Cacagénesis:


William Saroyan:
"Es sencillamente imposible insultar al género humano sin sonreír al mismo tiempo".







viernes, 29 de abril de 2011

EL AFRICANO SEMANAL: Tomando unas copas a las once de la noche con Diana Krall de fondo



-Africano-

- Finales de los setenta y todo los ochenta, diría que fue su época de esplendor. Había mucho ambiente, con bares maravillosos y aquella discoteca, "El Piper´s" se llamaba, grande y hermosa. Luego, ya entrado los noventa, y ya más decadente, quedo como lugar de reunión de putas y travestis. Los veías allí metiéndose Popper y yéndose, muchachitos jóvenes, con vejestorios sucios y depravados. Con tal de meterla en un agujero se iban con cualquiera. Luego los echaban a patadas de los hoteles o se iban sin pagar... Pero tuvo un gran momento, como todo, ya se sabe...
Es por aquella época, te digo, cuando yo viajaba a Torremolinos con La Marquesa, una señora de cuarenta y tantos. Era doncella de compañía, de alto standing. Trabajaba en el Hotel Ritz en Madrid, y te estoy hablando de los setenta. La hija de puta era toda una profesional. Con su verborrea y su atractivo se llevaba al lego a constructores, ejecutivos... incluso estuvo casada con un diputado. El pobre al tiempo se echó al alcohol y se suicidó, pero esa es otra historia. El caso es que esta, la Marquesa, se quedó prendada de mi y de mis veinte añitos. Por aquella época yo estaba fascinado por Ibiza. Había estado allí dos meses viviendo, me mantenía vendiendo collares y pendientes, en el paseo marítimo, sobre una manta. Así que tuve que volver. Pero la Marquesa, al oir mi historia, quiso ponerme allí una casa, en Ibiza, para que yo pintase mis cuadritos y etc. Mientras, ella vendría ciertas temporadas a visitarme. Por supuesto, me negué. La muy puerca estaba chalada. Pero sabía lo que hacía. La última noche que pasé con ella, al entrar en la habitación del hotel, me encontré con toda la cama llena de petalos de rosa, una botella de Moet Candon, y su enorme cuerpo cubierto por un picardía negro que le transparentaba los pezones. ¡Transparencias! La vieja era un poco fea, pero lo suplía con grandes dosis de elegancia. Te ganaba con su cerebro, no había manera de aburrirse con ella, y si intuía que podía ocurrir, sabía cuál era el momento adecuado para esfumarse. El problema fue que empezó a darme miedo. La tipa venía desde Madrid y de pronto aparecía en la barra de la discoteca donde yo pinchaba. Y allí se tiraba las noches, mirándome, bebiendo y esperando. Un día, mientras la cabalgaba, me dijo que quería tener un hijo mío. Automáticamente me detuve. Decía que quería mi inteligencia artística y no sé que mierdas más. Más tarde empezaron los ataques de celos públicos. Las muchachitas se acercaban a pedirme canciones y a charlar conmigo, yo era el Dj, ya se sabe. Y una noche montó un escándalo. Me abofeteó, totalmente alcoholizada, y claro está, para aquel titán de mujer, con aquel cuerpo deslumbrante, recio, potente como el de una Sofia Loren trasnochada, yo no era rival. Me machacó y me dejó en la puerta de la disco echando litros de sangre por la nariz. No volví a verla más. Pero qué elegancia tenía, hasta repartiendo era capaz de mantener su porte aristocrático. ¡Qué mujer!

- Y tú? No tuviste tus escarceos?

- Claro que los tuve. Yo trabajaba en el Bingo por entonces. Ganaba, ya te digo si ganaba. Las propinas eran de dos mil, tres mil, cinco mil pesetas. Luego estaban los beneficios sobrantes por cartón. Hasta veinte iban para Hacienda y el resto lo repartíamos entre todos los empleados. Luego estaban los borrachos, que no se enteraban de nada. Yo iba mirando por encima de sus hombros, y cuando veía que les iba a tocar, mucho antes de que ocurriese (porque yo era muy buena con los números) me acercaba y se los retiraba con la excusa de que se los iba a cobrar. Y era entonces cuando les deba el cambiazo y le pasaba el cartón a él, cuando venia a verme, para que me cantara el Bingo. Eran grandes años. Una tarde fuimos a acompañar a unos amigos a un concesionario. Nos los encontramos tirados en mitad de la carretera, se habían quedado sin gasolina. Allí, este, vio un mitsubishi Colt, un deportivo precioso que acababa de salir. Al día siguiente le di las llaves y se quedó blanco, como el color del coche.

- Si, eso es cierto, ganaba bastante...

- Pues eso, me eché un noviete. Era director de la Seguridad Social, un hombre muy competente, de Sevilla. Venía todos los días a recogerme a la puerta del Bingo a las dos de la mañana. El pobre se tiraba desde las 9 que salía de trabajar hasta las 2 despierto, solo para ir a buscarme. Me quería, eso era seguro. El caso es que este cabrón, después de cinco o seis meses sin hacerme caso, empezó a ir a verme. Hasta que una noche me lo dijo: "Qué haces con ese gilipollas? Haz lo que quieras, si quieres vete con ese aburrido enchaquetado. Si te vienes conmigo vas a tener una vida interesante y llena de sorpresas... a este cantamañanas le vas a tener que limpiar los calzoncillos hasta que se muera..." Al final salí a la puerta, y allí estaba el otro pobre, esperándome en su coche, y se lo dije... "me voy con él".

-¡El muy cabrón se había echado una navaja en el bolsillo! Se había coscado de que yo iba a verla y por mis pintas pensaba que era un matón o algo así. Me lo dijo ella. Se la echaba todos los días al bolsillo por si acaso... ¡Cobarde! Jajaja. Visto está. Al final yo me llevé a la chica, y hasta hoy. En fín, Mami, ve echándonos los últimos chupitos que mañana tenemos que abrir temprano...

martes, 26 de abril de 2011

BUTACA




LA ETERNA JUVENTUD


Jamás olvidaré el momento en que mi mejor amiga me pasó un misterioso tomo en edición antigua titulado “El retrato de Dorian Gray”. En ese preciso instante mi vida cambió para siempre.

Había leído en una entrevista a Enrique Bunbury que éste había tomado prestado su apellido artístico (porque el nombre es propio) de un personaje de una comedia de un tal Oscar Wilde. Yo no sabía quién era ese pive pero pronto iba a averiguarlo. Resultaba que mi amiga decía tener un ejemplar por él escrito y yo me acerqué a su casa aquella tarde de verano para que me lo prestara. Es una casa antigua y grande. La familia de esta amiga mía, tirando de sabiduría popular, se refugia en casa de la abuela en verano, buscando en los gruesos muros de piedra, el gran portal, el patio trasero y la enorme parra el fresco que todos ansiamos por esas fechas en esta zona.

