Cacagénesis:


William Saroyan:
"Es sencillamente imposible insultar al género humano sin sonreír al mismo tiempo".







domingo, 13 de mayo de 2012

CONVERSACIONES LITERARIAS CON FABYO



- Un paseo por el averno -

No era consciente por entonces de que no hay que ir en busca de los libros sino que es preferible dejar que sean ellos los que vengan a nuestro encuentro, porque uno nunca sabe si está preparado para lo que esas pastas duras guardan dentro.

Había oído alguna vez emplear el calificativo "dantesco" para referirse a una situación grotesca, algo siniestro, o todo junto, y así imaginaba la Divina Comedia como un libro terrorífico y oscuro, repleto de monstruos que saldrían tras de mí en cuanto asomara la cabeza por ahí, y así fue al principio.

Me enfrenté a ese tremendo desafío - nada más y nada menos que atravesar el infierno - con diecinueve años, y me llevó seis o siete años y tres intentos lograr mi objetivo. 

La primera vez que me asomé a ese agujero sólo vi cadáveres y muertos y sentí miedo y salí corriendo, pero no sin antes apuntarme en una chuleta el discurso con el que Virgilio arengara a Dante a seguir adelante, cuando éste flaqueó. Alentadoras palabras que si bien sirvieron para animar al florentino a continuar con su cometido, a mí no acabaron de convencerme del todo, a pesar del tono épico con el que aún resuenan en la cueva de mi cabeza, puesto que las aprendí de memoria:

"Ahora es preciso que sacudas tu pereza, pues no se alcanza la fama reclinado en blanda pluma, y el que al abrigo de colchas consume su vida, deja en pos de sí el mismo vestigio que el humo en el aire o la espuma en el agua.

¡Ea pues, levántate!, domina la fatiga con el alma que todo lo vence mientras no se envilece con la pesadez del cuerpo, pues no basta con haber atravesado las escalas infernales. Hemos de recorrer aun un camino mucho más largo. Si me entiendes deben reanimarte mis palabras."  

Posiblemente la mejor parrafada que he leído hasta la fecha. No obstante y a pesar de que nunca he olvidado aquellas sabias palabras, tampoco nunca las puse en práctica, y es que no debieron convencerme completamente cuando salí huyendo. Pobre ignorante.

Tardé un tiempo en darme cuenta de que no había marcha atrás, que no podía volver tras mis pasos. No tenía ni puñetera idea de dónde me había metido y sin mis guías estaba completamente perdido, así que me dí la vuelta y seguí la senda por la que mis compañeros avanzaban hasta que les di alcance unos cuantos años - no sé cuántos - después.

Me dispuse con buen ánimo a retomar mi camino pero me faltaba fortaleza y no tenía disciplina así que me desalenté pronto y no tardé en abandonar de nuevo mi propósito; casi ni recuerdo mi segundo asalto a los infiernos porque pasó en seguida, duró un momento confuso y no comprendía nada de lo que estaba viendo.

Me llevó años de misantropía, concienciación y entrenamiento reunir las energías necesarias para afrontar un último intento de escapar del agujero. Y en el silencio de la siesta en las calurosas y largas tardes del verano, fui fraguando mi plan, poco a poco, paso a paso hasta encontrar a los poetas que no me habían abandonado y me estaban esperando en la frontera de aquel pozo inmenso, para cruzar al otro lado.

Lo que vi al otro lado no podría yo expresarlo con palabras ni voy a intentarlo cuando ya está hecho y está tan bien hecho, el que quiera peces... que lea la Divina Comedia.

Estaba equivocado respecto a este libro. Me acerqué a él como a un sospechoso, como quien es abordado por un mendigo y lleno de desconfianza y de prejuicios y de miedo le suelta unas monedas para librarse de su incómoda presencia cuando si se parara un rato a hablar con él se daría cuenta de lo mucho que se puede aprender de alguien que ha estado en lo más bajo.

Olvidé por momentos la importancia del nombre que se da a las cosas. Si Dante la llamó Comedia es porque en el fondo es una risa, lo que pasa es que cuesta un poco encontrarle la gracia. 

1 comentario:

  1. Recuerdo el día en que te llevé este libro a casa. Tú andabas postrado en tu sillón de los sueños, de los ratos perdidos y las horas muertas, para algunos, para otros era el lugar del buen gusto por la conversación con mucho hachis. Aquella vez no pudiste hacerlo, como tampoco pudiste con los "Demonios" del gran Fiodor...BRAVISIMO

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