Cacagénesis:


William Saroyan:
"Es sencillamente imposible insultar al género humano sin sonreír al mismo tiempo".







martes, 5 de julio de 2011

Cartas Insulares: De una despedida, un morreo con mi suegro y unos paparazzis


Si alguien pensaba que en temporada de verano el CACA había dicho todo lo que tenía que decir yo les digo: "Más quisiera tú..."
Como había prometido, Tejada F. amenaza con deleitarnos periódicamente con sus crónicas mahonianas o como él las ha bautizado: "Cartas Insulares". Después de haber cerrado curso con su excelente NBAcacal inicia una nueva etapa que sabe dios como va a terminar. Contentémonos con su comienzo.
(Rubén C.M)

-Tejada F.-

No me gustan las despedidas y menos cuando tarde o temprano habrá retorno. Pero el ambiente en mi casa de siempre esta vez era diferente, olía a final de etapa definitivo. Hasta ese momento no había visto a mi abuelo llorar. Con el corazón arrugado y el coche doblado de petates salí quemando rueda.

Después tocaba el adiós en casa de mi otra familia. Desde hace poco mi suegro me da dos besos. Me consta que lo hace con el género masculino solo con su hijo por tanto la nueva rutina me responsabiliza y me sube el estatus. Pero los inicios no están siendo fáciles. La duda de uno y de otro nos ha llevado en más de una ocasión a encontrarnos en el fatídico centro, rozando el morreo. Así sucedió en la despedida definitiva en donde el complejo encuentro fue tan incómodo que estuve a punto de meter mano directamente… de perdidos al río que coño.

El Ferry Abel Matutes zarpó con diez minutos de retraso del puerto de Valencia. No estaba emocionado, mis sentimientos ya se habían removido bastante así que cuando el barco emprendió la travesía hacia nuestro nuevo hogar me fui al servicio a echar una meada. El viaje fue largo y pesado pero sin sobresaltos, si acaso unos muchachos muy excitados, de los que no respetan nada que no sea su propia fiesta, se bajaron en Ibiza, de eso no me quedaba duda desde que los vi.

Mis primeros días en el nuevo pueblo están regados de papeleos, gestiones y adaptación. El lugar es tan pequeñito, tan bonito, tan laberíntico, tan idílico… que está atascado de turistas cámara en mano por todos lados. La primera mañana me acordé de la película La Vida de Bryant ya que al salir al balcón despeinado y posicionándome como es natural la bolsa escrotal me topé con una familia fotografiando la fachada de casa. Esto no es un decorado aunque lo parezca señorita.

Y es que de momento parezco uno de ellos, voy despistado como ellos, no sé aún los lugares adecuados, me visto como ellos y no entiendo un carajo de lo que algunos dicen… como ellos. Espero que antes que llegue el otoño –y sea evidente que soy residente- deje de parecer un turista.

Ya me he topado con otra clase de fotógrafos, esos de largísimo objetivo. Al principio pensé que eran típicos aficionados al paisajismo costero, pero cuando de repente se apostaron detrás de un seto –casi cuerpo a tierra- y apretaron el disparador automático entendí que estaban trabajando, intentando entrar en la intimidad de alguna familia que tomaba el sol tranquilamente… jodidos paparazzis.

Los primeros días se acaban y ya salgo de los sitios espetando un tímido “deu”. Pues eso.

2 comentarios:

  1. Joder ¡qué envidia señor T!
    Grandes tierras las islas. Aún estoy sopesando contestar a su mensaje. Ese comienzo es bueno de las cartas insulares.

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