Recuerdo ese momento como uno de los más mágicos, místicos y misteriosos de mi vida. Mi amiga subiendo por las escaleras del caserón, yo esperando junto a la inmensa puerta en un recibidor en el que se podría dar una conferencia, y de nuevo mi amiga bajando con un enorme tocho entre las manos. Uno de esos libros de pastas gruesas y hojas crema, y ese olor característico de los libros viejos parecido al característico olor de los abuelos, el olor de los abuelos de cada uno, que son los que huelen a amor, no los otros que huelen rancio.

Me pregunto que habría sido de mí de no haber topado con aquel libro. Quién sería yo ahora si esa antigua edición no hubiera caído en mis manos. ¿A qué me dedicaría?, ¿cuáles serían mis aficiones? ¿quiénes mis ídolos?

Ese libro me descubrió un mundo completamente nuevo, un mundo que me encantaba y siempre estaba al alcance de la mano. Un mundo tan interesante, tan atractivo, que a veces he querido irme allá y no volver nunca a éste. Y ser grande y fuerte, ser culto y elegante, seducir a las damas, formar fila en legendarias batallas, viajar a paraísos inhóspitos, vivir odiseas, encuentros, separaciones, crecer y multiplicarme y en definitiva sentirme inmortal. Yo quería ser como Dorian. Ser inmortal. Hasta que vi la película.

NBAcacal: La Hora de los Valientes



-Tejada F.-


Cuando llegan los Playoffs la NBA se pone seria. El tipo del órgano prepara los dedos de manera especial, los aficionados van a la cancha vestidos del color de su equipo, todos igual. El grito sagrado de DE-FEN-SE DE-FEN-SE se hace ensordecedor y la presión en cada posesión es agobiante. Una batalla.
Las leyendas se forjan en los momentos decisivos.

Después de acabada la guerra de secesión americana se realizó una ceremonia para honrar a los caídos. En ese homenaje todos esperaban la intervención de Edward Everett, diplomático de prestigio y definido como el mejor orador de la época. Su speech duró casi tres horas utilizando 13500 palabras. En ese mismo acto Abraham Lincoln solo necesitó trescientas y dos minutos para crear el alma de una Nación... con su histórico discurso de Gettysburg.

En los momentos cumbre, cuando no hay marcha atrás y la bola quema, cuando es anotar o morir y el gladiador que tienes delante está dispuesto a dejarse las pelotas en impedir que logres el objetivo, algunos tipos se crecen. Es el caso de Robert Horry, un alapivot que jugó al lado de grandes estrellas sin serlo, que participaba muchos minutos sin ser titular y asumía la responsabilidad de tirar cuando la hora de los valientes asomaba. Meter o morir. Como la vida misma.

Horry ganó 7 anillos de campeón con 3 equipos distintos, en todos ellos siendo pieza clave desde el banquillo. Aparecía con sus hachazos ganadores cuando el brazo se encoge y el temor a fallar es tan gigante y eterno que algunos prefieren borrarse lo más disimuladamente posible. Todos recordamos a Bebeto –especialista en lanzar penaltis – que llegado el momento más importante de su vida sufrió un problema al quedar los cordones de las botas desatados y no poder ejecutar ese cardiaco chut…

Churchill o los hombres de la Easy en las Ardenas son ejemplos de personas que dan lo mejor de sí cuando el margen de maniobra es escaso y un error la desgracia infinita.

Y es que si el partido llegaba al último instante y solo un triple desesperado aparecía como solución, al bueno de Horry el gesto le cambiaba, nunca se le desataron las botas, Robert sonreía y se preparaba para la gloria.

domingo, 24 de abril de 2011

CELEBRITY de Woody Allen.



-Tony Tower Baobab-


Irregular película del genio Woody Allen, aún así se puede considerar mejor que el 99% del cine que podrían hacer el resto de los mortales. Si te gusta este director habrá momentos en los que reconocerás su impronta como por ejemplo la frase de un productor al ser preguntado en una alfombra roja; "Estoy preparando un musical sobre el Ku Kux Klan cuyo reparto es integramente negro". Pero lo cierto es que en líneas generales la película flojea.
La refexión final es como siempre en el cine de Woody, sencillamente reveladora, sincera, directa y te deja tal cara de tonto como la de aquellos espectadores anonadados en el cine en la última escena, me ahorro comentar por si acaso alguien no la ha visto todavía.
Sobresale, ¡qué digo sobresale! es impresionante la presencia de Wynona, la única tipa junto al novio de la ex del prota que se entera de que va esto de las películas de Woody, que le ponen a la interpretación su puntito de sal necesario. No me gusta especialmente la interpretación del protagonista (Kenneth Branagh), parece estar más afanado en calcar (de mala manera) algunos ademanes del realizador newyorkino, que en llenar la pantalla y lucirse. Y los papeles de este guionista siempre, y subrayo siempre, van a favor del lucimiento del protagonista.
Se agradecen las apariciones de Leo Di Caprio y Charlize Teron, sobretodo Leo clava el papel de tonto famoso, ¿por qué será?. También se ve una inusitadamente lúcida actuación por parte de Melanie Griffith.
Una película que en mi modesta opinión siendo de las peores si no la peor que le he visto al señor Woody Allen(excluimos Cassandra´s Dream por crímenes contra la humanidad), tiene 20 o 30 momentos memorables, y aunque siendo una comedia no hace reir en ningún momento mantiene el tipo por una interesante reflexión final. Otra cosa a su favor es que no es previsible, ni augura final feliz.
Si no has visto nunca una película de este director no te recomiendo que empieces por aquí, pero si te gusta el cine de este hombre no te la pierdas.

LO MEJOR
Charilize, Leo, la moraleja, ¡Wynona!, es guión Allen y eso se nota.

LO PEOR
Blanco y negro innecesario, aburrida por momentos, no sale Woody Allen.

viernes, 22 de abril de 2011

EL AFRICANO SEMANAL: Me meto y me salgo que el agua está muy fria





-Africano-





No quiero confusiones ni malentendidos. Y en estos temas menos. Tomemos distancia. Intentemos mirar las cosas desde un punto de vista que supere la superficie de nuestros sesos y contemplemos. Lo sé, el panorama es desolador. Somos hormiguitas laboriosas y obedientes que contruyen, cavan su propia fosa. Pero entre esas hormiguitas, ajenas a la grandiosidad del cosmos, unos bichitos, unas garrapatas, chupasangres y carroñeras, se entremezclan entre la masiva muchedumbre. PROGRES. Cuando Ortega hablaba de la Rebelión de las Masas no me cabe duda de que se refería a ellos. Más listos que el hambre, diría mi abuela, o la tuya. Pues como el hambre, consumen los cuerpos, disecan, momifican el alma, dejándola con aspecto famélico y pellejoso. Algunos se preguntarán por qué el Africano mete el dedo gordo del pie en la orilla helada de la política y es que tengo que confesar que me ha costado enorme trabajo decirme sobre lo oportuno de meterse en tejemanejes tales. Pero hay cosas que a uno le llegan al alma, por no decir a la concavidad de los cojones, cuando se tocan cosas sagradas. Y es que lo sagrado no ha de ir ligado, necesariamente, a lo religioso.




