Compañeros, poetas del futuro:
sed buenos con nosotros;
intentad comprender cómo pudo ser tan duro
este inútil vivir en vaguedad,
este fracaso, al fin debilidad.
Ahorcados nos veis, en vuestros días,
hacia el olvido, ya en bibliografías,
sólo borroso haber tradicional,
huesos al viento en las antologías,
seco polvo de tesis doctoral.
Hermanos, los poetas del mañana:
si queda entonces imaginación,
pensad qué mal negocio es esta vana conciencia
nunca en paz de los que son
poetas de una >.
Diréis:
hechos a lo sublime, de repente
quisieron ser reales, y era tarde.>
Y no sabréis que hoy damos por valiente
al que no es peor cosa que cobarde.
Vosotros no andaréis tan divididos,
queriendo al mismo tiempo estar atentos
al yo en sus más recónditos latidos
y al dolor de los prójimos hambrientos
pisados por los ricos y violentos.
Nacidos en justicia y en cultura,
tal vez seréis voz lúcida y madura
del mundo, y, en hermosa perspectiva,
ya ni recordaréis, desde esa altura,
nuestro torpe tanteo, a la deriva.
Pero si sois benévolos, hermanos,
y encontramos merced en vuestras manos,
por ese corazón os querrán bien
poetas de otros siglos más lejanos:
¡y buena falta os puede hacer también!.
- José María Valverde -
Sé tú mi límite
Tu cuerpo puede
llenar mi vida,
como puede tu risa
volar el muro opaco de la tristeza.
Una sola palabra tuya quiebra
la ciega soledad en mil pedazos.
Si tú acercas tu boca inagotable
hasta la mía, bebo
sin cesar la raíz de mi propia existencia.
Pero tú ignoras cuánto
la cercanía de tu cuerpo
me hace vivir, o cuánto
su distancia me aleja de mí mismo,
me reduce a la sombra.
Tú estás, ligera y encendida,
como una antorcha ardiente
en la mitad del mundo.
No te alejes jamás:
Los hondos movimientos
de tu naturaleza son
mi sola ley.
Reténme.
Sé tú mi límite.
Y yo la imagen
de mí, feliz que tú me has dado.
- José Ángel Valente -
Me basta así
Si yo fuese Dios
y tuviese el secreto,
haría un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir,
con la boca)
y si ese sabor fuese igual al tuyo,
o sea
tu mismo olor,
y tu manera de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
- de esto si estoy seguro:
¡pongo tanta atención cuando te beso!...-
entonces,
si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada.
Ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González,
para quererte tal como te quiero,
para guardar con calma
a que te crees tú misma cada día,
a que sorprendas todas la mañanas
la luz recién nacida con tu propia luz,
y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo,
mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando - luego - callas...
(Escucho tu silencio.
Oigo
constelaciones: existes.
Creo en ti.
Eres.
Me basta.)
- Ángel González -
cuando decia publicar me referia a propia cosecha. Aun así buena selección Mr.Duken. Siempre fino y delicado. Aunque esperamos con ansias nuevas endechas y alejandrinos de tu santa mano (con profunda carga de ironia, estas, mis palabras) Un abrazo
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