Granada,
A un lado el sol,
Al otro la montaña.
Una carretera serpentea
Entre las piedras
Y me lleva hasta ella.
Cuando piso tierra
Ya tengo casa
Y amigos,
Que acabarán siendo hermanos,
Para compartirla.
Después de hacer la cama
Y llenar la nevera,
Los padres se van,
Se alejan,
Y nos dejan a solas.
No saben lo que hacen.
Hoy cumplo dieciocho,
Es el día de mi mayoría de edad,
Y lo voy a demostrar,
El altavoz ya no da para más,
Undrop, there is a train,
Saltando sobre los sofás.
Cuatro muchachos en un cuarto de baño
De dos escasos metros cuadrados.
El humo sale por debajo de la puerta.
La vecina se pregunta de dónde salen esas risas.
A la mañana siguiente
encaro San Juan de Dios,
hasta el cruce con San Jerónimo.
Plaza de la Universidad.
Llevo un mapa que no he necesitado utilizar.
Yo ya conocía esta ciudad.
La visité en el siglo XVIII
Cuando sus calles no eran de asfalto.
La invadí con los moros
Y la reconquisté con los cristianos.
Esta es la ciudad de los Milagros.
De los tesoros ocultos
Y los tesoros encontrados.
Llegué a la Facultad con una amiga,
Mi mejor amiga,
Y el día que echamos la matrícula
Conocí a mi colega,
Mi único colega,
Al que por cierto,
Tendría que hacerle una visita.
Ambos están ahora trabajando,
Y yo me alegro mucho por ambos.
Espero tener la suerte de éstos
Y no la que corren cientos de miles de parados.
Espero que estos cientos de miles de leyes sirvan para algo.
Estaba perdido por los pasillos del edificio de San Pablo,
Buscando el aula 16,
Si mal no recuerdo.
Era un aula improvisada, casi camuflada,
Parecía un barracón de guerra.
No podía encontrarla
porque no estaba a la vista.
Se encontraba en el más recóndito rincón
de aquel antiguo edificio.
Al final del pasillo
pregunté a un señor mayor
Que llevaba unos libros en la mano.
Era mi profesor de Romano.
Salimos a un patio y lo cruzamos
Entero hasta llegar al final,
Al fondo,
Donde había instalada una inmensa sala de chapa,
En la que hacía mucho frío en invierno,
Mucho calor en verano
Cuando todos ya estaban sentados,
Entré en el aula,
Acompañado del profesor,
Que lo primero que nos dijo
Fue que esos libros que tenía
Los había escrito él
Y nosotros teníamos que comprarlos.
Me senté junto a mi amiga.
Durante aquellos primeros días
Mis ojos danzaban por aquel barracón de chapa
En busca de caras bonitas.
No había demasiadas,
Vi unas cuantas chicas guapas,
Y alguna realmente preciosa,
Pero como la que no tenía novio
Era medio gilipollas,
Me hice autodidacta,
Y abandoné las aulas.
Ahora,
Nueve años después,
Se puede decir que mi particular método fracasó,
Y he retomado
La hermosa costumbre casi adolescente
De asistir regularmente a clase.
Aún así,
Sigo pensando
Como muchos de los míos,
Que la clase
se tiene o no se tiene.
Aparte de esos primeros tiempos,
Que sería imposible olvidarlos,
Me quedan pocos recuerdos
De aquellos años.
En Granada,
El invierno es crudo
Y el frío cala los huesos.
Noviembre dulce,
noviembre verde pasó,
pasó la mañana del litro,
la tarde del barril,
la noche del botellón.
Pasó la Fiesta de la Primavera
Al pie de la Alhambra.
Las Cruces de Mayo
En medio de la Gran Vía,
Invadiéndola,
Todas las plazas de la ciudad repletas
De gente que canta y que baila.
Pasaron los días enteros tumbados en el Triunfo.
Pasó aquel maravilloso tiempo
En que nada parecía tener verdadera importancia
Más que la alegría
La alegoría,
La orgía,
La fiesta.
La alegría, la risa y la música,
La alegría, la amistad, la gracia,
La alegría, el baile la danza,
¡la alegría, la alegría, la hostia!
La cultura inundaba nuestros cuerpos.
Cada día leía cientos de libros.
He visto todo el cine que se ha hecho.
He ido a todos los conciertos.
Empecé a regalar discos y libros
A los amigos por su cumpleaños
Porque no sabía donde meterlos.
He bailado al son de la guitarra de Chuck Berry,
Junto a Uma Thurman y a Travolta.
He pegado tiros con Robert de Niro y Pacino,
Y con Marlon Brandon en el Padrino,
Y en Apocalipsys Now,
En trainspotting
He probado todas las sustancias habidas y por haber
Y me he llevado la pasta
Y petaba en todas las fiestas
La banda sonora de esta película.
Comienzan los problemas.
Enfermo y me pudro en una sala de espera.
Todas las calles de la ciudad están levantadas por las obras.
La policía te echa de las plazas públicas y te registran.