Intentaré explicar mi mala ostia atendiendo a la Semana Santa, por cercanía temporal. Resulta que se está deciciendo o se ha decidio eliminar lo castrense de la Semana Santa. Y es que, en la Cruzada llevada a cabo por el Gobierno con sus afamadas políticas prohibitivas parecen tener la diana puesta en los usos y costumbres de la tradición. Y es que da que pensar, el por qué o el para qué de elaborados planes huxleyanos a los que estamos siendo sometidos. Lo primordial es eliminar todo vestigio de singularización ya sea del individuo o del colectivo. Parece ser que el objetivo es la tan ansiada alienación total de la población mundial. Y es que cuanto más iguales seamos, más estandarizados estarán los productos que a bajo coste de producción nos podrán vender. Que quiero decir con esto. Pues que por deducción lógica, todas las prohibiciones que a día de hoy estamos sufriendo responden a la misma necesidad: reducir perfiles. Qué gilipollez, se me dirá. Bendita Teoría de la Conspiración, chato. Está bien, llamadme loco, o Romario, lo mismo me da. ¿Qué tiene que ver esto con que lo castrense sea eliminado de la Semana Santa? Pues que, a su pesar, esta, la Semana Santa, no se escapa del bisturí. Se trata de una gran operación de marketing en la que todos los aspectos de la vida han de ser influenciados para que, sino directamente, si indirectamente favorezcan al resutado final. Se trata de que la cirugía se practique en una sala lo más aséptica posible. Lo importante es que el esqueleto se conserve con vida mientras el resto de sus miembros son borrados del mapa. Por lo que el último corte, me imagino, será el eliminar totalmente la Semana Santa por ser contrario a tal (¿?). Así, no es de extrañar que el tema que tocamos también sea víctima del lavado de cara, esto es, el que no quieran que en una celebración religiosa esté involucrado un cuerpo del Estado, pues el Estado no debe ser más afín a unos consumidores que a otros. El Estado, como aparato carente de alma e inteligencia, no puede reflexionar sobre el sentido de las cosas. Su ultraneutralidad le impide tener una opinión acertada del mundo. Para él solo hay ciudadanos, no personas. El ciudadano no fuma, las personas si. El ciudadano no asesina, las personas si. El ciudadano no se droga, las personas sí. El ciudadano no tiene religión, espíritu. Las personas, al menos de momento, sí. Se caracteriza por ser totalmente ajeno a la vida. Ya oigo el tipico progre gritar: ¡¡"Esto es un país LAICO" "Abajo los crucifijos" "fuera los velos, vejan a la mujer"!! Pero ¿qué mierdas pasa?? Por favor, hagamos un ejercicio de reflexión, a quién, en sus sano juicio, le molesta, le ataca, le ofende, le jode, que la Legión cante "el novio de la muerte", que desfile junto a un paso de Semana Santa. Soy ateo y apolítico, un asco vaya, y por dios que me parta un rayo que no soporto un uniforme militar ni policial, y ya no hablemos de uniforme, sino de escuchar hablar a los que los rellenan de sus jodidas batallitas. Pero, maldita sea, cuando era pequeño me sentaba con mi madre en el escalón del portal de mi casa a ver pasar a aquellos enormes, titánicos legionarios, con sus peludos pechos, sus camisas abiertas, sus aterradores tatuajes, su mirada al infinito, sus gorros con borlas. Recuerdo como todos los niños nos poniamos a su altura a imitar los pasos militares, disciplinados y rectos, soñando ser de mayores uno de aquellos valientes soldados. Solo el esperar en aquel escalón, viendolos llegar de lejos, me ponían la piel de gallina. El otro día los vi, ya con menos épica sin duda, pero al verlos desfilar con aquel paso ligero algo me emocionó, me sentí raro al tener sentimientos especiales hacía aquello en un contexto tan ajeno a mi. Pero así es la vida, y así es el mundo, y en tales circunstancias nos pone, trastoca nuestros planes, nuestras ideas fijas, para que reflexionemos profundamente sobre las cosas y así enseñarnos y mostrarnos que no todo es H ni todo es B. Así, a pequeños cortes, van ventilándose todo aquello que les estorba en pos de la neutralidad. Estos PROGRES, estos fanáticos, dementes, fantasmales burócratas, quieren con esto aniquilar todo vestigio del pasado. Quieren que el producto se venda entre una población lo más homogenea posible. Cuanto más nos parezcamos españoles, franceses, italianos, alemanes, británicos, estadounidenses, portugueses... menor será el coste por unidad al tener el perfil del consumidor medio perfectamente estudiado. Y me consta que en los paises mencionados la estrategia va por el mismo camino. Las diferencias cada vez son menores, de eso no hay duda. Y el idiota que crea que eso es bueno apañado va. La diferencia es rica, creativa, abundante, volcánica, multicolor... lo igual gris, esquelético, mecánico, mortuorio. Es por este motivo y no por otro por lo que me meto donde no me llaman. Y es que estoy hasta los mismísimos huevos de que estos prohibicionistas hijos de mala madre, politiquillos del tres al cuarto, dicten a golpe de decreto lo que ellos creen que es bueno o es malo para el hombre o la mujer. Y es que el cáncer son ellos mismos y no lo saben, o sí... Total, paro y me callo, pues de seguir así acabaría hablando como uno de ellos.

A este paso todos nuestros recuerdos serán solo eso, recuerdos. Porque el mundo, por algún motivo oscuro, se avergüenza de su pasado o simplemente este le supone un obstáculo demasiado molesto para conseguir sus fines.
Que digo yo, si no se tratará solo de conseguir su fin.

