-Mónica Mendez-
El sol no sofoca aún,
pero desde mi puesto puedo sentir sus tibios rayos, hoy va a pegar fuerte,
18º a las diez de la matina (mañana).
Como cada mañana la
parte Este de la "Superba" se levanta ante mis
ojos, estúpidos observadores de las creaciones de este mundo;
pero no es sino por
ellos que yo podría ver este explendor urbanístico; ante mí
hileras super pobladas de edificios y palacetes de alturas medias se
iluminan, desde el levante hasta el poniente con los rayos del mismo sol,
se podrían contar por decenas, centenas, miles,
todos de distintos
colores, rosas pastel, verdes, pistacho...si, pistacho.
Superpuestos en
distintas alturas, tomando el abrupto terreno montañoso, te recuerdan que
Genova, la cittá de Cristobal Colón nunca fue pequeña; se pensó la
"Superba" y se situó justo aquí, donde menos
se podía pensar una ciudad, entre el cielo y la montaña, la montaña y
el río, el río y la mar, para que todo navegante del mediterráneo la
pudiese observar...ansiar...desear.
El puerto de todo
marinero, pirata, burgués,la Superba se da a todos, y se entrega al mar.
Los edificios, tan
pegados, con sus soto ventanas de distintos colores te dejan vislumbrar, lo que
un día fue, entre colonias de pescadores el puerto mas importante
del mediterráneo, la cultura mas cultivada, las arcas repletas
de oro...el mar.
Me alegran las noticias que nos llegan de Italia, no me refiero a su prima de riesgo, si no a estas estupendas crónicas genovesas.
ResponderEliminarMaccarroni, el caca no os olvida.