borrachos harapientos,
y lo siguen siendo,
aunque no todos.

Alguno fue beatificado por querer a los perros como San Francisco.
Alguno tendría que ser estudiado en las cátedras de filosofía de medio mundo.
pero sus nombres, Pilón, Pablo, Big Joe, Jesús María, el Pirata,
no pasarán a la historia. Si aún caso quedarán en la intrahistoria
de mi corazón, y en el de todo aquel que se acerque a Tortilla Flat,
el llano de Monterey donde viven los paisanos,
donde desaparecen gallinas,
y la aspiradora se pasa apagada.
Donde el vino se cambia por todo y se toma por nada.
Donde unos amigos organizaron una fiesta.
¿quién no ha oído alguna vez hablar de la Fiesta?

En definitiva, el lugar donde Danny heredó,
y acontecieron las peripecias de esta pandilla.
Un lugar para no olvidar. Un lugar para el recuerdo.
El sitio más duro y más apacible al mismo tiempo.

Tortilla Flat, si tienen la oportunidad,
acérquense a visitarlo.

domingo, 18 de julio de 2010

Epitafio frente a un espejo



-Juan Luis Panero-

Dura ha de ser la vida para ti,
que a una extraña honradez sacrificaste tus creencias,
para ti, cuya única certidumbre es tu recuerdo
y por ello, tu más aciaga tumba.
Dura ha de ser la vida, cuando los años pasen
y destruyan al fin la ilusa patria de tu adolescencia,
cuando veas, igual que hoy, este fantasma
que tiempo atrás te consoló con su belleza.
Cuando el amor como un vestido ajado
no pueda proteger tu tristeza
y motivo de burla, de piedad o de asombro,
a los ojos más puros sólo sea.
Duro ha de ser para tu cuerpo ver morir el deseo,
la juventud, todo aquello que fuiste,
y buscar sin pasión tu reposo
en la sorda ternura de lo débil,
en la gris destrucción que alguna vez amaste.
«Es la ley de la vida», dicen viejos estériles,
«y nada sino Dios puede cambiarlo», repiten,
a la luz de la noche, lentas sombras inútiles.
Dura ha de ser la vida, tú que amaste el mundo,
que con una mirada o una suave caricia soñaste poseerlo,
cuando la absurda farsa que tú tanto conoces
no esté más adornada con lo efímero y bello.
Dura ha de ser la vida hasta el instante
en que veles tu memoria en este espejo:
tus labios fríos no tendrán ya refugio
y en tus manos vacías abrazarás la muerte.

jueves, 15 de julio de 2010

5:45

Menú. Organizador. Alarma. Hora. 5:45. Tono. Come as you are. Activar.
Nirvana no suena tan bien cuando te saca de la cama a las cinco de la mañana.
Sin embargo, he desactivado la alarma antes de que Kurt soltara dos frases.
El que me conozca (y aquí sois muchos), pensara que es mentira,
pero amigos, algunas cosas cambian, aunque otras no cambien nunca.
Me he quedado un ratito sobre la cama y no me he vuelto a dormir.
Me he mirado en el espejo y tenía buena cara, incluso diría que estaba de buen humor.
Me he hechado agua por encima y parecía Gloria Bendita.
Me he comido un donut y no me ha parecido una porquería.
Me he montado en el coche y no me he dormido antes de que arrancara.
De hecho he ido todo el camino despierto contemplando el espectáculo.
A las seis menos cuarto miré por la ventana y era de noche como un cerrojo.
Cuando a las seis me asomé a la calle ya clareaba.
Ya en la carretera, montado en el Land Rover, si miras hacia el este, sobre el horizonte, se dibuja una delgada linea anaranjada sobre las montañas oscuras. Conforme avanzas, se va haciendo notable la diferencia entre éstas y el firmamento.
Serrat cantaba movidas de cuando estuvo loco. Al cabo, un azul clarito se deja ver al fondo,
y los primeros rayos de sol despuntan sobre las cumbres. Entonces puedes mirar al sol de frente. Puedes mirarle a la cara y decirle aquí estoy yo, y brillo tanto como tú, y me muevo más rápido. De hecho, él ni se inmuta, sigue en su sitio, pero asciende como si estuviera en movimiento. Cuando te quieres dar cuenta es de día, y has podido ver en el cielo una gama de azules que ya los quisiera cualquiera para su paleta. A las doce del mediodía, si tienes huevos mira al cielo. Al atardecer podrás volver a verlo. Quien quiera ver.
Son las 1:24 y mañana el reloj suena a la misma hora.

martes, 13 de julio de 2010

A golpe de martillo y cincel

-Toni Tower Baobab-

Hace algunas semanas estaba arreglando el coche, que tenía una abolladura en la parte trasera, justo donde la tercera luz de freno. Yo, que ultimamente consigo lo que me propongo, desmonté la puerta trasera y con un improvisado cincel de madera me dispuse a dar golpes desde el interior hacia afuera para dejar de nuevo recta la chapa. Al verme moldeando la susodicha pieza a golpe de martillo y cincel recordé algo que había leído hacía pocos días...