domingo, 17 de abril de 2011

EL AFRICANO PENINSULAR: La 121



-Africano-


Comencé a redactar la nueva entrega ayer por la mañana y tras una hora lo borré todo. Demasiados datos fríos, pensé. La cosa iba quedando como una vulgar página de revista de viajes o como una road movie de tercera categoría. Imposible recopilar todo lo ocurrido sin correr el riesgo de faltar a la verdad. Relatar la realidad pura y dura implica un sobresfuerzo titánico que conlleva reproducir paisaje, caracteres, diálogos, y demás elementos que compongan el cuadro. Y esto, me habría obligado a llevar una libretita donde ir apuntándolo todo como un auténtico capullo integral. A falta de memoria intelectiva, que me hubiese permitido reproducir con pelos y señales los acontecimientos vividos durante el viaje, recurro a la sensitiva, más voluble pero no por ello menos verdadera. Lo vivido queda en cada uno de nosotros, en sus íntimas sensaciones, en su recuerdo. Por mi parte, solo decir que hacía semanas, por no decir meses, que no me reía. Aunque decir esto sería injusto por mi parte, puesto que no me refiero al reír, simplemente, sino al despolle. A la carcajada. A la risa liberadora que limpia cuerpo y mente. Hay ciertas personas que nos hacen flotar enamorados, otras que nos ponen los pies en la tierra, como pueden ser nuestros padres, y otras que hacen que tus pies logren atravesarla. Estas pocas personas tienen la habilidad de hacerlo sentir a uno entre auténticos hombres, en el sentido más profundo del término. Y es que el contacto con ellos sana de la enfermedad cotidiana y frustante del estar conviviendo continuamente con extraterrestres. A veces, cuando los oigo hablar, pierdo la noción del tiempo, dudo de mi propia inteligencia al presenciar tal derroche de lucidez y superioridad. Con su inteligente humor, no aquel humor pedante, sino un humor que consiste en reirse de uno mismo, en no tomarse jamás en serio, acaban por momentos con toda preocupación, obsesión o tristeza que le embargue a uno. Acaban, con mayúsculas, con la espeluznante Hidra del Miedo. Pienso a veces en como se sucedieron los acontecimientos para que fuesemos a dar en una misma habitación de hotel, la 121 para ser exactos, un lunes noche al borde de la árida costa de Almería, vaciando una botella de Vat 69. Y es que si uno se pone a pensarlo, se trata de pura matemática. Hemos hecho exactamente lo que teníamos que hacer. Ser seres solitarios, tímidos, inquietos, sensibles, en definitiva, buenas personas, y también algo payasos, gambosos, descolocantes, todo aquello que alimenta a la bestia, que la hace estar siempre alerta, no conformándose nunca con la versión oficial de la historia. Todo cuadra. Todo es como debe de ser. Un hotelucho de cuatro malparidas estrellas, a la que la faltaba una, Fabyo, presente en nuestras conversaciones, especialmente en las comeduras de polluza de Tower a su Butaca. Y la incertidumbre del futuro, del desolador futuro, flotando sobre el agua de nuestras consciencias como un mojón en mitad del océano de una noche de verano.

Y aquí paro, no puedo decir más. Podría haber reproducido aquellas largas conversaciones nocturnas o aquellas grandes frases pronunciadas durante toda la semana, auténticas joyas que van disolviéndose en mi paralítica memoria. Quizás, por elegir algo, me quedo con la mirada de Tower al apearme de su coche en Algeciras al regreso del viaje, dramatizando ante el temor de que fuera la última vez que nos fuesemos a ver. Aquella mirada escrutadora de quien radiografía a un muerto para no perder detalle de su última imagen. Yo le diría a Tower algo que tomo prestado del general Patton y que el sabe bien:

"El valor es aguantar el miedo un minuto más"

sábado, 16 de abril de 2011

BUTACA



ESTILO TARANTINO


No todo el mundo que se pone tras la cámara logra crear un lenguaje propio. Tarantino lo ha hecho a base de tacos. Este tío es el más dotado del planeta para soltar un fuck! o un shit! justo en el momento adecuado. Obviamente su genio no se reduce a eso (también elige siempre muy buenos temas) pero esa es su principal virtud.

La primera peli de Quentin que vi fue reservoir dogs y fue la leche. No estaba preparado para eso. Tus padres te prohíben ver porno pero puedes ver una de Quentin que es mucho más fuerte. Recuerdo la tarde que fui a llamar al más tarantiniano de mis colegas y estaba viendo four rooms. La peli estaba a punto de terminar así que me tomé el postre directamente sin aperitivo ni primero ni segundo ni si quiera agua. Un pive se apuesta un deo y lo pierde. Menudo final. Años después vería la película entera y no tiene desperdicio.

Pero si tuviera que quedarme con sólo un instante de todo el cine que se ha hecho hasta ahora, ese momento lo protagonizan Uma Thurman y Travolta a la puerta del lugar que Mía ha escogido para pasar la noche, cuando Vincen le comenta a ella que tiene hambre y ella le contesta:

“Puedes comer ahí dentro, no me seas…” y dibuja con sus dedos en el aire sobre el salpicadero del coche un cuadrado perfecto que se va desplegando como la estela de un cometa tras las manos de la chica.

También me encanta el baile, y Chuck Berry, y cuando tras la cena y mientras él se ralla en el baño ella encuentra la merca de Vincen y se pega un leñazo y la jodida escena de la inyección de adrenalina directa al corazón.

Cuando salió la última de Quentin fui a verla al cine con algunos amigos. A la salida el coche no arrancaba y cuatro tíos fumados tuvimos que empujar el carro por el parking del supermercado hasta que el conductor, no menos colocado, lo puso en marcha, y en marcha nos montamos y nos largamos de allí al más puro estilo Tarantino.

miércoles, 13 de abril de 2011

Grandullón



A F.J. Tejada.


Pum, pum, pum,

El bote del balón contra el suelo.

Chis, chis,

Dejándose la suela en el cemento.

Pak, pak.

Tiro a tablero. Da en el aro y el balón sale disparado.

Bum plas pun.

Uno se eleva y se hace con la bola.

Shuuuh

Lanza,

Zaska,

El más alto le tapona.

Pupupupu

Fuera.

Piii.

Saque de banda,

Chis pum chis pum chis

Una internada

Toma y daca,

Buena jugada,

Plaka!

Alguien machaca la canasta.

Groenlandia presenta: Urbe desta Historia





Mis agradecimientos a Ana Patricia Moya y a Ana Vega.


“El compromiso y la denuncia son dos claves imprescindibles en toda escritura. De poco sirve como nos recuerda el autor, lamentarse de realidades lejanas y terribles como el hambre o el dolor ajeno mientras nos columpiamos cómodamente en nuestro sillón observando la desgracia ajena como una simple pantalla plana que no esconde nada detrás […] Se denuncia aquí la mentira, la hipocresía, el egoísmo, la doble moral y la injusticia que vivimos a cada paso de forma individual y colectiva y la pasividad del ser humano frente a esta situación”.

(Prólogo de Ana Vega)



Links de descarga de Urbe desta Historia:

http://es.scribd.com/doc/52841919/URBE-DESTA-HISTORIA-de-Ruben-Casado-Murcia

http://issuu.com/revistagroenlandia/docs/urbe_desta_historia_de_rub_n_casado_murcia

lunes, 11 de abril de 2011

BUTACA






LA VITA È BELLA


Este tipo sí que es gracioso! Roberto es un tío que puede arrancarte la carcajada en la peor situación. Al igual que mi colega el que decía que los judíos eran malos; con él estaba y con otros amigos cuando vimos Apocalipto y en mitad de la persecución cuando los tíos chungos estaban a punto de alcanzar a Garra Jaguar va y suelta...

