Cacagénesis:


William Saroyan:
"Es sencillamente imposible insultar al género humano sin sonreír al mismo tiempo".







miércoles, 5 de mayo de 2010

Él y Ella

-Tejada F.-

Hoy he hecho inventario. Me he acordado de personas que ya no están a mi lado.

De de mi abuelo Manolo, un hombre tranquilo y de pocas palabras. Siempre que llegaba el fin de semana era la hora de visitarlo, dábamos largos paseos a ritmo pausado, sin importarnos el destino ni la belleza del lugar, eran simples caminatas codo con codo, dormíamos en habitaciones contiguas con las puertas abiertas, de madrugada su transistor berreaba dando noticias que yo escuchaba sin perder detalle. Las noches de verano disfrutábamos del silencio, tomando el fresco y mirando las estrellas en nuestra terraza, echados en viejas hamacas, ese silencio que solo se comparte a gusto con las personas que quieres. Los domingos por la mañana desayunábamos una tostada en la lumbre empapada de aceite y ajo. El día de su muerte fue el primer día que lloré de verdad, sin complejos, a calzón quitado, con cada parte de mi ser. Tomé conciencia, aunque era joven, que esta vida es una montaña rusa de emociones que no tienen marcha atrás. Heredé su transistor y su afición incondicional a la radio y las tostadas.
Mi bisabuela Nina me cuidó desde pequeño, crecí agarrado a su mano, escuchando las historias de su dura biografía, con 19 años madre de una niña y viuda de un maestro de escuela y capitán republicano fusilado, me transportaba a tiempos de hambre, bombardeos y aguerridos milicianos cantando viejas consignas con olor a derrota. Los días sin clase le pedía que cocinara sus riquísimas gachas atascadas de tostones y canela, me gustaban espesas, muy espesas, que la cuchara quedara trabada, hincada como un mástil. En verano veíamos viejas películas de la bella Sara Montiel y escuchábamos Suspiros de España. Cuando estaba en Granada me llamaba a sus 90 años con el móvil para ver si estaba solo, ella nunca quería que estuviera solo, la calmaba diciéndole que estaba bien rodeado, pero ahora sin ella, sin él, lo estoy.

8 comentarios:

  1. Creo que no me equivoco si digo que esta pieza es sin ningún tipo de duda lo mejor que ha pasado por el CACA. Mierda, casi lloro. Con este texto creo que definitivamente mi intuición acerca de este tipo se confirma. Sabe escribir. Es escritor. Que callao se lo tenia el pajaro...

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  2. No sólo sabe escribir, sino que sabe tocar el corazón, que es lo más difícil. Apoteósico final, Teji, seguro que hay dos personas que ahora mismo están henchidas de orgullo, donde quiera que estén...

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  3. Quiero ser sincero siempre.
    Aquí había dos pedazo de escritores que eran el señor Rubén Casado y Frank a.k.a. Fabyo y otros apódos beodos. Pero tras este texto se consagra un tercero, el Señorito Filgaira ha entrado en el Olimpo de Cacagénesis por la puerta grande. Siempre sin desmerecer a nadie por supuesto, pero tras C15, y Él y Ella, suscribo 100% lo que dice el señor editor.

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  4. Los pelos de punta, los ojos llenos de lágrimas a pnto de salir..q cosa + bonita

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  5. xamp¡¡ tu nunca fumarás solo

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  6. Impresionante. Me alegro de que lo hayas publicado en el Caca y de poder haberlo leido

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  7. Un deleite de viejos sentimientos...que nunca mueren.GRANDE!!!

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