Cacagénesis:


William Saroyan:
"Es sencillamente imposible insultar al género humano sin sonreír al mismo tiempo".







miércoles, 19 de septiembre de 2012

CONVERSACIONES LITERARIAS CON FABYO






- El mismo mar de todos los veranos -



Conocí a esta señora en "nostromo" - un magnífico programa sobre literatura que la segunda cadena de televisión española emitía las madrugadas de la temporada pasada y que yo seguía con gusto hasta que desapareció de la parrilla sin dejar rastro dejándome huérfano de gurú televisivo literario - y la señora debió causarme una honda impresión porque recordé su nombre escrito en un tomo expuesto junto a otros cientos de libros de variopintos colores con la suerte de que me decidí por el suyo tras largas deliberaciones y diatribas internas y no menos prolongados paseos recorriendo con los ojos los estantes de las tiendas, de modo que el verano pasado me vi leyendo el dichoso libro cuya lectura pospuse a propósito hasta el estío porque la portada, con vistas a la playa, y el mismo título del libro, el mismo mar de todos los veranos, invitaban a ello, y me acabé enamorando; esta vez no de la protagonista - otras veces me ha pasado - ni si quiera de la escritora - que también se han dado casos - sino sobre todo de aquella fascinante manera de narrar la historia.

La historia va como sigue. Se trata de meter en una frase la mayor cantidad de contenido posible - encerrando frases en otras frases - haciendo del párrafo un amplio páramo por el cabalgar desnudo como en aquella novela que nos obligaron a leer en el instituto, recorriendo a lomos del animal sagrado escenas de la vida de una mujer más o menos burguesa de la Barcelona de hace unas cuantas décadas, una mujer que se dejó una rendija abierta en la puerta de casa para que nos coláramos en ella sin decir nada y observáramos lo que pasaba. Una pasada.

Era una mujer fascinante porque en cualquier momento parecía poder decir lo que le apeteciera, y sin embargo prefería no decirlo, porque intuía que tal vez nosotros pudiéramos saber ya lo que estaba pensando aunque en este caso no sé si hablo ya de la señora a la que conocí en la tele o de la protagonista de la historia que escribió esta señora, si no son la misma persona, vista desde distintos ángulos como en un Picasso, o acaso la entidad de ella sea tal que haya logrado alcanzar ese grado en que creador y creado se confunden y se funden en uno sólo, grado máximo de obra maestra que sólo consiguen los más grandes de las letras, Cervantes y el Quijote, Dante, Charles Bukowski y Henry Chinaski - aquí emerge uno de los grandes interrogantes que plantean estas conversaciones y es el de definir, delimitar la delgada línea que separa realidad y ficción, literatura y biografía, si es que la hubiera, o lo que es igual, sino es lo mismo la vida real que los libros o son los libros algo distinto del mundo o por el contrario son más reales que el propio mundo, quizás el esqueleto que sostiene el mundo - de modo que a veces nos resulta imposible separar las hazañas de uno de las acciones de otro como podemos disfrutar con el discurrir de la vida sentimental de los personajes que desfilan por la tele y entristecernos y alegrarnos por ellos sin necesidad de moverse del sofá. Así, sin moverme del sofá, viví una temporada en Barcelona, y bajaba a la playa y paseaba por las ramblas, cuando no había tanto tráfico como ahora y yo no había nacido si quiera.