Ante el gran tributo,
en el instante abrasador,
ante el remero de gustosas manos,
busco en mis desgarrados bolsillos,
algún ápice monetario.
Y siendo costumbre y ya diario,
me disculpo por tan poca fortuna
y ofrezco mi voluntad de otro día,
navegar por simple gusto.
Hasta entonces: Cruzaré nadando...
Oh Gran Océano del Olvido!
No hay comentarios:
Publicar un comentario