El número de personas que duerme en los bancos
Aumenta
El número de negros que vende discos en la manta
Aumenta
El número de patrullas, de tirones, de arrestos
De atracos, de trapicheos,
Aumenta.
Me encierro en mi habitación un par de años.
No quiero saber nada de nadie.
Ni de estudios, ni de parques.
No quiero conocer más gente.
No más chicas encantadoras,
No más enterados estupendos.
No más saludos cordiales.
No más protocolo.
Me encierro en mi cuarto,
Un par de años.
No quiero saber nada del mundo.
Voy a conocerme a mí mismo.
Ya está bien de aislamiento.
El mundo es despreciable, siniestro.
Pero uno solo se aburre mucho.
Vuelvo a encender el teléfono.
He estado al borde del precipicio,
Le he visto los colmillos al lobo.
Un espectáculo incierto y misterioso
Que da mucho miedo
He estado a punto de sentarme en el banquillo de los acusados,
O lo que es peor,
En el diván del psicólogo.
Pactos rotos
Promesas incumplidas,
Sueños que se esfuman,
Y una realidad tras la puerta.
Una puerta que se abre y se cierra,
Como esa herida
Que se abre en la granada
Cuando la fruta madura.
Las espinas de cada rosa,
El otoño
Y la caída de las hojas.
Enero,
Y Sierra Nevada blanca.
He tocado fondo
Y el cielo en esta ciudad
He conocido a Federico García Lorca
Y a Mariana Pineda.
A Ayala, Morente Recuerda
He nadado en sus playas
Y me he perdido en su montaña.
Me he emborrachado en sus bares.
En el centro,
En el Albaizín,
En el Realejo,
En el Zaidín,
Y en los Cármenes.
Y llegué a donde iba,
Mi barco llegó a puerto.
Encontré lo que buscaba.
Me puedo dar por satisfecho.
Floreció el jazmín en mi jardín,
Crecieron los helechos.
Las aguas del invierno
Acrecentaron los arroyos.
Los ríos se amamantan
De la nieve derretida
En la cumbre de las montañas.
Renació la ilusión y la esperanza.
Se colmó mi corazón.
Recobró equilibrio mi balanza.
Como el día sucede a la noche,
Así la luz a las tinieblas.
Tras una temporada sombría,
Los brotes se renuevan.
Vuelve la vida a las calles
Y el rumor a mi ventana.
Los pájaros cantan canciones,
Los gitanos tocan la guitarra,
Armónicas y acordeones,
La algarabía estalla.
Por los dedos de sus manos
Corre bendita elegancia,
Por las venas de su cuerpo
Sangre de pura raza.
En las perlas de su boca
Sonrisa sincera mana.
La luz que brilla en sus ojos,
curó mi vista cansada.
El golpe de sus tacones
Toca el tambor de mi alma.
Y perfuma mi cabellera
La voz que en su voz arranca.
Un tobogán su cintura.
Un trampolín sus piernas
Para saltar a las alturas
Y a lo profundo de la tierra.
Rotos todos mis planes
Y renovadas mis fuerzas.
Todo lo que vi hasta ahora
Fue poca cosa.
Me sorprendió la juventud,
Me regaló una promesa.
Una fuente de salud,
De la Creación, la proeza.
Ella que es toda virtud,
Yo que soy sólo pereza,
Descubre en mí la infinitud
Y la auténtica realeza.
Es de verdad un alud
Un laúd de nobleza.
Mi tristeza a un ataúd,
Un ataúd de tristeza,
En el que enterrar los miedos,
Las penas y las vergüenzas.
Para vivir sin miedo
Sin pena y sin vergüenza.
Para vivir sinceros,
Sin peros,
Sin cero a la izquierda.
Por eso lanzo esta plegaria:
Que por más que el tiempo pase
Esta melodía no acabe,
Que nuestro amor no cese
Nunca,
Que nunca
Llegue a quebrarse.
Que permanezcamos juntos
Unidos
Mientras quede aire,
Agua, viento
Lluvia, baile,
Que el vaivén de las olas
Nos mezca y nos cante
Como cantan
Y se mecen
Las hojas
En las copas
De los árboles.
Como permanecen juntos
La madre junto a sus hijos
Los hijos junto a su madre
Los hombres y los errores.
La superación y los hombres.
La luz junto a las estrellas
Las estrellas y tu nombre
¡Carmen¡
Que Dios te guarde
Y te tenga siempre en mente,
En su Gloria
Presente
En cuenta
Enamorada
Y que vivamos por los siglos
En esta ciudad encantada.
Casi lloro joder!!!!de verdad que es preciosos, sincero, SUBLIME!
ResponderEliminarDios te bendiga Frank, al estilo de los grandes, por momentos creía que yo había escrito ésto, me sentí identificado, por momentos creí estar leyendo a Lorca, y por momentos un diario de tu vida. Gracias por recordarme tan buenos momentos en esta ciudad, posiblemente de las más bellas y acogedoras que he tenido el gusto de ver. ¡Que siga la fiesta!
ResponderEliminarJoder que romántico
ResponderEliminar...y que el amor nos cosa a ostias!!!
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