“Ahora cuando lo cojan le dirán: no lo vuelvas a hacer más” – zarandeando la mano como una mamá cabreá.

El corazón se me iba a salir del pecho con aquella película y el colega va y suelta la gracia. No lo puede evitar. Este amigo mío es tan gracioso que a veces cuando estoy triste se me viene a la cabeza algo que dijo o hizo y acabo riendo. Me acuerdo el día que se echó al suelo y para deleite de todos hizo el gusano, o el molinillo, porque asegura que él baila break. O cuando prendió fuego a un billete de cinco euros en una preciosa ceremonia antisistema en la que todos los colegas a su alrededor formando un círculo repetían mecánicamente como en trance:

Quema! Quema! Quema!

O el día que se reventó un huevo en la cabeza porque decía que era bueno para el cabello. Es cojonudo este amigo mío. Es como Benigni en esa película en los campos de concentración manteniendo viva la ilusión del niño que cree que todo es un juego. Estas personas hacen que la vida valga la pena porque con ellas te olvidas de la pena. Como el amigo de mi padre que siempre tiene un chiste que contarte y siempre te partes. O la facilidad de mi pequeña para hacerme sonreír.

Me acuerdo de aquella mañana soleada en que uno de mis compañeros de piso se levantó con cuerpo de Góngora y lo primero que hizo fue entrar al salón y poner la escena del examen de las ingles de amanece que no es poco. La tarde que vimos life acuatic desternillándonos en el sofá, o tantos días que vimos cops.

Una noche con mi compi casi nos da un ataque viendo dos tipos duros, una en la que Resines hace de ladrón de medio pelo. Da el perfil.

Pero si algo ha logrado unir a unos individuos en torno a una pantalla, eso fue la emisión de Six Feet Under, a dos metros bajo tierra en español. Jamás se ha sentido tanta devoción por una producción para la televisión como la que mis compañeros y yo compartíamos por esta serie. Estábamos inquietos durante todo el día. Esperábamos ansiosos que llegaran las doce de la noche para ver otro capítulo. Cuando llegaba ese momento, el té servido a su hora, bajaba la iluminación, salía el dichoso chasquido de la HBO, sonaba la melodía y los tres imbéciles sumidos en una especie de trance provocado a lo chamánico danzábamos alrededor de la tele, contentos porque había llegado nuestro momento sagrado.

Qué cosa más bien hecha, madre mía! Nunca antes se vio semejante maravilla en antena.

viernes, 8 de abril de 2011

EL AFRICANO SEMANAL: Autofelación

Ganadores del concurso de relatos de Beatitud. Visiones de la Beat Generation.




RELATOS GANADORES:



-En el 47 de Rubén Casado
-Pull my daisy de Víctor Marchán
-No pintamos nada de Trifón Abad


Permitidme hermanos cacagénicos practicar uno de los deportes más ancestrales de este nuestro blog. No todo los días uno gana algo, y aunque no hay que darle más importancia de la que tiene, da un pequeño subidón saber que a alguien desconocido le ha gustado algo hecho por uno. Para la autoestima viene de perilla, y así inauguramos la vitrina de trofeos del CACA. Por cierto, el premio son 5 libros de la editorial. Fue lo primero que le preguntó mi suegra a mi chica: "Le han dado dinero?" y al saber que no, estas bellísimas palabras: "Que han participao, dos personas?

La amo, y a vosotros también

Aquí os dejo el microrelato con el que participé:


EN EL 47

Me encontraba en algún punto de la carretera que cruza North Platte. Estaba en la cuneta, dedo en alto, cuando una camioneta frenó violentamente y se detuvo a mi altura. Un grupo de hombres se hacinaban en la parte trasera del vehículo, vistos solo por la luz tintineante de sus sucios ojos. Me hice sitio y enseguida me pasaron una botella. La noche era clara y gigantesca. Di un trago y ofrecí el vidrio al tipo que estaba frente a mí. Tuve que llamarle la atención un par de veces. Parecía estar teniendo una visión, por lo concentrado que andaba en el paisaje. Su cara resplandecía, serena, como si de un momento a otro fuese a romper a llorar de emoción. Le pregunté cómo se llamaba. Jack, dijo. ¿Y a dónde vas, Jack? A Denver. Ohh a Denver, pensé. Así transcurrió el viaje, trago sobre trago, en silencio, solo roto de cuando en cuando por una tonadilla sureña cantada a capella por algún jornalero ebrio. Cuando ya despuntaba la mañana me apeé en mi destino, junto a otros que iban a trabajar las mismas tierras. El resto de la diligencia siguió adelante, con Jack acurrucado en la trasera mirando con fascinación el espectacular crepúsculo del Estado de Wyoming. Años más tarde lo vi en televisión, en una entrevista, visiblemente ebrio. Era él, sin duda, los mismos ojos, la misma mirada inteligente, el mismo semblante, pero más triste que entonces. ¡Ese es Jack! Le dije a mi hijo. Si papá, Sal Paradise. ¿Qué Sal Paradise? ¡Jack, Jack! Viajé con él. ¡Qué viajaste con Jack Kerouac! ¿Cuándo? En el 47, en el camino.

LA FANZINE Nº 6: El tiempo

Link de descarga de La Fanzine nº 6 en formato PDF: http://issuu.com/lafanzine/docs/lafanzine_006_ibook#download

jueves, 7 de abril de 2011

RESEÑA: Rebelión en la Granja; de George Orwell

Mi chica me lo regaló hace 2 años, si no me lo leía a la voz de ya corría el riesgo de que me cortara las pelotas. Así que en un par de tardes he cumplido. No tenía ganas de echarle mano porque, entre otras cosas, incoscientemente me quería autoconvencer de que el haber visto "Rebelión en la Granja" con sus muñecos de plastilina era suficiente. Nada que ver, claro está. Cruda sátira sobre las dictaduras totalitaristas, más en concreto, la estalinista, y la chupada de miembro-rojo a la que media Gran Bretaña estaba aficionada. Alerta Orwell de la gran mentira que se escondía tras estos regímenes y del peligro que corrían los estados "democráticos" de seguirles el juego. Lo más interesante a mi entender es el prólogo escrito por el propio Orwell sobre La libertad de Prensa, y como la sociedad anglosajona practicaba el mutis voluntario y, más concretamente, sus intelectuales y periodistas, que debían ser los encargados de poner la voz en grito sobre la barbarie comunista. Si te interesa el tema, leelo, si no, ve la pelicula que es más graciosa.

miércoles, 6 de abril de 2011

LA VIOLENTA POESÍA de Sam Peckinpah



-Africano-

-"Le enseñaré como lucha un oficial prusiano.
-Yo le enseñaré donde crecen las cruces de hierro.”

