Cacagénesis:


William Saroyan:
"Es sencillamente imposible insultar al género humano sin sonreír al mismo tiempo".







martes, 25 de mayo de 2010

La última noche. El desenlace

Se paró un instante y rápidamente abrió la puerta se coló en el cuarto consiguió echar el cerrojo a la vez gritando desquiciada ¡¡Rocío!! sin que el malhechor tuviera tiempo de moverse. Un instante. Y Ana volvió a salir del cuarto más súbitamente de como había entrado, espantada, esta vez llorando y con el terror dibujado en su rostro se arrojó contra el cuerpo de su enemigo golpeándole con los brazos sin apenas fuerzas. El joven la abrazó fuertemente y Ana dejó de moverse y se rompió en dolor e impotencia al notar el frío acero del revolver apretando en su espalda. Ana se tragó su llanto pero no dejaron de brotar lágrimas de sus ojos. Él le preguntó:

- ¿vamos ya?

Ana asintió llorando, y se dirigieron a su dormitorio; ahora sí. Una vez dentro de la habitación ella se quedó plantada en el centro. El joven cerró la puerta y se paró un momento a contemplar la desmesurada belleza de la chica. Le ordenó que se quitara la ropa. Su cara no tenía nombre. El espanto en la expresión de sus ojos atemorizados, la palidez de su tez, los labios más rojos que nunca y el pelo mojado chorreando sobre sus hombros desnudos hacían de Ana la criatura más preciosa del universo en ese instante, todo ello ante la mirada del ser más indigno de ella.

A la izquierda del joven una estantería sobre la que dejó el revolver. A la izquierda de Ana la cama sobre la que se iba a cometer la aberración no sin que antes hiciera un último esfuerzo por salir de ahí. Mientras el joven se quitaba la camisa negra en el momento en que la dejaba caer al suelo por detrás de él, Ana agarró un cenicero de la mesa que estaba detrás de ella y se abalanzó sobre él, que de un rotundo revés se la quitó de encima. Cayó sobre la cama con la nariz sangrando y la bestia enfurecida se arrojó sobre ella golpeándola al tiempo que le arrancaba la ropa que ella no se había quitado. Ana estalló de nuevo en un mar de lágrimas y deseando morir en ese instante se rindió. Cerró los ojos y abrió las piernas y como estaba muerta no sintió nada hasta que el animal se separó de ella y resucitó y se encontró violado su cuerpo sólo comparable a la Alemania de mediados del siglo pasado.

No abrió los ojos hasta que le sintió marcharse, la puerta se cerró y dejó de sentir ese miedo sobrecogedor para pasar a sentir una inmunda pena que inundaba su cuerpo.
Se quedó inmóvil sobre la cama, entreabiertos sus ojos llorosos, hasta que éstos se abrieron de par en par y entonces súbitamente se puso lo primero que encontró a mano que fue su hermoso pijama de raso y echó a correr como si en un momento de la persecución la gacela enrrabiscada se diera la vuelta y persiguiera al guepardo con los dientes enclavijados y los ojos rojos. Le divisó en la esquina de Fray Leopoldo y le alcanzó en los Jardines del Triunfo. Él se dio la vuelta al escuchar los pasos y allí le hizo tragar esa sonrisa pretenciosa y su detestable cara de satisfacción junto a varios tiros en el estómago y un último disparo a la altura de la cabeza.

Ya en el suelo yerto y con la mirada perdiéndose en el grisáceo cielo nublado, Ana le devolvió su revolver y regresó a casa cabibaja mezclando sus lágrimas con gotas de lluvia.

3 comentarios:

  1. Joder, me ha encantado. "Mezclando su dolor con gotas de lluvia" Excelente.
    Por ponerte alguna pega alguna metáfora me ha chirriado, como la de Alemania o gacela enrabiscada.
    En definitiva, final feliz sin estridencias, lo mejor de tu prosa es que no te posicionas y eso es difícil tratándose de una violación.
    Sinceramente, quiero más de esto. Quiero ver como te desenvuelves en relatos de 3-5 págs. éste me creo cierto suspense y eso es difícil.
    Aprovecho para felicitarte también por la trilogía poética que has colgado en el caca. Ha sido genial, has dado un tratado de vida en la urbe del siglo XXI en poquitas palabras.
    Reitero, quiero más de ésto, y si me apuras, si es de cierta calidad y espacias las entregas, digamos 3 o 4 días te metes a la audiencia en el bolsillo.

    PD:Suerte a todos con los examenes, no desesperéis que Julio ya huele.

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  2. he comenzado una guerra,
    cansado de soportar ultrajes.
    y ahora además de ultrajes
    soporto golpes.

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  3. Tengo los pelillos de los brazos como escarpias!!!!! qué fuerte, me gusta la espectación con la que nos has mantenido durante las tres entregas...es cruda, pero por eso aún más real...en pequeñas dosis mucho mejor, así como lo has hecho. En potencia todos llevamos dentro el bien y el mal, como la vida misma.

    Yo siempre digo: "ponme en una situación y te diré si soy ángel o demonio"

    En fin..."confundiendo sus lágrimas con gotas de lluvia"...me hubiera gustado más.

    Buena historia, bien relatada.

    Ana Belén

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