Cacagénesis:


William Saroyan:
"Es sencillamente imposible insultar al género humano sin sonreír al mismo tiempo".







sábado, 20 de agosto de 2011

EL AFRICANO SEMANAL: Me voy, me voy, pero me quedo



Me voy, amor, me voy, pero me quedo,

pero me voy, desierto y sin arena.


Miguel Hernández.


Decíalo Miguel Hernández en uno de sus más grandes sonetos, perteneciente a "El silbo vulnerado". Ultimamente he visto un par de reportajes sobre dos genios. No sabría decir que tienen en común, más que la tristeza de sus, por otro lado, inevitables declives. Marlon Brando y Luis Buñuel. Uno y otro, en el ocaso de sus vidas, destruidos por la pena mayor de la inutilidad del que siempre fue capaz. Espíritus desbordantes, niños, caóticos y alborotadores que no supieron en el final de sus días qué hacer con tanto pellejo y con tanta senectud. A Buñuel podemos verlo preparando sus famosos martinis, ritual pagano que llenaba de profundo sentido. Decían que cerca del final aún estuvo agarrado a su copa, no más que para mojarse débilmente los labios. Al otro, destruido por la tragedia familiar, desvariando maravillosamente, podemos verlo ingeniando inverosímiles proyectos y bromeando constantemente como un pícaro travieso, dificil constraste con aquel galán cautivador y rebelde que era capaz de hacer aflorar en el más viril de los hombres su lado más homosexual. Esta tarde lo he escuchado en Miradas2, palabras de Ernesto Sábato: "Un artista es una mezcla de niño, mujer y hombre".


Me sorprende que cuando se acerca la muerte, sea el niño el único que se esfuerza por sobrevivir.

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