(Diálogo final de la película “La cruz de hierro”)


El primer film que vi de Sam Peckinpah fue “Pat Garrett and Billy the Kid”. Ni que decir tiene que yo no tenía ni la más mínima idea de quién era el tal. Pero, ante todo, recuerdo que me gustó. La película en sí era rezonglona, algo pesada de llevar, por el tono de voz de los personajes, por aquellos diálogos cortantes a lo tipo duro y aquella arena del desierto que parecía entrarle a uno, desde la pantalla del televisor, directamente a la boca. Pero tenía algo especial. Situación ridícula la que viví mientras la visionaba, y era que no tenía muy claro si la película era actual o más bien pertenecía al western clásico. Mi total ignorancia tanto del western de hoy como del de ayer, hizo que me hiciera la picha un lío. Y este efecto se producía en mí gracias a la buena mano del bueno de Sam, Bloody Sam (Sam el sanguinario) apodo con el que la crítica americana le apodó, para crear un efecto de absoluta modernidad que resiste el paso del tiempo. Hace no mucho, leyendo un poema que hacía referencia a una película, “Grupo Salvaje”, y debido a la admiración que profeso por dicho bate, busqué el título en Google por si la sinopsis decía algo interesante que invitara a bajarla ilegalmente. Y ¡bualaá!, ahí estaba otra vez Sam, y otra vez sus chicos malos. No lo dudé. La vi a la una del mediodía, con los ojos aún pegados y un tazón de Cola Cao. Me quedé maravillado. Leí que a este tipo le habían dado pomada en los 70 por lo explícito que se mostraba con la violencia, como si su pasión fuera la de ser apologeta de la ostia y el oro rojo. Y es que si se pretende clasificar a Sam como director de películas a lo Bud Spencer (que dime tu a mí a qué incitaban aquellas películas, sino a dar una leche al inocente que más cerca tuviésemos mientras la veíamos a las cuatro de la tarde en Canal Sur) digo, que si se pretende encasillar a Bloody Sam en esta categoría, es que no se tiene desarrollado lo bastante el nervio del gusto. Porque su violencia, y esto no es un eufemismo, es bella. Rezuma lirismo. Su ritmo cansino estalla al iniciarse una jarana, perfectamente contrarrestado con sus maravillosos ralentís, nada que ver con las mierdosas cámaras lentas de Matrix. Su excelente realismo (excepto alguna cantosa mancha de tomate en la camisa de los personajes en algún que otro primer plano) hacen de sus escenas de máxima violencia auténticos ejercicios catárquicos. Porque cuando ya no quedan balas uno se queda sosegado, vacío de ira y lleno de placer. Otro apartado son sus diálogos, escasos pero contundentes: “-Dio su palabra a un (/a compañía de) ferrocarril… -¡Era su palabra! – Eso no importa, lo que cuenta es a quién se le da”. Y lo que vino a confirmarse al ver días después, misma hora mismo ColaCao, “La cruz de hierro”, ambientada en la 2º Guerra Mundial, de la que dijera Orson Wells que era la mejor película antibélica que había visto, la cual mantenía el mismo estilo a la hora de abordar las escenas de acción, la misma parquedad en los diálogos y, cosa crucial y transversal en las tres películas, protagonistas bastante maduros y experimentados, que ven como los tiempos y el mundo que ellos conocieron va desapareciendo. Estos personajes tienen gran fuerza, determinación y capacidad de liderazgo, y, sobre todo, grandes sentimientos bajo una máscara endurecida, lo que denota la gran profundidad psicológica de la que dotaba a estos. Como curiosidad, he de decir que el prota de “La cruz de hierro”, el sargento Steiner, soldado alemán, perfectamente podría pasar por aquellos forajidos alcohólicos que cruzaban la fontera de USA con México en la mencionada “Grupo Salvaje”. Y no es casualidad, pues vemos al mismo actor, James Coburn, en la primera película mencionada haciendo de perseguidor de Billy el Niño. Estos personajes parecían reflejar una obsesión de Sam Peckinpah, aquellos hombres que ya no tienen nada que perder, que no saben hacer otra cosa más que luchar contra las adversidades sobre los lomos de un orgulloso código de honor, que hace que el hombre no parezca tan mezquino en medio de tanta barbarie. Quizás fuera una forma de redimirse, tal vez fuera un hombre lleno de ira pero bueno, víctima de su propia naturaleza primitiva e inteligente. No lo sé, la verdad. Me gustan sus películas y las seguiré viendo. Tengo en la recámara “Quiero la cabeza de Alfredo García” y “Duelo en la Alta Sierra”, que seguro que no me van a decepcionar. Sam murió a causa de graves problemas de salud que arrastraba por su adicción al alcohol y a la coca, a la temprana edad de 59 años. Más o menos la de sus legendarios personajes. Según dicen, sus últimas películas son más bien tirando a mediocres, en comparación con las que dirigió en sus años de mayor esplendor. Eso aún tampoco lo sé. Lo que sé es que el padre del western crepuscular me ha arrancado, con su característica violencia, el corazón.

martes, 5 de abril de 2011

NBAcacal: Ray “Jesús” Allen



-Tejada F.-


(Desde el pasado febrero Ray Allen es el máximo anotador de triples en la historia de la NBA)


Ray Allen es posiblemente uno de los jugadores con más talento en la historia reciente de la NBA. Tiene un tiro en suspensión casi perfecto y una plasticidad es sus movimientos que lo hacen uno de los mejores lanzadores de la historia, suave y elegante, un asesino con silenciador y gabardina. Allen cuajó casi toda su carrera en Milwaukee, ciudad natal de William Harley y Arthur Davidson, creadores de la moto más famosa de la carretera. Después se marchó a la dura y lluviosa Seattle, cuna del Grounch: Nirvana y Pearl Jam sólo son un par de ejemplos de la fertilidad musical de esa ciudad. Para entrar en más profundidades recomiendo consultar a Noé. El caso es que la carrera de Ray parecía la típica de jugador de gran clase resignado a no lograr el éxito, condenado a equipos segundones. Hasta que en el verano de 2007, ya pasada la treintena, fue traspasado a los legendarios Boston Celtics donde logró su primer anillo de campeón, fue su gran sueño cumplido aunque el respeto de toda la afición ya lo tenía. Bastante antes de todo esto otro grande llamó a su puerta. Spike Lee le ofreció protagonizar junto con Denzel Washington una película, He got Game su título. Allen (Jesús en la cinta) interpreta a un joven baloncestista talentoso a las puertas de entrar en la universidad mientras lucha por reconciliarse con su complejo padre. Lo sorprendente de todo (aparte del afro de Denzel) es la calidad interpretativa de Ray, demostró que también tiene un talento innato ante la cámara, creíble y natural. Siempre solvente. El film es uno de los más sólidos de Spike, ya que a una atmósfera callejera muy cuidada suma un guión completo, con matices, que sabe reflejar ese complicado mundo de las futuras estrellas del deporte profesional, critico con un entorno dispuesto a todo para “manipular” al prometedor chico. Su padre lo presiona para que acepte entrar en el equipo de una determinada universidad a cambio de la reducción de su condena, casi nada. Baloncesto y cine han vivido un discreto idilio, títulos como Basket Music (la recomiendo a Fabyo especialmente) Ganar de cualquier manera, Hoosiers (otra de las pata negra) Coach Carter o Space Jam son una pequeña muestra. Muchos jugadores han aparecido en estas y otras películas, pero ninguno como Ray, el chico educado, el tirador implacable, el yerno que toda señora querría para su hija, el sobrio jugador que llegó a tiempo a la llamada de la gloria. Una gloria que Jesús buscaba a pesar de un entorno interesado y feroz.