La escultura del David de Miguel Angel, que se puede ver en Florencia, había sido encargada en un primer momento a Simone da Fiesole. El inmenso bloque de mármol, fue traído por el Mediterráneo y subido por el río hasta la ciudad. Prácticamente estamos hablando de una pieza de mármol única, por dimensiones y calidad. El maestro Simone da Fiesole no estuvo a la altura, y al realizar el vaciado de las piernas, dejó el bloque prácticamente inservible, de hecho se especulaba con que era imposible hacer algo decente sin añadir alguna pieza. Ésto había hecho que los obreros de Santa María di Fiore arrinconaran durante muchos años en un almacén, el ya inservible pedazo enorme de mármol. Miguel Ángel, casi a petición propia, se propuso sacar algo de ésto y se encerró en una valla que obligó construir, prohibiendo expresamente que nadie viera nada del fruto de su trabajo, hasta que hubiera terminado. El resto es historia.

Fue cuando el Barça B descendió de categoría, en el Barça C sobraban fichas ya que estaba desapareciendo. El otro día investigando dí con el artículo donde se explica como Pedro, el chico del Barça y de la Selección fue vendido en verano de 2007 al Portuense, un equipo de la 2º B de la Liga Española debido a que según los informes técnicos no daba la talla. Gracias a la recomendación de Guardiola y Chechu Rojo se evitó la salida de este jugador para dicha categoría. Hoy como todos sabéis Pedro es un jugador que incluso ha tenido y tiene un papel destacado en el futbol español.

Estaban a punto de cerrar la productora Pharlopone, un joven productor llamado George Martin estaba a punto ver como su trabajo en la casa de discos tocaba a su fin. La productora era Pharlophone, una subdivisión de EMI en Inglaterra. Pero entonces un hombre llamado Brian Epstein, manager de la banda, convenció a George Martin para sacar el primer sencillo de un cuarteto de Liverpol, "Love me do". El grupo era The Beatles.

La vida es muy fácil, a veces basta con que alguien ponga los ojos sobre un bloque de mármol, una persona, un profesional o quién sabe.

Como decía Bukowski "Todo lo que necesitaba una persona era una oportunidad. Siempre había alguien controlando quién podía tener una oportunidad y quién no."

Pero al fin y al cabo creo personalmente que todos nos sentimos lo suficientemente inútiles y ciegos para saber que a cada fracaso puede sucederle un éxito, que el fracaso no es el fin del mundo. Yo estoy seguro de que para sacar lo mejor que llevamos dentro sólo hace falta un poquito de esfuerzo y que alguien crea en nosotros.

viernes, 9 de julio de 2010

FELACIÓN 1

(En Linares, su pueblo y el mío,
se me ha ido como del rayo Antonio Peña,
con quien tanto quería)


Maneras diferentes hay de empezar
un poema.
Decir, por ejemplo:
“Amanecido ya en la tierra de los desheredados
hermosa y triste…”
O también, por qué no,
pues maneras hay diversas
de empezarlo:
“Una sirena suena en el eco de la ciudad,
ciertas farolas titilan, ahí fuera, el atardecer.”
O simplemente hacer referencia,
pongamos por caso,
citar a Machado:
“Como se fue el maestro,
La luz de esta mañana
Me dijo: Van tres días
que mi hermano Francisco no trabaja.”
Y que solo unos pocos
sepan cómo
de qué manera
terminarlo:

Antonio, amigo,
compañero del alma,
vuelva, se lo pido,
lo más pronto
al trabajo.


Rubén C.

lunes, 5 de julio de 2010

100 años

-Tejada F.-

La imagen es extraña e impactante. Un rostro afilado, decrépito. La veo todos los días –vivo con ella- y todavía no me acostumbro. Hace años se rompió la cadera y poco después fue perdiendo la cabeza. Solo balbucea onomatopeyas sin sentido y a veces llama – nerviosa y poseída- a sus antepasados. Una gran gasa cubre su frente, una herida lenta y mortal avanza y avanza, pero a estas alturas no importa, no se puede hacer nada. Cada tarde con una precisión suiza, la levantan y colocan en su silla de ruedas – algunas veces lo hago yo- junto a la mesa del salón, en el mejor sitio de la casa. Su mirada perdida y triste, su mente lejos, muy lejos, quizá, o eso espero, recordando tiempos mejores, de alegría y vida. Tiempos en los que junto a su marido realizaba largos viajes a Moscú o Viena. O cuando venía de visita y nos traía grandes bolsas de chuchearías desafiando nuestra salud dental y cocinando su tortilla sorprendentemente recia, casi teníamos que cortarla con la radial, ella era feliz viéndonos reír.

La otra tarde después de años sin intercambiar ninguna frase coherente con ella (si es que alguna vez lo hicimos) me encontraba en la cocina atascando de Marcilla Mezcla mi pequeña cafetera, mientras en la tele una Gacela Thompson corría a toda leche intentando evitar a una leona con hambre.

