Cacagénesis:


William Saroyan:
"Es sencillamente imposible insultar al género humano sin sonreír al mismo tiempo".







martes, 10 de abril de 2012

CONVERSACIONES LITERARIAS CON FABYO



- El bueno de Henry -


Conocer a Henry fue para mí como aferrarme a un madero, en plena noche, en mitad del océano tras un naufragio. Seguía perdido, sin apenas posibilidad de salvación, pero al menos podía soñar con que el ajetreo de las olas o el capricho de las mareas me condujeran hasta la playa.

Hasta entonces yo contaba con la ayuda del Altísimo -que siempre me tuvo en cuenta aunque yo no lo hiciera- y tengo en mi padre un hermoso ejemplo a seguir aquí en la tierra desde el día que nací; pero intelectualmente fui huérfano hasta que el viejo y bondadoso Henry me adoptó acogiéndome bajo su protección, cuidándome y queriéndome como a un hijo.

Henry me enseñó tantas cosas, sabía tantas historias, conocía tantas ciudades, tantas mujeres y tan maravillosas que yo podía pasar las tardes enteras escuchándole hablar de esa manera suya tan peculiar, como si hablara desde dentro de las cabezas de los protagonistas de sus relatos. Y es que Henry sabía de sobra lo que todos pensaban y sabía cuando alguien había dicho algo queriendo decir otra cosa y sabía también esa otra cosa.

Pero sobre todo Henry me dio esperanzas, me dio alas -puede que de cera, pero alas que volaban- y yo volé, volé alto sin importarme que esas alas se derritieran y me vi sobre la cumbre de una montaña con toda la vecina Francia a mis plantas.

Porque el bueno de Henry me hizo sentir que valía, que yo era bueno también y que podía hacerlo; Henry me convenció de que podía llegar a conseguir lo que me propusiera en este mundo. Algo que por otra parte todos sabemos ya (porque nos lo han dicho muchas veces las moralejas de las películas americanas) aunque no nos atrevamos a admitir dicha verdad por la responsabilidad que conlleva. Y es que no basta con decirle a un niño que puede hacer lo que se proponga, además hay que demostrarle que esto es cierto. Y no hay mejor manera de enseñar a alguien que con el ejemplo.

Él me mostró el camino que yo siempre he querido andar, me dijo anda, no mires atrás, me avisó de algunos escollos que iba encontrar y de lo duro de aquella travesía, me advirtió de que tendría que tomar mis propias decisiones y lo fatídico de dejarse dominar por las pasiones.

4 comentarios:

  1. quien es ese henry sr.sorel?

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  2. Henry Beyle aka Sthendal, introdujo con inigualable maestría la introspección psicológica en la novela moderna creando obras maestras de la talla de la Cartuja de Parma o el Rojo y el Negro. Precisamente de ésta última tomé prestado yo el apellido Sorel por el cual me nombra usted, señor anónimo (no estaría de más que se identificara al hacer sus comentarios).

    Es por ello que lo considero mi padrino literario.

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  3. Coño si es el gran Sthendal, recuerdo que a la derecha de tus sueños siempre estuvo esa gran libro,el Rojo y el Negro...y la Cartuja de Parma, éste un poco espeso,siempre estuvo en nuestra biblioteca...un saludo camarada, me gusta que sigas escribiendo...yo ahora me he reducido a leeros, que no es poco...un abrazo a todos desde las italias, quella vecchia signora...

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  4. no me identifico, porque luego me poneis a parir por no habermelo leido, que os conozco...

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