lunes, 4 de abril de 2011

CIERTAMENTE DISCREPO


Discrepo cuando se tiende a asociar derecha (como opción política) y fascismo. Ciertamente ha habido, sigue habiendo y siempre habrá grandes fascistas a un lado y otro del hemiciclo pero en este país se suele relacionar a los facinerosos con el ala diestra olvidando que en la siniestra se han sentado muchos de los más grandes fachas del planeta. Sin ir más lejos, nuestro Presidente del Gobierno, esconde a un fascista en potencia tras la máscara (ajada ya) de la complaciente sonrisa y el talante. Son numerosos los ejemplos de esto que digo en el panorama político internacional, principalmente latinoamericano, sin olvidarnos de que China o Rusia, las más vastas extensiones fascistas, la Alemania nazi y Adolfo, el fascista por antonomasia, eran de izquierdas.

Decididamente discrepo cuando se identifica a la Iglesia con la represión y los abusos. Todos los días paso por la parroquia de mi barrio a la hora de la entrada y la salida del colegio. Veo padres que llevan tranquilamente a sus niños allí a estudiar por la mañana temprano y veo salir a los críos alegremente a la hora de comer. Los niños salen riendo y jugando. No parecen ser víctimas de ningún mal trato. No digo que esto no pase. Telecinco siempre tiene un caso. Pero estoy seguro de que por cada niño que haya sido objeto de abuso en el seno de la Iglesia, miles han sido bien tratados y educados, y por cada cura sinvergüenza se pueden encontrar cien hombres honestos, honrados y buenos al servicio de Dios. Junto a los padres con los niños, todos los días se acercan a la parroquia parados e inmigrantes que reciben ropa y comida. En el comedor de San Juan de Dios preparan a diario el almuerzo para los yonkis y desgraciados a los que el resto de la sociedad ignora, en el mejor de los casos. Y a pesar de Cáritas, las misiones, los voluntarios, los miles de frentes que la Iglesia tiene abiertos en los países desfavorecidos se la sigue asociando a la Inquisición y las cruzadas.

Desconozco el número de indígenas que cayeron a manos de los españoles tras el descubrimiento de América e ignoro el oro que nuestros compatriotas se llevaron. Lo que sé es que aquí por entonces se pasaba más hambre que un grillo en una lata y del genocidio y el expolio el pueblo español poco supo o nada. Espero que los bastardos que lo llevaron a cabo sigan ardiendo en el infierno, pero discrepo encarecidamente cuando se identifica a España con el vapuleo de Hispanoamérica. Aquí, como en casi todos lados, hemos sido invadidos y conquistados unas cuantas veces y nunca he oído quejarse al español de a pie de las vidas que se cobró Roma o del trigo que se llevaron. Muy al contrario aprendimos su idioma, acatamos sus leyes y agachamos la cabeza como le toca hacer a un pueblo cuando está en el punto de mira de una nación más poderosa, a excepción de la muy honorable y desaparecida Numancia.

Normalmente discrepo cuando se tacha a la juventud de perezosa, holgazana, corrompida o pervertida. Cualquiera con veintitantos se considera ya lo suficientemente maduro y en posición de criticar a los chavales, sus aficiones, sus gustos, y todo lo que tenga que ver con ellos. Dicen que los jóvenes no quieren trabajar, ni estudiar pero ninguna generación anterior ha estudiado tanto y pocos han sido los que hasta ahora han llevado adelante estudios y trabajo al mismo tiempo. Dicen que ellos en sus tiempos luchaban por algo, tenían principios. Efectivamente ellos se reunieron todos en sus hogares respectivos para ver como el dictador agonizaba en blanco y negro y respiraron aliviados al unísono cuando por fin murió. Lo que más les molesta a esta gente es ver a los jóvenes divertirse. Si ven a un chaval por la calle cantando o bailando y riendo es porque se habrá drogado. Si es un grupo a saber qué clase de orgía están tramando. Y si lo que se encuentran es un botellón entonces este acontecimiento toma en el cerebro arrugado del cuarentón dimensiones apocalípticas que hacen comparable el evento a una versión posmoderna de Sodoma y Gomorra.

Discrepo con todas mis fuerzas con los que al cruzarse con alguien que les pide una moneda mienten descaradamente diciendo no tener nada suelto y después cuando el peligro ha pasado y el mendigo se aleja te sueltan el rollo ese de que hagan algo, que trabajen, como si el yonki o el rumano tuvieran otra alternativa a poner la mano. Si el joven de buena familia con carrera, idiomas y posgrado no encuentra trabajo, qué trabajo va a encontrar alguien que echa peste y al que le faltan varios dientes. Si no dicen, que se vayan a su país, como si esa gente tuviera algún sitio a donde ir.

Siempre discrepo con los entendidos del arte para los que cualquier obra que no dice casi nada es muy sugerente, o algo repulsivo y asqueroso es transgresor, o califican como subversivo lo que es simplemente intolerable.

Cuando el tipo de ciudad llama paleto al de campo, como si las gentes de pueblo fueran rudos incultos o huraños discrepo por la parte que me toca y pienso que hay más sabiduría y saber estar en uno de los ancianos de mi pueblo que en toda la ciudad de Nueva York.

Discrepo cuando la típica feminista hace el típico comentario de lo absurdo que le parece ver a once tíos en calzones corriendo tras una pelota, porque el fútbol es el mayor espectáculo del mundo, además de un deporte fantástico.

Discrepo con los anarcas que critican el sistema y con los burgueses que lo defienden. Con los que defienden las tecnologías como el futuro que son, con los que creen que la ciencia lo sabe todo, con los pedantes que hablan como si fueran ellos quienes todo lo saben, con los que no opinan y los que no dejan que opine nadie, con los abstemios y los vegetarianos, con los que defienden la pena de muerte, y los que la merecen. Ciertamente Discrepo.

sábado, 2 de abril de 2011

BUTACA





LA PASIÓN


La cuestión de la peli preferida, la peli favorita, es una cuestión controvertida. En los rankings que circulan por ahí siempre aparece Ciudadano Kane en lo más alto del pódium. No sé, está bien, pero no es para tanto, creo yo. Mi profesor de ética en el bachillerato nos habló de aquella película y creó tal expectación en mí, que cuando pasados x años la vi, me quedé un poco decepcionado. No me pregunten por qué.

