Cacagénesis:


William Saroyan:
"Es sencillamente imposible insultar al género humano sin sonreír al mismo tiempo".







sábado, 31 de diciembre de 2011

Le depaysé

Si hay algo que parece no haber abandonado al ser humano desde tiempos inmemoriales es el sentido del ritmo. Por algún motivo, por algún misterio de la biología, el hombre ha necesitado marcar los tiempos de su existencia para sobrevivir. Los cambios de estación, el simple caminar, las danzas, la música, los ritmos del trabajo. En relación a esto último sucede algo curiosísimo que un día leí en no sé donde. Por lo visto, el origen de los sonidos del canto jondo provienen del martilleo de la fragua, de la misma manera que la música afroamericana, el blues, surge del ritmo que imprimía a su cuerpo el esclavo en la recogida de algodón. No sabría decir si esto es cierto o no, pero de serlo no imagino nada más maravilloso. Así pues, las danzas de los cazadores en la prehistoria, me imagino. Por otro lado está la poesía. Qué decir de la importancia del ritmo en esta. Desde su nacimiento, la poesía ha ido cabalgando sobre toda suerte de estructuras musicales por las que el hombre, por algún motivo atávico, ha sido capaz de comunicarse con su yo más profundo. ¿Será que el ritmo es la clave de la supervivencia? ¿Estaremos hablando pues del eslabón perdido de la humanidad? Pasa que a veces, cuando paseo por la ciudad y me cruzo con algún negro proveniente de algún lugar lejano del África ecuatorial, no puedo evitar fijarme en su forma de caminar y pensar que ahí debe encontrarse algún mensaje cifrado.
¡Dios mío, qué ritmazo! —me digo en esos momentos—.
Y me pregunto del por qué de mi andar descompasado.

1 comentario:

  1. En un mundo que se mueve a un ritmo vertiginoso yo aposté por uno pausado, lento. Evité siempre que puede el techno y el hardcore y me deleité con el reggae y la bossanova. Cuando mis colegas vacilaban de carro de gran cilindrada yo seguí llendo a pie a los sitios. Me gusta hablar despacio, comer despacio, follar despacio, y no sé por qué tengo la sensación de haberme quedado atrás.

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