Cacagénesis:


William Saroyan:
"Es sencillamente imposible insultar al género humano sin sonreír al mismo tiempo".







miércoles, 7 de septiembre de 2011

Cinismo



-Tejada F.-

Imaginemos por uno segundo que los protagonistas de la gran política internacional dijesen de manera clara lo que sienten. Me refiero a ser verdaderamente sinceros, hablar claro costara lo que costara, los discursos serían muy divertidos y quizá todos entenderíamos los entresijos de manera rotunda.

Los intereses supranacionales provocan extraños compañeros de cama, el que formaste y financiaste para luchar contra un antiguo enemigo se convierte con el paso de unos pocos años en un tirano peligroso al que “por el bien de la humanidad” no queda más remedio que aniquilar. Todos recordamos por ejemplo a Gadafi acampando en el Pardo con su jaima y su séquito, en reuniones al más alto nivel, era nuestro amigo y su oro negro más amigo todavía.

No soy un inocente observador, se que esto funciona por intereses y que nadie se mete en un jardín lleno de espinas y plantas venenosas para luego simplemente ser reconocido. Si entras es para sacar parte del pastel y cuantos más féretros vuelvan a casa más pedazo, ya sea reconstruyendo el país que previamente has destrozado –con los suculentos contratos que eso supone- o explotando sus recursos. Toda la vida se ha estado haciendo y así seguirá.

Obama ganó el Nobel quizá por su tremendo discurso de El Cairo, por cierto en la misma sala que Mubarak. Para celebrarlo mandó asesinar a Bin Laden en lugar de llevarlo a un tribunal penal, lo que hubiera sido un orgasmo inolvidable para el derecho internacional. ¿Os imagináis a Bush hijo (el tonto) tirando el cadáver del terrorista al mar sin dar muchas explicaciones? ¿Qué se hubiese dicho del tejano? Pero no, de nuevo con una dialéctica hipnotizante el antaño político que llenó de esperanza el planeta nos dice que se lo han cargado y que no enseña el cuerpo. El Nobel de la Paz con Arafat y Obama en el palmarés deja esos premios con el mismo valor que ser finalista en un concurso de postres del colegio.

Pero vuelvo a la idea inicial, os imagináis en la rueda de prensa en la que el líder de turno anuncia que va a atacar determinado territorio se dijera toda la verdad, que se hablara a calzón quitado o que el cinismo se aparcase por un minuto…

Puede que fuese algo parecido a esto:

“quiero dirigirme a la nación en estos tiempos difíciles para anunciar que tras los últimos acontecimientos hemos decidido atacar las posiciones de los terroristas, sobre todo las cercanas a los pozos de petróleo. La movida va a ser de cojones. No será fácil porque a esa gente la entrenamos hace unos años y además le acabamos de vender nuestro armamento usado, pero si nos lo montamos bien en unos meses nuestras empresas controlarán el cotarro, organizaremos unas elecciones en las que ganará el que nos mole y así podremos seguir echando gasofa a nuestros 4x4 sin que nos cueste un huevo… rezaremos por nuestros soldados y para que los que sean descoyuntados no aparezcan en directo por ninguna televisión para que mi popularidad aguante. Por cierto, Internet es un peligro en tiempos de guerra por lo que he dado orden de bloquear e investigar miles de correos y páginas, todo por la seguridad de nuestras fuerzas desplegadas claro. Sin más, Dios salve a nuestra bella nación y los valores que representa”.

Pero salvo monarcas cascados y pasados de tinto ningún líder dirá nunca lo que piensa, al menos con el micro abierto. Sería mucho más didáctico para nosotros que aparcasen la doble moral de la política internacional, de esa manera podríamos decirle al médico de dónde viene el desgarro anal y no como hasta ahora que nos la clavan bruscamente y todavía apelamos a la libertad, el concepto más prostituido de todos los tiempos.

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