Woody Allen dice que la suya es Luces de Ciudad de Chaplin, que le encanta el humor tierno del genio mudo, y posiblemente busca siempre hacer algo parecido en sus pelis, que por cierto me encantan. Hay al menos dos o tres pelis de este tío que bien podrían ocupar el primer puesto en mi particular escalafón cinematográfico. Sin embargo ese puesto hay que ganárselo, y sobre todo, como bien diría un raper, lo difícil no es llegar, lo chungo es mantenerse.

Mi primera peli preferida fue Pactar con el Diablo. En qué mala hora la vi, seducido por Pacino, y por Ally McBeal me vi estudiando derecho sin saber muy bien porqué. En menudo lío me he metido pensé al cabo, y por pocas salgo.

Decía Sthendal que leía todos los días un capítulo del Código Civil francés, el Code Napoleon, porque en las leyes encontraba inspiración en su obstinada búsqueda del lenguaje preciso; sin embargo todos estos años estudiando derecho más que tino en el uso de las palabras me han proporcionado cierta cultura literaria y cinematográfica, y digo cierta, que no es mucha ni poca, es la que hay.

El uso de las palabras lo manejaba como pocos Aristarain cuando rodó Martin Hache que se convirtió en mi favorita desde el primer momento que la vi. Luego Win Wenders dio una vuelta de tuerca más al texto, introduciendo - de manera primorosa a mi entender - la poesía en un guión, y Cielo sobre Berlin, acertada traducción al español del título original Wings of Desire, se convirtió en mi obra cumbre del celuloide.

Sólo había un hombre capaz de desbancar a Wenders. Recordáis al colega que decía que los judíos eran malos?, pues precisamente con él fui al cine a ver La pasión de Cristo según Mel Gibson. Fumamos un pitillo para hacer tiempo antes de entrar a la sala, en la puerta de un hipermercado. Inconscientemente nos estábamos preparando para el linchamiento. Qué dureza de película. Ahí descubrí al verdadero Mel. Le había visto en Arma Letal, que no es santo de mi devoción, pero en la que rodaba una magnífica escena al borde del suicidio con una pipa en la boca. Le vi en Braveheart luchando hasta el final contra la opresión y la injusticia. Le vi en las noticias detenido por conducir borracho. Pero no lo reconocí hasta que se puso tras la cámara. Qué cabronazo!

Con la Pasión la lió parda pero la cima la alcanza en Apocalipto. Es trepidante. Esa película me sobrecoge desde que empieza hasta que acaba, dura más de dos horas y la he visto más de tres veces. Nunca decae. Es la hostia!

viernes, 1 de abril de 2011

EL AFRICANO SEMANAL: Cerebro entre mis dedos



-Africano-


Estoy practicando una nueva técnica creativa. Se trata de llenar una palangana de agua y añadirle Vania Oxiaction para, seguidamente, introducir la cabeza y mantenerla sumergida hasta que el producto empiece a hacer reacción. Si resulta, burbujeantes, las ideas, emergerán a la superficie. Si no ocurre esto, estás muerto. Tras probar con levantar bloques de cemento de 40 quilos con el zimborrio y después de añadirles altas descargas eléctricas a mis pezones, la técnica del Vania se ha mostrado como la más eficaz. Y es que ya no sabe uno como excitar el bulbo raquídeo para seguir funcionando. Para que la historia surja, una opción es echarse a andar, trabajar la calle, largos paseos, cruzar plazas y avenidas, con gabardina a poder ser y un sudado pitillo colgando del entrelabio. Resulta que Ceuta, por su extensión y proporciones, no da para paseos que vallan más allá de los 20-30 minutos aminorando sustancialmente el paso. Por lo que hay que realizar una y otra vez el mismo recorrido si se quiere llegar a un pensamiento elevado. En esas, lo más interesante que puede pasar es ver al lotero de turno en la puerta de “La Campana” (pastelería rústica que forma parte de la estructura folklórica local) y a la vuelta, observar que le quedan solo dos números de la niña bonita para finiquitar el décimo. Se me ocurrió que, para darle un toque de color a la gris realidad, debía de interactuar con el medio, trastocar el curso normal de lo cotidiano, mancillar el vademécum de los buenos modales y proclamar así mi victoria sobre la inerte materia. Decidí disfrazarme de payaso, con nariz colorada, zapatos grandes y flor con sistema hidráulico, y me dirigí a la empresa que me había dado de comer esto últimos meses. Hablé con el responsable:


- Vengo a que me den una oportunidad.

- Pero, oiga, que le ocurre a…

- Cálmese, cálmese, mister. Siéntese y escuche con atención. Creo que en esta empresa no han dejado que explote mis cualidades. No han prestado interés a lo que puedo aportar. Si bien no estoy curtido en el arte de la locución, soy bueno en mímica. Mire, mire. –Empiezo a hacer gestos con las manos como si ante mi hubiese un cristal-.

- Mira, chico, creo que esto se está saliendo de…

- No se precipite, tenga paciencia, ¡mire, mire! – Le sonrío mientras avanzo tras del espejo-. ¡Fíjese, fíjese qué sonrisa! No es crear esto un ambiente positivo en la empresa?

- Creo que si usted me dejase salir y hablar con…

- ¡Hablar, hable conmigo! Mire, acérquese, acérquese a la pajarita, así, así. –Un chorrito de agua sale disparado directamente al ojo-. Jajajaja. –Río como un payaso idiota-.

- Pero bueno, esto no es normal, a qué ha venido usted, se ha vuelto…

- Loco. No lo diga. Eso es cruel. No estoy loco. ¿O es que todo el mundo está loco en carnavales? Estamos en carnavales, y el único que no está disfrazado es usted. Vamos, ¿qué dice? ¿Me va a renovar? Vamos, ya ha visto que con mis ganas y mi espíritu emprendedor puedo llevar a esta empresa a cotas que jamás haya conocido.

- Lo, lo estudiaremos.

- Estudiar. Estudia esto gilipollas. –Saco la Browning y le apunto a la mollera-. Qué dices ahora jo puta, me vas a renovar?

- Sí, sí. Sin problema.

- ¿Te ha gustado mi exposición?

- Ha sido maravillosa, maravillosa. Voy a sacar el contrato.

- ¿Dónde firmo? ¿Aquí? –Aprieto el gatillo y sus sesos se desparraman por todo el despacho-.


Me llevaron preso y hasta ahora. Al menos desde mi celda hay conexión Wifi y los miércoles comemos sopa de ganso. Mi vida ha cambiado, ahora los paseos duran diez minutos en un patio de 15 metros cuadrados. Y como comprenderán, solo se me pueden ocurrir cosas como esta.