Cacagénesis:


William Saroyan:
"Es sencillamente imposible insultar al género humano sin sonreír al mismo tiempo".







martes, 7 de septiembre de 2010

27 y J

Tejada.F

El camino de tierra lleno de baches y piedras no permite bajar la ventanilla, demasiado polvo. Trayecto corto, solo un par de minutos y ya estoy aparcando a unos cuantos metros del chalet. Mi cabeza, caminando hasta la puerta, es un álbum fotográfico de los primeros noventa.

Baños en la piscina, grandes partidos de waterpolo casero, largas tardes de ciclismo, de contrareloj con cronómetro trucado y ruedas pinchadas, de guerra amateur con pistolas de agua y sobre todo de calentones, mi primer suministrador de porno, de buen porno, grandes calentones.

Nunca en tan pocos metros, me habían venido tanta cantidad de recuerdos.

En pocos segundos, en la entrada. La puerta es oscura, de una sola pieza de chapa negra. Ha cambiado desde la última vez que estuve. Toco el timbre. Ningún resultado. Toco de nuevo. Nada de nada. Espero unos segundos y vuelvo a tocar. Se que están, de hecho estoy seguro que están. Además creo que si supieran que soy yo abrirían, pero no tengo prisa, tengo toda la tarde, por desgracia tengo toda la vida.

Los recuerdos me siguen llevando a jornadas interminables, a sesiones de cromos. Una tarde llegó a mi casa con un sobre en el que apareció Romario, nuestra alegría fue tremenda.

Llevo 5 minutos y la puerta no se mueve, es Agosto, y el Sol pega duro, pero sigo sin prisa y sé que tarde o temprano alguien mirará y me verá. Solo he venido a dar un abrazo, un solo abrazo.

Mis primeros tiros libres los lancé en su viejo aro, en esta misma casa en la que estoy plantado, una canasta delante de la cochera, como mandan los cánones, en la que soñábamos con jugadas e intentábamos imitar el baile elegante del gran Haken Olajuwon y la genialidad absoluta de Magic Johnson, nunca lo conseguíamos, claro. La revista NBA nos la aprendimos de memoria, un artículo sobre el Madison Square Garden me enganchó para siempre a los Knicks de Nueva York. Las tardes pasaban y pasaban rápido y los veranos eran agradables, el inevitable e íntimo Septiembre -Veterano- lo jodía todo. Volvía la rutina y a mi clásica soledad.

Llevo diez minutos en la puerta y creo que he notado algo de movimiento, me he asomado por el cercado, entre los setos, veo que un niño se baña distraído, como si no supiera que ocurre a su alrededor, pero sé que lo sabe, yo de pequeño si lo supe, aunque esa es otra historia.

Por fin se escuchan pasos, he llamado varias veces más, y llega el momento. En esos últimos segundos me atormento por no haber mantenido la relación, por haberle perdido la pista, el corazón me funciona a toda leche. Sudo mucho.

No sé como le iba la vida, no sé si tenía proyectos o pareja, si continuaba amando a los Houston Rockets, o si le seguía llamando la atención el rugby. En todo caso en mi cabeza seguirá siendo el chaval que se lanzaba a la piscina a lo bestia, el que siempre tenía una sonrisa sincera en el rostro. Una persona buena.

La puerta automática comienza a abrirse lentamente. Su madre me recibe desfigurada, al verme se desploma y me lanzo a cogerla, la abrazo y ella me agarra la camisa con las pocas fuerzas que le quedan, permanece un buen rato sujeta a mí. No deja de gritar, buscando respuestas imposibles, ¿por qué lo ha hecho? No tengo contestación, creo que nadie la tiene. Yo menos, para mí era un viejo – o primer- amigo desconocido.

Antes de entrar en la casa, de reojo me fijo en el viejo aro que permanece solitario y oxidado, ya para siempre.

A los 27 como los grandes. Su nombre también empezaba por J.

Para Javi.

4 comentarios:

  1. Hay cosas que no tienen explicación, y no la necesitan. Mientras quede gente que recuerde y escriba siempre merecerá la pena vivir. Muy emotivo.

    PD: Me voy diez días a Italia, estaré fuera pues, a ver si cogemos buen ritmo de nuevo, a cuidarse.

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  2. Jodidamente bueno,a pèsar de conocer la história he tenido que hiperventilar un rato.cosa fina

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  3. Yo no conozco la historia; sin embargo doy fe de mi hiperventilación. He de pensar y pienso que "la vida que alcanza los corazones de los demás, logra vivir para siempre", o como en este caso tornarse en letras.
    Muy bueno. Makeda

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  4. es jodidamente inquietante a lo david lynch, y como en una peli de este pive, ideas inconexas y falta de datos hacen del todo algo incomprensible que paradójicamente refuerza la impresión que causan algunas escenas.

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