Estábamos solos. De repente ocurrió lo inesperado: “Francisco que haces”. Quedé paralizado, ni siquiera estoy seguro que me hubiera llamado así cuando estaba bien, “haciendo café ¿quieres algo?”. Ni me miró ni respondió, pero sus ojos por vez primera en años mostraban coherencia, realidad, una sensación de complicidad extrañísima me invadió… tan solo durante unos pocos segundos.

Rápidamente todo volvió a la normalidad, comenzó a gritar “mamá mamá” desfigurada, de nuevo se encontraba en otro mundo, en el suyo. El café listo y la leona implacable llamaba a sus cachorros para zamparse a la Thompson. Me gusta la rutina.

Desde esa tarde, desde esos pocos segundos, cada vez que paso al lado de mi bisabuela, la observo de otra manera, es curioso que a sus 100 años y 130 días nos empecemos a entender.

A DOS METROS BAJO TIERRA




-Rubén C.-

Algunos, los más, sabréis de qué serie estoy hablando, para los que no, tiempo les falta para ponerse a ello. Suele ocurrir que, cuando uno se entusiasma con algo, un libro, un disco, una película o, como en este caso, una serie de televisión, corre el riesgo de excederse en sus valoraciones y en no lograr expresar, debido al ímpetu de las explicaciones, lo que tal o cual creación le ha hecho sentir o lo que es más difícil aún, pensar. Es más, es por esta última vía y no por la del sentir, que también, por la que voy a tirar. Para hacer sentir, normalmente, basta con presentar una serie de situaciones caracterizadas por constituir una amalgama de lugares comunes y la lágrima está asegurada. En “A dos metros…”, cuyo título de origen es Six Feet Under, llega uno a dudar si lo que realmente quieren sus creadores es emocionarnos o dejarnos helados de frío. Ni una cosa ni la otra. O ambas. Todos los que hemos visto esta serie conocemos a Ruth (Frances Conroy) madre de David Fisher (Michael C.Hall) y Nate Fisher (Peter Keause) y a los demás no menos importantes y singulares que componen el reparto. La serie comienza con la muerte del padre de estos, dueño de la funeraria para la que David trabaja y para la que Nate, después de recibir la mitad del negocio por herencia, también regenta. Una de las cosas más impresionantes y conmovedoras de la serie, para un hispano, latino o como coño lo queramos llamar, es esa diferencia de afectividad con los seres queridos que caracteriza a estos anglosajones. Si bien, no estoy del todo seguro de que todos sean así, pero me fijo en esos detalles, aquellos besos casi al aire que se suelen dar, esa forma de hablar entre ellos como si fueran desconocidos, el distanciamiento físico, como si tocarse fuera malo o demasiado pretencioso, las dificultades para hablar de sus sentimientos sin sentirse avergonzados, en definitiva, esa frialdad que hace perfecto juego con la funeraria "Fisher e Hijos" , contexto central de la serie. La muerte como telón de fondo, acechándolos a todos, no por ser cotidiana en sus vidas menos intimidadora y, como cada vez, en cada uno de los capítulos, su presencia se acrecienta en paralelo a la lucha de esos personajes por buscar la razón de su existencia. Ahí, creo yo, radica la grandiosidad de esta obra, cómo esas personas aparentemente desapegadas y poco expresivas emocionalmente buscan constantemente el cariño, el cuerpo, el calor de los que están a su alrededor. Lo insoportable de la soledad de cada uno de los personajes, la frustración que les causa el sentir que nadie de los que les rodea son suficiente para llenar sus respectivos vacíos y, aún así, asirse los unos a los otros desesperadamente. Todo esto, esta retaila metafísica, aderezado con unas dosis de humor difícilmente superables. Como hasta la muerte tiene que doblegarse de risa ante este elenco de personajes que por sus avatares y sus formas de afrontar la vida le dan el sentido que le falta. Sensación esta, creo que no única, de todo aquel que se enfrenta a cada capítulo. La sensación de estar ante un libro de autoayuda escrito por un dios lúcido, como un solo capítulo puede levantarte el ánimo y, no solo eso, hacerle a uno más valiente. Como ese miedo constante que nos acecha se ve dulcificado por la ternura y el humor que rezuma cada uno de estos singulares personajes con los cuales, extrañezas del mundo, no resulta difícil identificarse con ellos. Esa identificación iría más allá de parecidos físicos, actitudes, simpatías… más cercano, quizás, al tema capital de toda existencia, la muerte, de la cual nadie está a salvo y a la cual aquí, en esta obra de arte llamada “A dos metros bajo tierra” se la eleva a la categoría de vida.

viernes, 2 de julio de 2010

A VECES


Escribir un poema se parece a un orgasmo:
mancha la tinta tanto como el semen,
empreña también más en ocasiones.
Tardes hay, sin embargo,
en las que manoseo las palabras,
muerdo sus senos y sus piernas ágiles,
les levanto las faldas con mis dedos,
las miro desde abajo,
les hago lo de siempre
y, pese a todo, ved:
¡no pasa nada!
Lo expresaba muy bien Cesar Vallejo:
"Lo digo y no me corro".
Pero él disimulaba.

-Angel Gonzalez-