-Africano-
Estoy practicando una nueva técnica creativa. Se trata de llenar una palangana de agua y añadirle Vania Oxiaction para, seguidamente, introducir la cabeza y mantenerla sumergida hasta que el producto empiece a hacer reacción. Si resulta, burbujeantes, las ideas, emergerán a la superficie. Si no ocurre esto, estás muerto. Tras probar con levantar bloques de cemento de 40 quilos con el zimborrio y después de añadirles altas descargas eléctricas a mis pezones, la técnica del Vania se ha mostrado como la más eficaz. Y es que ya no sabe uno como excitar el bulbo raquídeo para seguir funcionando. Para que la historia surja, una opción es echarse a andar, trabajar la calle, largos paseos, cruzar plazas y avenidas, con gabardina a poder ser y un sudado pitillo colgando del entrelabio. Resulta que Ceuta, por su extensión y proporciones, no da para paseos que vallan más allá de los 20-30 minutos aminorando sustancialmente el paso. Por lo que hay que realizar una y otra vez el mismo recorrido si se quiere llegar a un pensamiento elevado. En esas, lo más interesante que puede pasar es ver al lotero de turno en la puerta de “La Campana” (pastelería rústica que forma parte de la estructura folklórica local) y a la vuelta, observar que le quedan solo dos números de la niña bonita para finiquitar el décimo. Se me ocurrió que, para darle un toque de color a la gris realidad, debía de interactuar con el medio, trastocar el curso normal de lo cotidiano, mancillar el vademécum de los buenos modales y proclamar así mi victoria sobre la inerte materia. Decidí disfrazarme de payaso, con nariz colorada, zapatos grandes y flor con sistema hidráulico, y me dirigí a la empresa que me había dado de comer esto últimos meses. Hablé con el responsable:
- Vengo a que me den una oportunidad.
- Pero, oiga, que le ocurre a…
- Cálmese, cálmese, mister. Siéntese y escuche con atención. Creo que en esta empresa no han dejado que explote mis cualidades. No han prestado interés a lo que puedo aportar. Si bien no estoy curtido en el arte de la locución, soy bueno en mímica. Mire, mire. –Empiezo a hacer gestos con las manos como si ante mi hubiese un cristal-.
- Mira, chico, creo que esto se está saliendo de…
- No se precipite, tenga paciencia, ¡mire, mire! – Le sonrío mientras avanzo tras del espejo-. ¡Fíjese, fíjese qué sonrisa! No es crear esto un ambiente positivo en la empresa?
- Creo que si usted me dejase salir y hablar con…
- ¡Hablar, hable conmigo! Mire, acérquese, acérquese a la pajarita, así, así. –Un chorrito de agua sale disparado directamente al ojo-. Jajajaja. –Río como un payaso idiota-.
- Pero bueno, esto no es normal, a qué ha venido usted, se ha vuelto…
- Loco. No lo diga. Eso es cruel. No estoy loco. ¿O es que todo el mundo está loco en carnavales? Estamos en carnavales, y el único que no está disfrazado es usted. Vamos, ¿qué dice? ¿Me va a renovar? Vamos, ya ha visto que con mis ganas y mi espíritu emprendedor puedo llevar a esta empresa a cotas que jamás haya conocido.
- Lo, lo estudiaremos.
- Estudiar. Estudia esto gilipollas. –Saco la Browning y le apunto a la mollera-. Qué dices ahora jo puta, me vas a renovar?
- Sí, sí. Sin problema.
- ¿Te ha gustado mi exposición?
- Ha sido maravillosa, maravillosa. Voy a sacar el contrato.
- ¿Dónde firmo? ¿Aquí? –Aprieto el gatillo y sus sesos se desparraman por todo el despacho-.
Me llevaron preso y hasta ahora. Al menos desde mi celda hay conexión Wifi y los miércoles comemos sopa de ganso. Mi vida ha cambiado, ahora los paseos duran diez minutos en un patio de 15 metros cuadrados. Y como comprenderán, solo se me pueden ocurrir cosas como esta.
El caca está alcanzando cotas literarias jamás imaginadas y textos como el último del Señor Casado siguen elevando el listón.
ResponderEliminarEs como siempre quise que fuera, con menos comentarios chorras y más poesía.
En el futuro se impartirán seminarios que estudien esto que digo en las cátedras de letras hispánicas contemporáneas.