LA ENCARNACIÓN DEL MAL. (ÚLTIMA PARTE)
Quien gracias a su profesionalidad desenladrilló un cielo.
Adriana,
capitana.
Y por nombre de emperadora.
Tu saber hacer me abruma.
Y tu simpatía es la gloria.
Adriana,
reina.
Hoy has salvado dos vidas.
La mía y la suya.
Dignificas el nombre de la medicina.
Adriana,
gracias.
Eunelio. El paciente...
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