-Julio Basurco-
Con el tema de la reforma de la Constitución, tanto en el Congreso como en la prensa y la televisión, se abusa de eufemismos y tecnicismos, lo que no es más que una manera que tienen los poderes económicos y políticos (cada vez son más la misma cosa) de tapar y disfrazar sus viles acciones contra el pueblo llano. El objetivo: que las víctimas de sus atropellos no se vean como tales e incluso estén de acuerdo con sus verdugos, es decir, imponer en la sociedad la "moral del esclavo".
Lo que más se oye de boca de Rubalcaba, Rajoy o Cospedal es la ya clásica frase de "es lo que hay que hacer" y claro, ante tal tajante y argumentadísima afirmación por parte de los dos grandes partidos parece imposible pensar lo contrario. ¿Qué es lo que hay que hacer? Pues lo de siempre: más recortes públicos, menos puestos de trabajo... en definitiva, seguir metiendo mano (o tijeras) a los derechos del ciudadano de a pie. Y lo más gracioso de todo es que habrá afectados que piensen que, efectivamente, "es lo que hay que hacer", que deben ser ellos los que sigan pagando una crisis que no han creado. Al fin y al cabo, la propaganda siempre ha hecho que hasta las víctimas de un sistema acaben defendiendo dicho sistema. Pues desde mi humilde e ignorante opinión, no entiendo que siempre sea lo mismo eso "que hay que hacer" porque, hablando claro, todas las medidas que se toman en relación a la crisis veo que siempre llevan dos invariables puntos en común: perjudicar a los trabajadores- sobre todo a los públicos- y tener contentos a los mercados y los grandes poderes financieros, a fin de cuentas verdaderos mandamases de nuestra "democracia".
Me pregunto si alguna vez alguna de estas reformas tendrá como víctimas a gente como Emilio Botín, la duquesa de Alba o Carmen Lomana. Tal vez si un poco más de sus inabarcables riquezas y de las de gente de su clase fuesen a parar a las arcas del Estado algunas familias más podrían llegar a fin de mes.
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