Cacagénesis:


William Saroyan:
"Es sencillamente imposible insultar al género humano sin sonreír al mismo tiempo".







domingo, 30 de mayo de 2010

APROBRADO


Ese día tenía un curso de oratoria promovido por la Universidad, para hacer que los futuros juristas de este país sepamos que es bueno tomar agua antes de hablar en público y son nefastas las tostadas porque contienen hidratos de carbono que tienen glucosa que genera insulina que hace que nos pongamos nerviosos, como todo lo que lleva azúcar, y las bebidas gaseosas.

- ¿Y el café? - pregunta ingenua una compañera.
- Sin azúcar, perfecto.

Maldita sea. Yo me había tomado unas buenas tostadas con aceite y ajo, como siempre. Cuando nos dijo que leyéramos en voz alta una bucólica composición que tenía a una insospechadamente feliz caperucita como protagonista, que danzaba por praderas verdes, y que teníamos que declamar imaginando que recitábamos para niños pequeños, yo me dije:

- "¡mama! ya verás cuando venga el lobo"

El tipo que impartía el cursillo expres de oratoria pudo ver cuando avanzó hasta el final del pasillo a un personaje rubio que le miraba impasible con cara de pene y que no movía los labios porque no estaba dispuesto a dejarse la dignidad en esa empresa.

Él siguió dando su magistral lección. Cuando todos dejaron de profanar el entrañable cuento de caperucita, aquel agitador de masas se puso a hablar del círculo de comodidad y de cómo era necesario salir de él. Al fondo de la sala pudo ver al rubio escabuyéndose y cerrando la puerta tras de sí.

Entonces subí a la Biblioteca y me encontré a Pedro. Uno de los pocos alumnos que queda en la Facultad de los que iban conmigo el primer año.

- ¿qué hay Paco? ¿cómo llevas el examen?

Nunca entendí por qué me llaman Paco en la facultad. Nunca me presenté como tal. Lo detesto y creo que es la razón por la que durante un tiempo, llamémosle x, no pisé la facultad. Ahora que creía que estaba a salvo, porque no hablo con nadie, me dejo ver más a menudo por las aulas, pero después de nueve años...

- No voy a ir. No he estudiado nada.
- Yo tampoco tío, pero vamos. Al menos vemos lo que pone para Junio.
- Bueno tío no lo descarto.

Me voy al jardín botánico a tomar el sol y estudiar algo. Al rato aparece mi amigo con otro colega. También conozco a éste. Se llama Antonio. Éste aún no lleva nueve años.
Nos ponemos a despotricar sobre lo chungo que será el examen, sobre lo mal que explica el profesor y sobre la jodienda de los impuestos, mientras esperamos a una compi de Antonio que le va a dejar unos apuntes. En esto que llega una chica y se suma al grupo. Nos liamos un cigarro.
Llega la compi de Antonio y le pasa los apuntes. Nos vamos a la cafetería a hacer la puesta apunto. Yo no he comido nada y me tomo una birra. Sigo con hambre así que me tomo otra.
Pasa el profesor y saluda y nosotros retomamos el tema de la extorsión para aprobar sin examinarnos.

- Y si le partimos las piernas...

Alguien insinúa otros métodos más sugestivos, no tan dolorosos. Nos reímos. Entramos chispados al examen. Entre que el personal se sienta y el profesor reparte la prueba, pongo las manos en posición niño de primera comunión, cierro los ojos y rezo.
Siempre lo hago antes de un examen. No rezo literalmente. Quiero decir que no verbalizo mis oraciones. No pronuncio una palabra pero en mi cabeza imagino que lo hago y encuentro calma.
Oigo a mi colega desde el otro extremo del banco:

- está rezando - dice riendo
- no rezo, me estoy concentrando - para mí es lo mismo

El profesor reparte el examen.

Una parte tipo test.
20 preguntas.
Cuatro posibles respuestas.
Los errores restan.
No tengo ni idea pero es como jugar al cincuenta por quince.
Leo una pregunta e imagino al Sobera levantándome la ceja.
Seguras seguras tengo cuatro cinco.
El resto me las juego al bingo.
O no tan al azar.

El segundo asalto es práctico.
Sigo sin tener ni idea
pero nos dejan la legislación.
No hay nada que se haya dicho en clase que no esté ahí escrito.
Las dos primeras preguntas están respondidas simplemente con buscar en el índice temático la palabra adecuada y aplicar el artículo correcto, para lo cual lo único necesario es saber leer, aunque nadie ha dicho que sea fácil.

La tercera se complica.
Caso práctico sobre la declaración de la renta.
Menos mal que el camarero me ha prestado su calculadora.
Materia espesa, densa soporífera donde las haya.
Algo me suena de clase pero no tengo tiempo de terminar.
Aunque lo poco que sabía ha quedado dicho.

Se acabó el examen y tengo que volver al curso de mierda. A ver, el tipo es simpático, no le culpo, hace bien su trabajo, logra que le prestemos atención, incluso hace que nos riamos, cosa que no ha conseguido ningún profesor en todo este tiempo, pero todo ello no justifica que nos ponga a todos a hacer el payaso al unísono, aunque la mayoría no tiene ningún problema con eso.

Culmina la conferencia dando las claves para ligar. Concretamente los 10 gestos que hacen las chicas y los dos que se supone que hacemos los chavales cuando alguien nos gusta. Esto lo anunció nada más entrar como anzuelo y no lo desveló hasta el final. Recomienda enérgicamente el magnesio para la memoria y nos ha dicho que una cucharada de miel antes de irse a la cama consigue que afrontes con más ganas la jornada.
Puede que eso lo ponga en práctica, pero yo lo único que quería decir con todo esto es que hoy han salido las notas de Financiero y que no sé cómo pero he aprobado. O como pone en la lista de calificaciones:

NOMBRE FRANCISCO ALMAZÁN BARRERO

TEST 4,25
PRACT 7,5
MEDIA 5,88
TRAB ASIST 0,50

NOTA FINAL APROBRADO
Será por que estaba medio borracho.

2 comentarios:

  1. Jajajaja.
    Ingenioso. Eres un superclase y lo sabes. Recuerda los preceptos.
    El superclase no aprende, recuerda.
    El superclase no ve el problema sino la solución.
    El superclase no se equivoca, innova.
    El superclase no contesta, teoriza.
    Cuando los demás no han visto la curva el superclase ya sabe como ha de tomarla.
    No olvides quien eres.

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